Tesla abrirá parte de su red de recarga en Estados Unidos a los vehículos eléctricos (VE) fabricados por sus rivales como parte de un programa federal de 7.500 millones de dólares para electrificar las carreteras del país con el fin de reducir las emisiones de carbono, según anunció este miércoles el Gobierno del presidente, Joe Biden.
Esta medida podría convertir a Tesla en la estación de servicio universal de la era de los vehículos eléctricos y podría erosionar la ventaja competitiva de los vehículos de la empresa, que tiene acceso exclusivo a la mayor red de “supercargadores” de alta velocidad de Estados Unidos.
Para finales del año que viene, Tesla abrirá 3.500 supercargadores nuevos y existentes a lo largo de corredores de autopistas, así como 4.000 cargadores más lentos en lugares como hoteles y restaurantes, a clientes que no sean de Tesla, informó la administración Biden.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo en una sesión informativa que Tesla podría optar por una subvención -incluido el reequipamiento de su flota actual- siempre que sus cargadores permitieran la carga de otros vehículos con un estándar de carga respaldado por el Gobierno federal denominado CCS.
Tesla tiene 17.711 supercargadores, lo que representa alrededor del 60% del total de cargadores rápidos de EE.UU. que pueden añadir cientos de kilómetros de autonomía en una hora o menos. También hay casi 10.000 cargadores “de destino” con enchufes Tesla que pueden recargar un vehículo durante la noche.
Abrir el acceso a la red de Tesla supondría una rápida victoria para un ambicioso programa federal que pretende construir 500.000 cargadores de vehículos eléctricos para 2030, frente a los 130.000 actuales.
Tesla fue “una de las primeras empresas de este sector. Para nosotros era muy importante que todo el mundo participara en la conversación”, declaró Ali Zaidi, Asesor Nacional sobre el Clima de la Casa Blanca, en una rueda de prensa previa al anuncio, en la que calificó a Musk de constructivo y “muy abierto”.
En una conversación con altos funcionarios del Gobierno estadounidense el año pasado, Musk afirmó que “su intención era trabajar con nosotros para hacer su red interoperable”, reveló Zaidi.
Enchufar y pagar
Los propietarios de un Tesla se detienen en un punto de carga, enchufan su coche con el dispositivo de carga de Tesla y la estación añade automáticamente energía de la batería y factura a la cuenta del propietario del coche. Para añadir a los que no son propietarios de un Tesla se necesitaría un enchufe y una forma de pago potencialmente diferentes.
Según la administración, todos los conductores de vehículos eléctricos podrán acceder a estas estaciones a través de la aplicación o el sitio web de Tesla.
“Tesla dispone de una solución de hardware y software” para permitir el uso de CCS, aseguró el funcionario de la Casa Blanca en la rueda de prensa.
Los funcionarios de la administración no dijeron si se ha firmado un contrato, pero los funcionarios federales controlarán el desembolso de alrededor de un tercio de los 7.500 millones de dólares del programa federal. Los Estados controlarán los otros dos tercios.
Los inversores y los entusiastas de los vehículos eléctricos en EE.UU. han estado esperando la actuación de Musk, que a mediados de 2021 dijo que el objetivo de su red de recarga era “no crear un jardín amurallado y utilizarlo para apalear a nuestros competidores”. La compañía ha abierto algunos supercargadores en Europa y Australia a los propietarios que no son de Tesla desde 2021.
Los analistas indicaron que la cantidad de fondos federales en juego significaba que Musk tenía que actuar sobre el plan o arriesgarse a que otras compañías de carga, como EVgo Inc (EVGO.O) y ChargePoint Holdings Inc (CHPT.N), se hicieran con el mercado.
“La cantidad de dinero que supone el Programa Nacional de Infraestructuras para Vehículos Eléctricos supone un fuerte incentivo para que Tesla adapte su estrategia e incluya la instalación de puertos CCS”, afirmó Sam Houston, analista principal de vehículos de la Union of Concerned Scientists.
Chris Harto, analista principal de políticas de Consumer Reports, declaró: “No hay duda de que los 7.500 millones de dólares de inversión federal en recarga amenazan la ventaja competitiva de Tesla. De hecho, ese es todo el objetivo del programa”.
Según los analistas, la apertura de sus redes podría hacer crecer una fuente de financiación e ingresos para Tesla, pero podría erosionar la exclusividad de la marca y dificultar la gestión de la red por parte del fabricante de automóviles.
“Es muy probable que si abren la red de supercargadores a otros vehículos, su excelente índice de fiabilidad actual disminuya significativamente”, dijo Sam Abuelsamid, analista de Guidehouse Insights.
(Con información de Reuters)
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