5 pueblos que son de los más remotos de España: paisajes montañosos, columpios gigantes y un difícil acceso

Estas localidades destacan por su impresionante ubicación y por ser destinos rurales únicos en nuestro país

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Os de Civís, en Lleida
Os de Civís, en Lleida (Adobe Stock).

Entre imponentes montañas, valles y paisajes de ensueño, muchos pueblos de España emergen como rincones donde la paz y la tranquilidad está a la orden del día. Estos lugares destacan por su belleza única y por ser un refugio en mitad de la naturaleza. Sin embargo, en ocasiones, estas localidades se encuentran aisladas y su acceso es muy complicado, aumentando más si cabe su atractivo. Es por ello que se ha elaborado una selección de 5 pueblos de España a los que es difícil llegar.

Bulnes, Asturias

Bulnes, en Asturias.
Bulnes, en Asturias.

Ubicado en pleno corazón de los Picos de Europa, Bulnes es un pueblo que mantiene su esencia intacta gracias a su difícil acceso. Sin carreteras que lo conecten, las opciones para llegar son dos: recorrer un sendero de cuatro kilómetros desde Poncebos, lo que requiere esfuerzo y precaución, o utilizar el funicular que, en siete minutos, transporta a los visitantes a este paraíso oculto. Con sus casas de piedra bien conservadas y un entorno natural impresionante, Bulnes es un destino ideal para quienes buscan escapar de la rutina y conectar con la naturaleza.

Bandujo, Asturias

En el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, Bandujo es un testimonio vivo de la Edad Media. Este pequeño pueblo cuenta con una sola carretera que, llena de curvas, lo conecta con el resto del mundo. Sin embargo, quienes prefieran un enfoque más aventurero pueden optar por la Senda del Oso, donde la posibilidad de cruzarse con uno de estos animales aporta un extra de emoción al trayecto. Con menos de 40 habitantes repartidos en siete barrios, Bandujo es un lugar para explorar sin prisa, descubriendo en cada rincón su historia y belleza.

Tresviso, Cantabria

Tresviso, en Cantabria (Shutterstock).
Tresviso, en Cantabria (Shutterstock).

Con alrededor de 70 habitantes, Tresviso es un ejemplo de la lucha contra el despoblamiento rural. Para llegar, hay que cruzar a Asturias y tomar una carretera de 11 kilómetros llena de curvas. La recompensa por el desafío del trayecto es un pueblo rodeado de montes y con una iglesia imponente. Tresviso también cuenta con opciones de alojamiento rural y un bar, lo que invita a los viajeros a quedarse y disfrutar de sus paisajes sin prisas, explorando senderos y admirando la naturaleza que lo rodea.

Paradilla de Gordón, León

Este pequeño pueblo leonés de un puñado de habitantes es famoso por su columpio gigante con vistas espectaculares. Llegar a Paradilla de Gordón no es fácil: la carretera que conduce al pueblo es estrecha y empinada, pero el esfuerzo se ve recompensado por la belleza de sus paisajes y la sensación de aislamiento total. Paradilla es también un lugar ideal para los amantes de la fotografía, con miradores que ofrecen postales inigualables del entorno natural.

Os de Civís, Lérida

Enclavado en los Pirineos, Os de Civís es un pueblo al que solo se puede acceder pasando por Andorra. Este aislamiento lo convierte en un refugio ideal tanto en verano como en invierno. Rodeado de altísimos picos, el pueblo destaca por sus casas de piedra y tejados de pizarra, que parecen sacados de un cuento de hadas. Os de Civís ofrece una experiencia única, perfecta para quienes buscan escapar del ruido y la rutina, ya sea disfrutando de sus calles tranquilas o explorando las montañas que lo rodean.

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