Un proyecto de ley que prohibiría a las escuelas y universidades financiadas por el estado permitir que los atletas trans cuyo sexo biológico asignado al nacer fuera masculino compitieran en equipos femeninos fue aprobado este jueves por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, de mayoría republicana.
Éste es el más reciente esfuerzo de los conservadores a nivel nacional para restringir los derechos de las personas transgénero y fue aprobado en una votación de 219 a 203. Sin embargo, es muy poco probable que avance más: el Senado es liderado por los demócratas, que no apoyarán este proyecto, y la Casa Blanca ya había aclarado anteriormente que el presidente, Joe Biden, la vetaría en el caso de que llegue a su escritorio.
Alrededor de 300.000 niños en EEUU se identifican como transgénero. Según un recuento de Movement Advancement Project, 21 estados han promulgado leyes para prohibir que los atletas trans participen en deportes alineados con su identidad de género.
Las mujeres y niñas trans se enfrentan a la discriminación y la violencia que les dificulta incluso permanecer en la escuela, según afirma la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés). Según la Encuesta Trans de EEUU, el 22% de las mujeres trans que eran percibidas como trans en la escuela fueron acosadas de tal manera que tuvieron que dejar la escuela por ello. Otro 10% fue expulsado.
Lo cierto es que la idea de que las mujeres y las niñas tienen una ventaja por ser trans ignora las condiciones reales de sus vidas, ya que los atletas trans varían en capacidad atlética al igual que los atletas cisgénero.
Como dijo a ACLU el doctor Joshua D. Safer, “la composición genética y la anatomía reproductiva interna y externa de una persona no son indicadores útiles del rendimiento deportivo. Para una mujer atleta trans que cumple con los estándares de la NCAA (la National Collegiate Athletic Association) no hay una razón inherente por la cual sus características fisiológicas relacionadas con el rendimiento atlético deban tratarse de manera diferente a las características fisiológicas de una mujer no transgénero”.
La participación de los atletas trans dentro de los deportes de la NCAA ha sido un tema muy debatido en los últimos años, y en 2022 la asociación actualizó su política para la participación transgénero para que coincida con la política determinada por el organismo rector nacional del deporte o la federación internacional del deporte. Anteriormente, la NCAA pidió un año de tratamiento de supresión de testosterona para mujeres trans.
Según Adkins, “cuando una escuela o una organización atlética les niega a los estudiantes transgénero la capacidad de participar equitativamente en el atletismo porque son transgénero, eso aprueba, refuerza y afirma el estatus social de los estudiantes transgénero como extraños o inadaptados que merecen la hostilidad que experimenta de los compañeros”.
Los conservadores que apoyan esta legislación, conocida como Ley de Protección de Mujeres y Niñas en los Deportes, dicen que es necesaria para garantizar la equidad competitiva, y dicen que buscan ayudar a las atletas femeninas en desventaja. En cambio, los opositores al proyecto lo criticario por excluir a un grupo ya de por sí vulnerable.
Además, este proyecto -que define el sexo como “basado únicamente en la biología reproductiva y la genética de una persona al nacer”- busca enmendar una histórica legislación de derechos civiles aprobada hace más de 50 años. La medida enmendaría el Título IX, la ley federal de derechos civiles que prohíbe la discriminación basada en el sexo en los ámbitos educativos.
El representante Greg Steube defiende este proyecto destacando el caso de Lia Thomas, una atleta trans que se unió al equipo de natación femenino de la Universidad de Pensilvania y que salió primera en el campeonato femenino de estilo libre de 500 metros de la NCAA en 2022.
Pero para la representante Pramila Jayapal, demócrata por Washington y con una hija transgénero, los republicanos están usando a los niños transgénero como chivos expiatorios: “Estos proyectos de ley les dicen a algunos de los niños más vulnerables de nuestro país que no pertenecen. Qué vergüenza”.
Por su parte, Nancy Pelosi dijo que era un “insulto” a los objetivos de equidad e inclusión de los legisladores que aprobaron la legislación del Título IX en 1972, que brindaba a las mujeres las mismas oportunidades deportivas que a los hombres en el colegio.
La Casa Blanca dijo esta semana que “los políticos no deberían dictar un requisito único que obligue a los entrenadores a sacar a los niños de sus equipos”.
“Una prohibición nacional que no tenga en cuenta la competitividad o el nivel de grado “se dirige a las personas por lo que son y, por lo tanto, es discriminatoria”.
El gobierno de Biden presentó una propuesta que evitaría que cualquier escuela o universidad que reciba dinero federal imponga una política de “talla única” que prohíba categóricamente a los estudiantes trans jugar en equipos deportivos consistentes con su identidad de género.
Sin embargo, esa propuesta también ha sido criticada por algunos defensores LGBTQ+, ya que dicen que proporciona pautas para que las escuelas prohíban legalmente a los atletas transgénero de los deportes, al no prohibir que las escuelas adopten reglas que limiten la participación atlética en función de un conjunto de “criterios de elegibilidad” relacionados con el sexo.
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