A pedido del gobernador de Florida Ron DeSantis, la Junta de Educación de este estado aprobó este miércoles prohibir que se enseñe en las aulas sobre orientación sexual e identidad de género en todos los grados de la educación primaria y secundaria. Esta nueva expansión de la ley a la que los críticos han bautizado con éxito “Don’t Say Gay” (No digas gay, en español) amplía el proyecto de De Santis para aplicarla a más alumnos.
De acuerdo a un portavoz del departamento de educación, esta ampliación entrará en vigencia después de un período de notificación de procedimiento que dura aproximadamente un mes.
A continuación, cuatro claves para entender la ley que tiene como objetivo limitar la discusión LGBTQ en las escuelas de Florida, y que ya está teniendo impacto en otros estados de Estados Unidos.
Qué es ‘Don’t Say Gay’
El proyecto de ley HB 1557, Derechos de los Padres en la Educación y conocido como “Don’t Say Gay” , prohibe a los distritos escolares “alentar la discusión sobre la orientación sexual o la identidad de género en los niveles de grado primario o de una manera que no sea apropiada para la edad o el desarrollo de estudiantes”.
Además, deberán “adoptar procedimientos para notificar a los padres de un estudiante si hay un cambio en los servicios del estudiante o en la supervisión relacionada con la salud mental, emocional o física o el bienestar del estudiante”.
La prohibición, que comenzó a regir el año pasado, ha provocado una intensa reacción de los críticos, que argumentan que margina a las personas de la comunidad LGBTQ+, además de contener palabras no muy precisas que provocan que los maestros deban autocensurarse para no ser reportados.
El presidente demócrata Joe Biden ha llamado a este proyecto “odioso”.
La legislación que rige en este momento, sin la expansión aprobada hoy, prohíbe la instrucción o la discusión en el aula sobre temas LGBTQ+ desde jardín de infantes hasta tercer grado. En cambio, para los estudiantes en grados mayores, la discusión debe ser “apropiada para la edad o el desarrollo”, una definición vaga que deja a los maestros con muchas dudas de qué pueden decir o no.
“Surge la pregunta de si un maestro que tiene una foto de un compañero en su escritorio, o si se le pide que se le llame Sr. o Sra., si eso cuenta como instrucción en el aula sobre identidad de género”, dijo a The Washington Post Brandon Wolf, del Grupo de defensa LGBTQ Equality Florida.
Bibliotecarios de todo el país están acusando a sus escuelas de retirar silenciosamente libros relacionados con la raza y temas LGBTQ de sus estantes, informó recientemente el mismo medio.
Qué implica esta nueva expansión
La nueva ampliación de la ley, aprobada a pedido de DeSantis, prohibiría las lecciones sobre orientación sexual e identidad de género también desde los grados 4-12 (ya estaba prohibido desde el jardín de infantes y hasta tercer grado de la primaria), a menos que sea exigido por los estándares estatales existentes o como parte de la educación sexual que los estudiantes pueden optar por no tomar.
Por otra parte, hay otros proyectos de ley anti LGBTQ+ que se están debatiendo actualmente en la Cámara de Representantes de Florida que afectarían a las escuelas, como la obligación de definir el sexo como “un rasgo biológico inmutable”; o la prohibición a los maestros de dirigirse a los estudiantes con pronombres que difieran de los que les fueron asignados al nacer, entre otros.
Es parte de la agenda conservadora de DeSantis como el pilar de su camino a candidatearse para la Casa Blanca, explotando las divisiones culturales que marcan una grieta en Estados Unidos que parece profundizarse día a día.
Qué efecto está teniendo esto en el resto de EEUU
Algunos estados liderados por conservadores se preparan para aprobar su propia versión de Don’t Say Gay. Por ejemplo, la gobernadora republicana Kay Ivey promulgó esta semana una ley en Alabama que obliga a las personas trans a usar baños y vestuarios según el sexo asignado al nacer en lugar de su identidad de género. Ese proyecto fue aprobado con una enmienda que también prohíbe que las escuelas públicas enseñen o permitan discusiones en el aula sobre orientación sexual e identidad de género para niños desde jardín de infantes hasta quinto grado.
En Ohio, los republicanos presentaron un proyecto que prohibiría la enseñanza o los materiales de clase (como libros o panfletos) sobre orientación sexual e identidad de género hasta el tercer grado. Los maestros que violen estas reglas podrían perder sus licencias y las escuelas podrían perder su financiación estatal.
Un proyecto de ley en Tennessee busca que se prohiba a las escuelas usar libros de texto o materiales que “promuevan, normalicen, apoyen o aborden problemas o estilos de vida de lesbianas, gays, bisexuales o transgénero”.
En Texas, el vicegobernador dijo que aprobar una versión de Don’t Say Gay es una “prioridad máxima”, mientras que en Luisiana, un proyecto busca prohibir cualquier tipo de enseñanza sobre orientación sexual o identidad de género hasta el octavo grado. También prohibiría a todos los maestros de escuelas públicas hablar sobre su propia orientación sexual o identidad de género.
La guerra contra Disney
La ley actual de Florida también es la raíz de una batalla campal de DeSantis contra Disney, desde que el gigante del entretenimiento se opuso públicamente a Don’t Say Gay el año pasado. Como castigo, el gobernador de Florida presionó a los legisladores para que le dieran el control de un distrito autónomo que Disney supervisa en las propiedades de sus parques temáticos.
Pero antes de que los designados por DeSantis pudieran asumir el control, la junta de Disney aprobó convenios restrictivos que despojan a los miembros entrantes de la mayoría de sus poderes, mitigando las represalias que tanto buscaba el gobernador.
Como resultado, DeSantis ordenó al inspector general en jefe que investigue el movimiento de la junta de Disney y prometió vengarse aún más de la compañía a través de la legislación.
El CEO de Disney, Bob Iger, dijo este mes que cualquier acción contra Disney que amenazara los empleos o la expansión en Florida era “antiempresarial” y “antiflorida”.
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