La iluminación destaca, en la distancia, el enorme espacio de Maman Fine Art: el horizonte de Allapattah, una zona de próximo desarrollo de Miami, todavía está puntuado por edificios bajos. Las luces crean un aura sobre los automóviles de lujo a la entrada del warehouse donde la famosa galería de arte realiza un evento privado junto a Easy Life Club, el servicio de conserjería de lujo: una camioneta Lamborghini Urus, una Bentley Bentayga. En una de esas raras noches frescas (o al menos no calurosas) del sur de la Florida, decenas de personas se dieron cita a una combinación inusual y a la vez muy miamense: arte y lujo.
La celebración es doble. Maman Fine Art, que lleva ya 10 años en el Design District de Miami, cumple cinco en Allapattah; también cinco años cumple Easy Life Club brindando todo tipo de soluciones a los VIP.
Atletas consagrados mundialmente como Juan Martin Del Potro, el músico argentino Ecko, el arquitecto Hugo Mijares y la propietaria de Club Decor, Cecilia Crevatin, son solo algunas de las personalidades destacadas. El entorno no podía ser mejor para el encuentro. El warehouse de Maman Fine Art acompaña el crecimiento del barrio donde se ha instalado el Rubell Museum y alberga cerca de 8.000 obras de artistas nuevos y consagrados.
Coleccionistas, deportistas, músicos, decoradores y artistas caminan entre obras de Julio Le Parc, Danny O’Connor, Martin Di Girolamo, Martha Botto, el grupo Mondongo, Daniel Scheimberg, Cora Reutemann. También admiran una Ferrari, una Harley Davidson, un Lamborghini Huracán Evo, un Porsche 911 Carrera Turbo, un Rolls Royce Wraith. Se trata de un público de alto poder adquisitivo que tiene conocimientos así de amplios. Del arte de calidad a los automóviles de más alta gama.
Con la DJ Amazona tocando en vivo y una importante barra que, además de bebidas, ofrece todo tipo de finger food, los invitados se divierten luego de haberse hecho selfies y videos en la alfombra roja de la entrada. Todos charlan animadamente.
Para este evento, Daniel Maman y su esposa, Patricia Pacino, directores de la galería, dejaron las decisiones de qué, dónde y cómo colgar a la generación siguiente. La selección de obras y automóviles correspondió a su hija, la artista Lucía Maman, y Anthony Furnari, creador y propietario del Easy Life Club. “Conocí primero al papá y a la mamá de Anthony, y luego él también se convirtió en un amigo”, cuenta Maman.
Furnari había asistido a otros eventos en el warehouse de Maman Fine Art, pero la noche del 30 de marzo marca su primera colaboración. “Me pareció muy interesante trabajar con Daniel, es el número uno en arte en Argentina y hace 10 años está en Miami”, dice. “Le agradezco la oportunidad de hacer esta joint venture, que también es la oportunidad de festejar los cinco años de la empresa”.
“Es un evento atípico, que nos estimula y nos potencia”, comenta Pacino mientras asiste a la presentación de la estructura de membresías de Easy Life Club. “Esa clase de sinergia es lo que tratamos de hacer continuamente. Hace unos días estuvo Pro-Mujer”, ilustró: un evento junto a la empresa social que lleva más de 30 años empoderando mujeres emprendedoras en América Latina.
En el caso de Easy Life Club, Furnari se anticipa al equívoco que podrían suscitar los automóviles en exposición, que integran la flota de casi 20 de su compañía: “Mucha gente cree que hago rental car, pero la empresa es un servicio de conserjería. Y, claro, la gente me pide autos, así que los incorporé. Nuestra idea de property management es un concepto muy especial, que nadie más brinda. Las familias que tienen apartamentos en Miami pero no viven aquí, vienen por vacaciones o por negocios, adquieren una membresía que, según el nivel —hay Silver, Gold, Platinum, Élite y Freestyle— incluye diferentes servicios”.
La compañía se ocupa de que las propiedades —como sus piscinas y las embarcaciones atracadas— estén siempre impecables, el aire acondicionado en perfecto funcionamiento (algo necesario en Miami), las compras hechas, el chef y el entrenador deportivo listos. De la cosmética a la salud, de a mudanza a la floristería, “aseguramos que toda la unidad esté perfecta antes de que lleguen”, agrega Furnari. “Es un servicio muy personalizado”.
Las obras dialogan con la selección de autos: junto a una Ferrari hay dos gigantografías de Cora Reutemann que narran una parada en boxes de Michael Schumacher; unas antiparras hiperrealistas de Fernando O’Connor flanquean una moto Harley Davidson.
Un lienzo de Daniel Scheimberg —”el primer artista en América Latina que usó con la técnica del aerógrafo y el defocusing”, destaca Maman— trae los colores fuertes de Miami, porque el evento también se inspira en su entorno: “Como sucede en Miami, está la ola del grupo Mondongo, están los colores y la alegría que suscita esta ciudad pujante”, detalla Pacino. “Las Muñecas de Martín Di Girolamo evocan los almanaques Pirelli. Del mar también habla el Splash de Fernando Cánovas. Y las cajas lumínicas de Martha Botto y Gregorio Vardanega aluden a la estética de una ciudad que tiene mucha vida también de noche”. Un código QR permite acceder a la información completa sobre cada una.
Pero, además, como una golosina extra, los visitantes pueden caminar por todo el warehouse y detenerse en cualquier obra que deseen. Están los paneles de la Teoría estructural del color de Raúl Lozza, la Planimetría o los Espacios barrocos de Enio Iommi, la Mujer con espejo de Fernando Botero, los Juguetes de Luis Wells, las Plantas paralelas de Guillermo Kuitca. Hay esculturas de Raúl Farco y de Norberto Gómez, frisos de Nicola Costantino, dibujos de León Ferrari, pinturas de Alberto Greco y de Luis Benedit. El recorrido sigue en la planta superior, con obra de Martha Botto y Gregorio Vardanega.
En esta noche ideal, el único que no la pasa demasiado bien es Brocha, el gato del espacio Maman Fine Art, que siente invadido su territorio y se retira discretamente hacia su escondite secreto.
SEGUIR LEYENDO: