Entre ríos, montañas y valles increíbles, Galicia esconde secretos que son difíciles de creer. Su patrimonio arquitectónico es el reflejo de una historia latente en la que sus monumentos nos permiten aprender de ella y conocerla. Todo ello acompañado de un patrimonio natural inmejorable y conocido en el mundo entero por su belleza. En él es donde se esconden los rincones más mágicos de la comunidad, pues se alzan como espacios únicos que desprenden una atmósfera de un misterio especial.
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En este sentido, en la provincia de Pontevedra, el monasterio de San Juan de Poio se alza como uno de los mayores monumentos de Galicia. Situado en el municipio que lleva su nombre, es un ejemplo arquitectónico único y una joya benedictina de gran valor, pues fue declarado monumento Histórico-Artístico en 1971. Así, hasta día de hoy, este imponente conjunto arquitectónico, que combina estilos románico, gótico, renacentista y barroco, ha sido durante siglos un centro de espiritualidad y aprendizaje.
Un origen milenario
Los orígenes del monasterio de Poio se remontan al siglo VII, siendo atribuida su fundación a San Fructuoso de Braga, aunque su auge se dio a partir del siglo X, cuando fue cedido a los monjes benedictinos. Bajo su custodia, el monasterio floreció como un centro de vida monástica y desarrollo agrícola, cumpliendo con las funciones de hospitalidad que caracterizaban a las órdenes religiosas de la época. En 1548, el monasterio de Poio se incorporó a la Congregación de San Benito de Valladolid, marcando un momento clave en su historia.
Así, al año siguiente, se fundó el Colegio Mayor de Teología, que pronto se consolidó como un centro académico de renombre en la región. Igualmente, durante la Edad Moderna, el monasterio experimentó un periodo de esplendor gracias a las cuantiosas rentas provenientes de actividades agrarias y marinas. Estos ingresos permitieron la realización de importantes obras de reconstrucción, que reemplazaron las estructuras medievales por edificaciones más modernas y acordes con las necesidades de la época. Sin embargo, en 1835, como consecuencia de la desamortización, los monjes benedictinos abandonaron el recinto.
Tras décadas de abandono, en 1890 el monasterio volvió a ser ocupado, esta vez, por la comunidad mercedaria de Conxo, proveniente de Santiago de Compostela. Los nuevos residentes emprendieron una labor de restauración y ampliación del edificio, devolviéndole su funcionalidad y preservando su valor patrimonial. Así, a día de hoy, sigue acogiendo a una pequeña comunidad de estos monjes y cuenta con una hospedería. Además, es punto de paso importante de la Variante Espiritual del Camino de Santiago y de la Ruta del Padre Sarmiento.
Dos claustros y una gran fachada
Más allá de su historia, esta abadía es una joya arquitectónica que refleja la evolución de estilos desde el Renacimiento hasta el Barroco. De todos sus espacios destacan los dos impresionantes claustros: el de las procesiones y de la Portería o de los Naranjos. El de las procesiones data de finales del siglo XVI y fue construido bajo la dirección de Mateo López, siguiendo los planos de Juan Ruiz de Pamames. A su vez, es de planta cuadrada y cuenta con dos niveles de arcos, todo diseñado en un marcado estilo renacentista con bóvedas estrelladas y una fuente central tipo chafariz
Por su parte, el claustro de los Naranjos, es de estilo barroco y planta rectangular con tres niveles de orden toscano. Es entre sus muros donde se encuentra el gran mosaico del Camino de Santiago, realizado entre 1989 y 1992 según diseño del artista checo Antoine Machourek, fundador de la Escuela de Mosaicos. Otros de sus impresionantes monumentos es la iglesia monástica, la cual fue edificada entre finales del siglo XVII y mediados del XVIII, combinando elementos renacentistas y barrocos.
La fachada, enmarcada por dos esbeltas torres, presenta una portada con columnas dóricas en la parte inferior y corintias en la superior, albergando una imagen de San Xoán Bautista. El interior, de una sola nave cubierta con bóvedas de cañón y crucería, alberga el retablo mayor, realizado en 1735, que exhibe imágenes de santos mercedarios y de la Virgen de la Merced. Tampoco hay que olvidarse de la inmensa biblioteca, que alberga más de 100.000 volúmenes, incluyendo incunables y manuscritos de gran valor histórico y cultural.
Cómo visitarlo: horario y precio
El Monasterio de San Xoán de Poio mantiene sus puertas abiertas casi todo el año, con excepción de días festivos específicos, el 1 de mayo y el 15 de octubre. Los horarios de visita varían según la temporada. Entre el 16 de octubre y el 30 de abril, el acceso está disponible de lunes a sábado de 10:00 h a 13:00 h y de 16:00 h a 18:00 h, mientras que los domingos solo abre por la tarde, de 16:00 h a 18:00 h.
Durante el resto del año, el horario se amplía: de lunes a sábado puede visitarse de 10:00 h a 13:30 h y de 16:30 h a 20:00 h, y los domingos, exclusivamente de 16:00 h a 20:00 h. Además, el precio de entrada es simbólico, con una tarifa de 1,5 euros por persona.
Cómo llegar
Desde Vigo, el trayecto tiene una duración de 30 minutos por la carretera AP-9. Por su parte, desde Santiago de Compostela el viaje es de alrededor de 45 minutos por la misma carretera (hay peajes).