El hombre que abrió fuego contra los asistentes un concierto en Las Vegas en 2017 había perdido miles de dólares apostando semanas antes del tiroteo masivo y estaba molesto por cómo lo habían tratado los casinos, según documentos del FBI hechos públicos esta semana.
Los documentos revelan la indicación más fuerte de un motivo para el peor tiroteo masivo en la historia moderna de Estados Unidos. Pintan un relato detallado de los últimos días del atacante Stephen Paddock antes del tiroteo del 1 de octubre de 2017 donde murieron 60 personas y cientos más resultaron heridas.
Un apostador, cuyo nombre fue tapado en los cientos de páginas de documentos, le dijo al FBI que Paddock “estaba muy molesto por la forma en que los casinos lo trataban a él y a otros grandes apostadores”.
Ni el FBI ni el Departamento de Policía Metropolitana de Las Vegas, la principal agencia investigadora, presentaron un motivo oficial para el tiroteo. Ambas agencias han dicho que Paddock actuó solo.
La masacre de 10 minutos se desarrolló en la última noche del festival de música Route 91 Harvest de tres días frente al resort Mandalay Bay. Las autoridades dijeron que Paddock, de 64 años, disparó una andanada de balas contra la multitud del festival desde su suite en la esquina del piso 32 del hotel.
El lugar elegido para el festival fue The Village, un amplio predio ubicado frente al hotel Luxor (el que tiene forma de pirámide egipcia) y en diagonal al Mandalay Bay, en uno de los extremos de la famosa Strip, la avenida de los grandes casinos. Ninguno de los concurrentes, de todas las edades y provenientes de distintos estados del país, podía imaginar una tragedia semejante. A las 22.08 del domingo, el concierto que daba el cantante Jason Aldean fue interrumpido por un sonido inesperado: disparos de arma de fuego, provenientes desde lo alto del Mandalay Bay.
Según testigos, los disparos duraron más de diez minutos, y no cesaban. Provenían de una distancia de más de 350 metros, repetidamente, impiadosos, lloviendo sobre las cabezas de todos. Algunos atinaron a tirarse boca abajo. Otros empezaron a correr. Había sangre por doquier. Y un estado de desesperación inaudito. “Parecía una zona de guerra”, lo describieron luego, atónitos.
Entre las armas que se secuestraron en la habitación de Paddock, había fusiles semiautomáticos AR-15, similares a aquellos utilizados en la Guerra de Vietnam. Las ventanas habían sido rotas con martillos, y las armas puestas en disposición con trípodes, para apuntar a la multitud. Eric Paddock, hermano del asesino, fue interrogado por la prensa poco después en su hogar de la Florida: “No puedo creer que él hiciera esto… Era un tipo que jugaba al póker, apostaba mucho, tomaba cruceros y comía burritos… Nada más que eso”, lo describió, con pesar.
(Con información de AP)
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