Sallent de Gallego, en Huesca (Adobe Stock).Los Pirineos, conocidos por sus imponentes montañas y extensos valles, se alzan como uno de los parajes naturales más impresionantes de España. De la mano de sus impresionantes paisajes, este enclave se ha convertido en un destino rural que atrae cada año a infinidad de viajeros. Además, gracias a su extensa red de senderos, los más aventureros pueden disfrutar de rincones y parajes que son una maravilla. De este modo, el Valle de Tena es uno de los enclaves ideales para disfrutar de todos los encantos del Pirineo, pues cuenta con un conjunto natural que invita al viajero a perderse por todos sus paisajes.
Pero no solo eso, pues este rincón está plagado de pequeños pueblos que enamoran gracias a su arquitectura única y sus increíbles vistas. Uno de ellos es Sallent de Gallego, una villa que ha sabido mantener su autenticidad y que destaca por su encantador casco antiguo. Es por ello que gracias a sus pintorescas calles empedradas, sus paisajes montañosos y su rica historia, este destino se ha consolidado como uno de los lugares más visitados de Aragón, especialmente durante los meses de invierno. Esto es gracias a que muy cerca se ubica Aramón Formigal - Panticosa, la estación de esquí con más kilómetros esquiables de todo el país.
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Por si fuera poco, Sallent de Gallego guarda una peculiaridad más. El estudio Benditos bares en datos, realizado por la Federación Española de Hostelería, confirma que esta localidad es el pueblo español con más bares por cada 1.000 habitantes, una hazaña que lo convierte también un referente gastronómico y del buen comer.
Sallent de Gallego, en Huesca (Adobe Stock).A pesar de su creciente popularidad como destino turístico, Sallent de Gállego ha logrado preservar su esencia. El pueblo, de origen medieval, está lleno de encanto, con sus calles estrechas y empedradas, casas de piedra y tejados de pizarra que recuerdan a tiempos pasados. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico tardío, es uno de los principales hitos arquitectónicos del pueblo. Construida en el siglo XVI sobre una antigua ermita romana, destaca por su sencillez y belleza, así como por su campanario, que se erige sobre el pueblo ofreciendo una vista panorámica del valle.
En el centro de Sallent, los visitantes pueden recorrer la plaza de la villa, un pequeño rincón lleno de vida donde se encuentran varias tiendas de artesanía local, restaurantes y bares que sirven platos típicos de la zona. Este es un buen punto para conocer todos los encantos del pueblo, como es la escultura del ‘Gigante de Salent’, que muestra a Fermí Arrudi, un vecino de la localidad que gracias a sus 2,29 metros de altura se ganó ese apodo.
Igualmente, otro punto de interés es la torre de los Martón (siglo XIV o XV) y las Casas Socotor y Menin, que son posteriores, del siglo XIX. Por su parte, el ‘Puente del Paco’, es uno de los rincones más mágicos de Sallent. Esta pasarela fue construida en el siglo XVI y era un lugar de paso del Camino Real. Además, une las dos orillas del río Aguas Limpias, ofreciendo una de las mejores vistas de Sallent. A su vez, la villa cuenta también con un spa para relajarse y disfrutar de todos estos encantos de una forma más pausada.
La gastronomía es otro de los puntos fuertes de Sallent de Gállego, pues más allá de ser el pueblo con más bares de España, cuenta con una oferta que combina los sabores tradicionales del Pirineo aragonés, como el trinchado (un guiso de ternera con verduras) o el ternasco de Aragón. La rica variedad de quesos y embutidos de la zona, acompañados de un buen vino de la comarca, completan una experiencia culinaria que refleja la autenticidad del lugar.
Sallent de Gallego, en Huesca (Adobe Stock).Sallent de Gállego está rodeado por el impresionante paisaje montañoso del Valle de Tena, una de las áreas naturales más bellas de los Pirineos. Las montañas que lo rodean, con picos que superan los 2.500 metros de altura, son perfectas para los amantes del senderismo, la escalada y otras actividades al aire libre. El Embalse de Lanuza, con sus aguas turquesas, ofrece un contraste espectacular con los picos nevados y es ideal para quienes buscan un lugar tranquilo donde practicar deportes acuáticos o disfrutar de un paseo a orillas del agua. En sus alrededores, los visitantes pueden explorar una amplia red de rutas de senderismo que atraviesan bosques y praderas, ideales tanto para principiantes como para montañeros experimentados.
La estación de esquí de Formigal, situada a pocos minutos de Sallent de Gállego, es otro de los grandes atractivos del lugar. Con más de 180 kilómetros de pistas, es una de las más grandes de España, atrayendo a miles de esquiadores y snowboarders cada temporada. Sin embargo, lo que distingue a Formigal es su capacidad para ofrecer una experiencia integral, con opciones que van desde el esquí en sus múltiples pistas hasta actividades como el trineo, el snowpark o los paseos con raquetas de nieve.
Asimismo, el Parque Natural de los Valles Occidentales, que incluye parte del territorio de Sallent, es una de las principales áreas protegidas de los Pirineos aragoneses. Con una gran biodiversidad, tanto vegetal como animal, el parque se convierte en un lugar ideal para quienes buscan disfrutar de la naturaleza en su estado más puro, siempre con un enfoque respetuoso y consciente de la importancia de conservar este entorno único.
La bonita ruta por los Pirineos que conduce a la ‘pirámide oscense’: descubre un pueblo abandonado y unas impresionantes vistas. Desde Huesca, el viaje es de alrededor de 1 hora y 10 minutos por la vía A-23. Por su parte, desde Jaca el trayecto tiene una duración estimada de 45 minutos por la carretera de Huesca a Francia.