Call of Duty hace años que viene sumando más detractores que fanáticos con sus últimas ediciones. Intentó modernizarse con una jugabilidad vertical con Advanced Warfare y tuvo que desecharlo debido a las malas ventas. Con el título anterior decidió no tener campaña, un aspecto que siempre venía incluido, en pos de sumar un modo Battle Royale.
Modern Warfare busca ser la vuelta de tuerca que la franquicia estaba necesitando en los últimos cinco años. Si bien lo logra gracias a una historia bien armada, no se puede afirmar que en el apartado Multijugador todo sea color de rosa, así como el modo Spec-Ops esté lo suficientemente completo.
De nuevo a los orígenes
El modo historia es lo más destacable de esta nueva edición. El esquema de personajes y jugabilidad es el mismo que en los anteriores, donde el jugador se pone en la piel de diferentes soldados, en este caso Alex de la CIA, o Kyle Garrick (que en el final, nos llevamos una sorpresa sobre este último) de la Metropolitan Police de Londres. Detrás de ellos se suman al elenco los personajes que nos guiarán como la líder rebelde Farah Karim y uno de los personajes icónicos de la saga MW, el capitán John Price del Servicio Aéreo Especial (SAS).
La historia trata sobre un conflicto moderno en la cual el usuario se unirá a una guerrilla de la ficticia Urzikstan debido a un gas letal que estaba en manos de Rusia, pero pasó a manos de un grupo terrorista llamado “Al-Qathala”. Contiene misiones muy intensas y con momentos que muestran mayor madurez en comparación a “No Russian” de Modern Warfare 2, “Picadilly”, “Hometown” o “Going Dark”.
En cuanto a la jugabilidad, las armas se sienten mejores, con un recoil (retroceso) mas real que en otras ediciones gracias al nuevo motor gráfico que utilizó Infinity Ward, y la estructura de las misiones no varían mucho a la de un Call of Duty normal. Matar a un civil te envía al principio de la misión y tiene momentos de elecciones donde, en realidad, no modifica a la historia en sí. El final es único, y deja una gran sorpresa para los fanáticos de la saga.
En sus anteriores y recientes títulos, Call of Duty tuvo campañas interesantes, como en Infinite Warfare, pero ninguna pudo superar a Modern Warfare 2 o las primeras dos ediciones de Black Ops. Este nuevo Modern Warfare se sitúa dentro de las mejores y vuelve a colocar, tras la ausencia del año pasado, a su modo Single Player como una de las historias más entretenidas a jugar de este 2019.
Un diseño de mapas de dudosa calidad
El multijugador de Modern Warfare tiene muchas novedades para esta edición. Primero, será la estrella de la nueva liga de esports de CoD, la Call of Duty League, la cual funcionará bajo un sistema de franquicias con 12 equipos ya confirmados, que jugarán en sistema Local-Visitante todos los fines de semana. Los esports en Call of Duty siempre fueron importantes y es prácticamente una obligación que el de este año sea el mejor de todos, sin embargo, su diseño de mapas es realmente frustrante.
Solo cuatro mapas son destacables de este juego: Hackney Yard, Grazna Raid, Gun Runner (el mejor, lejos) y Rammaza. Los restantes son muy grandes y con un diseño que busca romper con la estructura de las tres lineas, pero crea un rompecabezas donde el sistema de spawn se vuelve injusto. Es muy común aparecer y perder un choque a los 3 segundos porque un enemigo salió de una esquina apenas aparecemos en el mapa, así como spawnear al otro lado del mapa en el modo “Domination” y quedar en desventaja frente al otro equipo, como sucede en Euphrates Bridge, donde el sitio de C tiene un tramo más corto en el spawn que en el de A.
Todo el diseño dispara una pregunta clave: en qué estaban pensando los diseñadores de mapas a la hora de crearlo, ya que en los anteriores CoDs de Modern Warfare regalaron diseños inteligentes como Terminal de MW2. En el pasado, Call of Duty solventaba sus problemas de mapas sacando nuevos en formato de DLC, con el feedback de la comunidad, pero este año los mapas serán gratuitos, por lo que se espera que estas nuevas incorporaciones no cuenten con los múltiples problemas de los originales.
En cuanto al juego de armas, se sienten muy bien y el nuevo sistema de personalización permite generar cambios en el uso de las mismas. Tanto es así que es normal encontrar que la M4A1, gracias a estas modificaciones, le gane en la batalla de corta distancia a una SMG, teniendo en cuenta que es un rifle de asalto.
Un cooperativo que no coopera en la diversión
El modo cooperativo tiene grandes ideas, pero su ejecución es la peor de todas. El modo Survival (que es exclusivo de PlayStation 4 hasta Octubre del 2020) es un clásico “Modo horda” que no ofrece nada nuevo a la saga. Igual que el de Modern Warfare 3, con la diferencia que este último era más divertido y desafiante. Las misiones no son malas, de hecho tienen una relación importante con la historia, pero el sistema de spawn no es el mejor, al igual que en el multijugador.
Es divertido jugar de a cuatro participantes en algunas misiones, pero al terminar una operación, no hay nada que invite a continuar con las otras 4 historias, por lo que se regresa al multijugador con facilidad. De todos modos, se rumorea que a finales de noviembre, habrá un gran parche que modificará aspectos importantes del juego, como el minimapa.
En conclusión, Call of Duty Modern Warfare es un gran juego que tiene una de las mejores campañas y, de hecho, es el CoD al que mejor le fue en ventas de esta generación: comenzó la primera semana con 600 millones de dólares en ganancias, siendo que Black Ops 3 y WW2, que eran considerados los más exitosos, debutaron con 500 millones de dólares.
Aquellos fanáticos de la saga encontrarán en Call of Duty: Modern Warfare una historia con muchos guiños a sus primeras tres ediciones, y un final que asegura una secuela. El clásico multijugador que, con sus fallas, es igual de cautivante y un modo cooperativo que no suma ni resta, pero está ahí para disfrutar.