Suiza, enclavada en el corazón de Europa, ofrece algunos de los paisajes naturales más espectaculares y variados del continente. Con sus icónicos Alpes cubiertos de nieve, valles profundos, y lagos cristalinos, el país se ha convertido en un referente mundial para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre. Pero no solo eso, sino que también cuenta con un rico patrimonio arquitectónico y monumental que se puede observar en algunas de las principales ciudades del país.
Así, en el este de Suiza, en la ciudad de St. Gallen, se ubica uno de los tesoros monumentales del país. Se trata de la abadía de San Galo, una imponente construcción, que declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, está considerada uno de los conjuntos arquitectónicos y culturales más impresionantes de Europa. Así, combina una rica historia religiosa con un legado artístico y cultural de extraordinaria relevancia. Su monumental biblioteca, sus estructuras barrocas y su rol histórico en la preservación del conocimiento la convierten en un destino imprescindible para los amantes de la historia y el arte.
Un origen de leyenda
Según la tradición, el origen de la Abadía de San Galo está envuelto en una leyenda que vincula al monje San Galo con un inesperado encuentro con un oso. Se dice que, mientras caminaba por la región, el eremita cayó en una zanja y vio su vida amenazada por el animal, al que logró ahuyentar con un tronco. Interpretando el suceso como una señal divina, decidió establecerse en ese lugar, utilizando el tronco para construir un refugio en las rocas que le sirviera de abrigo.
Tras su muerte, la figura de San Galo adquirió un carácter venerado, atrayendo a un número creciente de devotos. Un siglo después, en el año 747, se decidió erigir en su honor una abadía benedictina que rápidamente se convirtió en un importante lugar de peregrinación y en un centro de saber para la región y Europa. La abadía actual es el resultado de siglos de evolución arquitectónica, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVIII, cuando se completó la iglesia abacial, una obra maestra del barroco tardío.
Un tesoro de gran valor histórico y cultural
La abadía de St. Gallen es uno de los mayores ejemplos de la arquitectura barroca en Suiza. Situada en el corazón del casco histórico de la localidad, elevada sobre un patio lleno de fuentes, se alza como un complejo de gran valor donde se pueden encontrar múltiples espacios. Así, el complejo abacial incluye, además, claustros, residencias y jardines, todo dispuesto en un diseño armónico que refleja la grandeza de la arquitectura monástica. Entre sus espacios más destacados está la sala capitular, que conserva elementos de épocas anteriores y es un lugar de especial valor histórico.
Aunque si hay algo que destaca sobre lo demás es su impresionante biblioteca, la más antigua de Suiza y una de las más bonitas de Europa. Aunque gran parte de la Abadía de San Galo fue destruida durante la Reforma protestante, su icónica biblioteca sobrevivió de manera casi milagrosa, conservándose como uno de los grandes tesoros culturales de Europa. La sala central, construida entre 1758 y 1767 por el arquitecto Peter Thums, es una obra maestra del estilo rococó centroeuropeo y se encuentra entre las bibliotecas más bellas del mundo.
En su interior alberga una colección de más de 170.000 libros y documentos, entre los que destacan manuscritos de los siglos VIII al X, considerados piezas únicas de incalculable valor histórico. Sin embargo, solo unos 30.000 ejemplares están visibles, mientras que el resto permanecen cuidadosamente protegidos tras los paneles de madera que decoran las paredes.
El diseño de la biblioteca es igualmente notable por su riqueza ornamental: estanterías talladas, esculturas, querubines, suelos de madera con intrincadas taraceas y un techo adornado con estucos y trampantojos que simulan perspectivas celestiales. Cabe destacar también la iglesia abacial, la cual fue completada en el siglo XVIII y destaca por su imponente fachada, sus cúpulas gemelas y su interior profusamente decorado con frescos, esculturas y estucos.