La Reserva Federal de Estados Unidos afianzó su lucha contra la inflación el miércoles al aumentar la tasa de interés referencial en un cuarto punto, a entre 5% y 5,25%, su mayor nivel en 16 años. Pero al mismo tiempo, señaló que ahora podría hacer una pausa en su campaña de ajuste más agresiva desde la década de 1980, que ha restringido el crédito para negocios y consumidores.
En una declaración después de su reunión, el banco central estadounidense dijo que si bien el sistema bancario está “sano y resiliente”, la turbulencia en el sector podría inhibir los préstamos, el gasto y el crecimiento. Reiteró que el impacto de una reducción de los créditos bancarios “sigue siendo incierto”.
“El comité seguirá de cerca la información entrante y evaluará las implicaciones para la política monetaria”, dijo el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) en un comunicado. Omitió una línea de su comunicado anterior de marzo que decía que el comité “anticipa que podría ser apropiado un endurecimiento adicional de la política”.
“Es probable que las condiciones crediticias más estrictas para los hogares y las empresas pesen sobre la actividad económica, la contratación y la inflación”, dijo el comunicado del FOMC. “El alcance de estos efectos sigue siendo incierto. El comité permanece muy atento a los riesgos de inflación”.
Sinn embargo, en una conferencia de prensa posterior, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, negó que las subidas de intereses vayan a pausarse por los sucesos acontecidos en las últimas semanas en el sistema bancario del país. “La decisión de una pausa no ha sido tomada hoy”, apuntó Powell en una rueda de prensa posterior a conocerse una nueva subida de los intereses, de un cuarto de punto.
La decisión de la Fed se da en un contexto sensible. Por un lado, la turbulencia en el sector bancario y la pugna política por el tope de la deuda estadounidense podrían debilitar la economía si los bancos restringen el crédito y los mercados financieros se derrumban ante la posibilidad de que la nación caiga en default. Por estas razones, algunos inversores creen que no sería aconsejable no seguir aumentando las tasas, al menos por ahora.
Pero por otro lado la inflación, aunque está cediendo, sigue por encima de la meta del 2% anual, por lo cual el banco central estadounidense podría verse obligado a seguir incrementando las tasas para inhibir más el crédito y los aumentos de precios. Ello podría acrecentar la posibilidad de una recesión.
El debate podría provocar divisiones entre los funcionarios de la institución, que el miércoles probablemente aumentarán la tasa referencial a 5,1%, su mayor nivel en 16 años. La gran duda es si la Fed también dará indicios de que está dispuesta a hacer una pausa —a menos que haya un repunte de la inflación— y mantendrá sin cambios la tasa para el resto de 2023 mientras evalúa su progreso en la lucha antiinflacionaria.
“Obviamente hay cierta división (entre los funcionarios de la Fed), lo cual es razonable, dado que no sabemos cuál es la situación y hay estas circunstancias en dirección contraria”, estimó Diane Swonk, economista de KMPG.
Austan Goolsbee, presidente del Banco Federal de Chicago, citó el mes pasado la turbulencia en el sector bancario y la posibilidad de que muchos bancos limiten el crédito para negocios y consumidores, como una posible razón para que el banco central desista esta semana de aplicar otro aumento de las tasas.
(Con información de AP y Bloomberg)
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