El viaje en tren que une Londres y Edimburgo y recorre pueblos medievales, impresionantes paisajes y tramos de costa

Este recorrido une las dos capitales en un viaje que permite disfrutar de una experiencia única en Reino Unido

Guardar
Edimburgo, en Escocia (Adobe Stock).
Edimburgo, en Escocia (Adobe Stock).

Entre Edimburgo y Londres, la línea de la costa este de Gran Bretaña es uno de los itinerarios más especiales de la isla. Entre pueblos medievales, castillos y paisajes maravillosos, este ferrocarril se ha convertido en toda una experiencia. A lo largo de 632 kilómetros y cuatro horas y veinte de duración, el viajero puede viajar entre estas dos ciudades en una travesía que invita a disfrutarla despacio. De hecho, el trayecto es la ruta histórica del Flying Sctosman, que une las capitales de Inglaterra y Escocia con paradas en los pueblos intermedios y unos servicios rápidos y frecuentes.

Pero este viaje enamora desde el primer momento, pues no es de extrañar ver largas colas frente al andén 9 y 3/4 de la estación de King’s Cross, donde la magia de Harry Potter todavía está latente. Pero que no engañen ni el aspecto antiguo del Expreso de Hogwarts ni el aire neogótico de la propia estación, pues los trenes que recorren la línea de la costa este son modernos y rápidos.

Se tratan de trenes LNER Azuma con una alta frecuencia de pasajeros, sobre todo en determinadas épocas y franjas horarias. Es por ello que para disfrutar del viaje es necesario reservar un asiento en la clase estándar, aunque también cuenta con primera clase. No obstante, el precio por ello varía en función de la demanda, por lo que se recomienda evitar días clave y horas punta para que el coste sea menor.

El paso por la historia de Inglaterra

York, en Inglaterra (Adobe Stock).
York, en Inglaterra (Adobe Stock).

El tren deja atrás Londres pasando por los barrios más septentrionales, así como el estadio del Arsena Football Club. Sin embargo, la parada más destaca llega a unas dos horas del trayecto, cuando el itinerario atraviesa la ciudad de York. Esta localidad, con sus imponentes murallas, ha sido testigo de más de dos mil años de historia, lo que la convierte en un destino obligatorio en la ruta. Fue en este enclave donde Constantino el Grande fue proclamado emperador del Imperio romano en el año 304 d.C., y donde, en el 866, las tropas vikingas lideradas por Ivar el Deshuesado tomaron la ciudad.

Sus calles adoquinadas y la imponente York Minster son un reflejo de su pasado medieval, aunque otro de sus grandes atractivos es el National Railway Museum. En este museo, considerado uno de los más importantes del mundo dedicados a la historia del transporte, los visitantes pueden contemplar locomotoras emblemáticas como la Mallard y la Duchess of Hamilton, además de una réplica de la histórica Rocket, la locomotora de vapor que marcó el inicio de la era ferroviaria.

El trayecto continúa hacia Darlington, una ciudad clave en la historia del ferrocarril, ya que fue uno de los extremos de la línea Stockton-Darlington, la primera línea ferroviaria pública en utilizar locomotoras de vapor. Igualmente, a menos de 40 kilómetros se encuentra Durham, cuyo perfil está dominado por su imponente catedral normanda y el castillo adyacente, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Uno de los mejores tramos de Europa

Newcastle-upon-Tyne, en Inglaterra (Adobe Stock).
Newcastle-upon-Tyne, en Inglaterra (Adobe Stock).

La siguiente parada es Newcastle-upon-Tyne, la ciudad más grande de la región, donde el tren cruza el río Tyne y ofrece una vista privilegiada del emblemático puente que lleva su nombre. A partir de este punto, el paisaje se transforma, dando paso a uno de los tramos ferroviarios más espectaculares de Europa. Al norte de Alnmouth, la vía férrea bordea la costa de Northumberland, con el mar del Norte a un lado y extensos campos de cultivo al otro. En el horizonte se divisan las islas Farne, hogar de focas y frailecillos, y la isla de Lindisfarne, un importante destino de peregrinación conectado con el continente por una calzada inundable.

Poco antes de llegar a la frontera escocesa, el tren atraviesa el majestuoso puente Royal Border, que marca la entrada a Escocia. La ruta prosigue a través de la zona rural de Borders, alternando paisajes de mar y tierra, con vistas a la isla de Bass Rock en el fiordo de Forth. Finalmente, la llegada a Edimburgo se anuncia con una panorámica única: el tren cruza la ciudad pasando bajo el castillo y el casco antiguo, ofreciendo a los pasajeros una última imagen espectacular antes de llegar a la estación de Waverley.

0 seconds of 1 minute, 31 secondsVolume 90%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
00:00
01:31
01:31
 
El tren hotel que conecta España con el resto de Europa: viajes de hasta 30 euros y velocidades de 200.