A lo largo del planeta se pueden disfrutar de auténticas maravillas. Algunas de ellas son obras de la naturaleza, mientras que otras son producto del ingenio y habilidad humana. Así, son muchos los espacios naturales que destacan por su extraordinaria belleza o por ser únicos en el planeta. Esto es gracias a fenómenos geológicos que convierten a estos destinos en lugares que parecen de ciencia y ficción y en los que hasta la misma naturaleza parecer haber sido desafiada.
En este sentido, en el corazón del oeste de Madagascar, el Parque Nacional Tsingy de Bemaraha se alza como una de las maravillas naturales más impresionantes y curiosas del planeta. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990, este parque abarca más de 1.500 kilómetros cuadrados y es conocido por su distintivo paisaje de formaciones kársticas, llamadas “tsingy”, que significa “donde uno no puede caminar descalzo” en malgache.
¿Qué es un tsingy?
La gran cantidad de tsingy es lo que caracteriza a este parque natural. Estos elementos son formaciones geológicas únicas que se encuentran principalmente en Madagascar, caracterizadas por un intrincado paisaje de torres y pináculos de piedra caliza extremadamente afilados. Estas estructuras, que parecen catedrales esculpidas por la naturaleza, son el resultado de millones de años de erosión kárstica, un proceso que disuelve la roca caliza debido a la acción combinada del agua y los ácidos naturales. Así, estos monumentos naturales se crearon hace aproximadamente 200 millones de años, cuando Madagascar era parte del supercontinente Gondwana.
Durante este período, la isla estuvo cubierta por un vasto mar que depositó capas de sedimentos calcáreos en el fondo. Con el tiempo, el movimiento tectónico elevó estas capas sobre el nivel del mar, transformándolas en mesetas de piedra caliza. La erosión comenzó su obra maestra tras la elevación, principalmente debido a las intensas lluvias que caracterizan el clima de Madagascar. El agua de lluvia, combinada con dióxido de carbono, se vuelve ligeramente ácida, y al filtrarse a través de las fisuras de la piedra caliza, disuelve lentamente la roca, creando surcos, grietas profundas y eventualmente las afiladas formaciones que hoy conocemos como tsingy.
Un ecosistema único
El Parque Nacional Tsingy de Bemaraha no es solo un espectáculo geológico; es también un refugio para una impresionante variedad de fauna y flora. Debido a su aislamiento y a las condiciones extremas del terreno, muchas de las especies que habitan en el parque son endémicas, lo que significa que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. Entre los habitantes más destacados del parque están los lémures, un símbolo de la biodiversidad de Madagascar.
Varias especies de estos primates, como el lémur de cola anillada y el sifaka de Decken, pueden observarse saltando entre los pináculos o en las áreas de bosque seco que rodean las formaciones. Además, el parque es hogar de aves como el ibis crestado y reptiles únicos adaptados a las grietas y fisuras de la roca. Las plantas también han desarrollado adaptaciones extraordinarias para sobrevivir en este ambiente. Especies de aloe y pachypodium, por ejemplo, han evolucionado para almacenar agua en sus tejidos y resistir los intensos periodos de sequía.
Por su parte, recorrer el Tsingy de Bemaraha es una aventura que exige tanto destreza como respeto por el entorno. Las rutas para visitantes están cuidadosamente diseñadas con puentes colgantes, escaleras y arneses, lo que permite explorar los paisajes de manera segura. El Gran Tsingy, con sus altos pináculos, es el área más desafiante y espectacular del parque, mientras que el Pequeño Tsingy ofrece una experiencia menos exigente pero igualmente impresionante.