El turismo masificado es un fenómeno que cada año se intensifica más que el anterior. Esto no permite siquiera un descanso pleno en los días vacacionales, que se ven eclipsados por el estrés y el agobio de estar continuamente rodeado de cientos de personas. Por este motivo, la revista Fodor publica cada año una lista de diversos destinos que sufren “una popularidad insostenible”.
A pesar de la curiosidad que emanan estas ciudades, la fama turística que gozan destruye cualquier experiencia que los turistas esperan vivir en estos lugares. Esto parece que está incluso generado por los gobiernos regentes, que están más preocupados por recibir a millones de visitantes antes que cuidar del bienestar de los residentes locales.
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Sin embargo, algunos de estos destinos, como Venecia, ha impulsado ciertas medidas de control de aforo, para garantizar no solo la salud de sus ciudadanos, sino también la protección del patrimonio cultural. Por su parte, esta revolución turística está provocando a su vez que muchos destinos tengan un acceso prohibitivo para muchos al elevar el precio de apartamentos turísticos, tasas o incluso experiencias culturales.
El turismo masificado en Europa
La lista que ha elaborado este año la revista Fodor ha mencionado a tres lugares españoles que “merecen la fama y la adoración que reciben”, pero que enfrentan unos desafíos que es preciso reconocer para evitar la presión insostenible para la tierra y las comunidades. A pesar de denunciar este problema, no se han apreciado mejoras reales, incluso se ha visto el deterioro en algunos casos.
La No-List ha acusado a 15 destinos organizados en todo el globo terráqueo que padecen esta plaga. No obstante, según la Comisión Europea de Turismo, ha desvelado que el número de turistas en el primer trimestre de 2024 fue un 7,2% mayor que antes de la pandemia. Esta corriente masiva de gente ha provocado el descontento de los residentes, los cuales no desean recibir a viajeros en estas condiciones extremas.
La masificación de turistas en las calles ha creado algunas consecuencias que preocupan a los lugareños. Y es que la llegada multitudinaria de personas ha incrementado el coste de vida y sobrecarga los recursos naturales, entre otros efectos negativos. De esta manera, los habitantes de las ciudades españolas más golpeadas han dirigido su ira al volumen de visitantes que alterar el orden: Barcelona, Mallorca e Islas Canarias.
El descontento de los locales españoles más afectados
Mientras los barceloneses rociaron con pistolas de agua a algunos visitantes desprevenidos en un acto de protesta, miles de personas se manifestaron en las playas de Mallorca y las Canarias con carteles donde se leía: “Vuestro lujo, nuestra miseria” y “Las Islas Canarias tienen un límite”. Estos mensajes nacen de las campañas de marketing agresivas que se hacen todos las temporadas para atraer a nuevos visitantes.
Aunque la industria turística representa el 35% del PIB en las Islas Canarias, generando un gasto de 16.900 millones de euros en 2023, y se vio un aumento del 26,1% de los ingresos en Barcelona, con 9.600 millones de euros en 2022, esta estrategia no tiene ningún beneficio para los residentes. La revista de viajes ha señalado que los destinos europeos más populares han sufrido un aumento del precio en la vivienda. Un hecho que complica el día a día para los locales.
En el caso de Barcelona, existen más de 10.000 alojamientos vacacionales en plataformas como Airbnb y el alquiler medio es un 68% más alto que hace una década. Como medida preventiva, el gobierno ha decidido revocar todas las licencias de alquiler de corta estancia para 2028. Este plazo es insuficiente para Daniel Pardo Rivacoba, miembro del grupo activista barcelonés Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico. “El problema es ahora, y lleva al menos 15 años”, afirma. Además, ha afirmado que “nada demuestra que vayan a hacerlo. Una vez más, se trata mucho más de aparentar que de hacer”.