En los últimos doce meses, más de doscientos cincuenta mil ucranianos llegaron a los Estados Unidos buscando refugio después de que Rusia invadió su territorio. De ellos, más de 113 mil se quedaron en este país gracias al programa del gobierno federal llamado “Unidos por Ucrania”, que les ofrece un parole humanitario por dos años (que implica un permiso de permanencia legal en el país y permiso de trabajo), siempre y cuando estos ucranianos reciban el patrocinio de algún residente de los Estados Unidos (familia, amigo, o un desconocido que busque ayudar). Dicho patrocinio implica que la persona da su garantía al gobierno de los Estados Unidos que el refugiado que llegue al país no pasará a ser un desamparado en la calle dependiendo del gobierno.
Según datos revelados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), Miami es una de las ciudades del país que más refugiados ucranianos bajo este programa ha recibido el año pasado, con cerca de 5.700 personas voluntariamente ofreciéndose de patrocinadores. Esta cifra ubica a Miami en el octavo puesto a nivel nacional en el ranking de ciudades que acogieron este tipo de refugiados.
Pero lo curioso es que Miami no tenía necesariamente una comunidad ucraniana grande previo a este conflicto, como si lo tenían ciudades como Seattle, Sacramento o Chicago (que ocupan los tres primeros puestos del ranking). Con lo cual, los que voluntariamente se ofrecieron a ayudar desde Miami no eran necesariamente familiares de los refugiados o amigos cercanos.
La principal Iglesia Ortodoxa Ucraniana en el sur de la Florida se encuentra en Cooper City, condado de Broward. Allí llegan a diario pedidos de ucranianos en su país de origen buscando un patrocinador para venir a los Estados Unidos como refugiados.
“Estamos enormemente agradecidos a la comunidad del sur de la Florida por su generosidad. Pero es cierto que con el correr de los meses el tema empezó a olvidarse un poco. Hoy es menos la gente que se está ofreciendo a acoger refugiados que al comienzo del conflicto, y la realidad es que la guerra sigue y son muchos los que necesitan salir del país”, explicaba a la prensa local Iryna Maxfield, presidente del comité de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana San Nicolás, de Cooper City.
Al comienzo del conflicto fue noticia nacional una cadena de restaurantes argentinos en el sur de la Florida, Baires Grill, quienes lanzaron una campaña para patrocinar y afrontar todos los gastos de los refugiados ucranianos que se quisieran venir a Miami. Les ofrecían traerlos, darles trabajo en sus restaurantes y vivienda hasta que estuvieran estables en los Estados Unidos. Hasta el día de hoy, la mayor parte de sus empleados en el restaurante que abrieron en Fort Lauderdale siguen siendo estos ucranianos que llegaron escapando de la guerra.
Miami es una comunidad muy impactada por los refugiados, en su mayoría aquellos que tuvieron que escapar de dictaduras comunistas en Cuba, Venezuela y Nicaragua. No sorprende que nuevamente esté mostrando su cara más solidaria.
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