Situado en el extremo sur de la provincia de Álava, el valle de Ayala es uno de los rincones más especiales del País Vasco. Esta región, rodeada por las estribaciones de los Montes de Ordunte y los Montes de Álava combina la riqueza natural de sus paisajes montañosos con una profunda huella histórica y cultural. Además, ofrece una visión panorámica de la tradición rural vasca, con pequeños pueblos que conservan su autenticidad y encanto.
Pero no solo eso, pues la comarca cuenta con un rico patrimonio que tiene su máximo exponente en el Conjunto Monumental de Kexaa-Quejana. Este complejo destaca por su excepcional valor histórico, arquitectónico y cultural, y es uno de los patrimonios más importantes de la región. Este enclave, que data de la Edad Media, ofrece una muestra única de la evolución arquitectónica vasca y una rica herencia vinculada a la historia de los señores de Ayala. Estos fueron uno de los linajes más influyentes de la Edad Media en Álava, de hecho, Pedro López de Ayala fue nombrado canciller del Reino de Castilla.
La residencia de los Ayala
El origen del Conjunto Monumental de Quejana se remonta al siglo XIV, cuando la familia Ayala, una de las dinastías más poderosas de la época, estableció su residencia en el lugar. La construcción de la Iglesia de San Juan Bautista, el núcleo primigenio del conjunto, marca el inicio de una serie de edificaciones que han ido conformando este lugar histórico a lo largo de los siglos. Esta iglesia, de estilo gótico, tiene su origen en el siglo XI, aunque el edificio actual es posterior.
Además, es uno de los elementos más destacados, tanto por su arquitectura como por las valiosas piezas que alberga en su interior, entre ellas un espléndido retablo mayor y una impresionante portada. El Conjunto Monumental se completa con la Casa de los Ayala, un majestuoso palacio renacentista construido en el siglo XVI. La edificación, de planta cuadrada, conserva detalles arquitectónicos de gran belleza, como los balcones de hierro forjado y los escudos heráldicos que adornan su fachada.
Esta residencia fue el centro de poder de la familia Ayala y es testigo de una época de gran esplendor en la región, cuando la familia gozaba de gran influencia en los ámbitos político y militar. Pero esto no es todo, pues el conjunto cuenta también con un monasterio. Este fue fundado por Fernán Pérez de Ayala el 2 de diciembre de 1378 con el objetivo de albergar a monjas dominicas, convirtiéndose así en un centro influyente en la región. Sin embargo, el monasterio que se puede apreciar hoy en día no es el original, pues en el siglo XVI sufrió un incendio y ha sido reformado en numerosas ocasiones.
Por último, el torreón de la virgen del Cabello del complejo termina por completar este conjunto monumental, la cual fue mandada construir por el Canciller sobre una construcción anterior en 1399. Presenta una planta cuadrada y una robusta arquitectura que está coronada por un remate almenado. Además, en este espacio es donde se instaló la capilla funeraria.
La capilla: la joya de Quejana
La capilla de los Ayala es el elemento más destacado del conjunto monumental de Quejana. Fue concebida como un conjunto artístico integral que fusiona distintas disciplinas—arquitectura, escultura, pintura y orfebrería— reflejando la trascendencia de la familia Ayala. De este modo, alberga una serie de elementos artísticos que no solo rinden homenaje a los difuntos, sino que también narran una historia de poder y prestigio.
El retablo y frontal de altar, realizados en 1396, son dos de las piezas más representativas de la capilla. Pintados al temple sobre tabla por un taller local, estos trabajos no solo representan escenas de la vida de Jesús y de la Virgen María, sino que también incorporan retratos de tres generaciones de la familia Ayala: el Canciller Fernán Pérez de Ayala y su esposa, sus hijos y sus nietos. Actualmente, tanto el retablo como el frontal de altar se conservan en el Art Institute de Chicago, donde siguen siendo estudiados como un ejemplo de arte medieval.
Igualmente, el sepulcro del Canciller Fernán Pérez de Ayala y su esposa Leonor de Guzmán es, sin duda, uno de los elementos más destacados de la capilla. En el sepulcro, ambos aparecen representados de forma esquemática pero elegante: el vestido como militar, emblema de su estatus y poder, y ella engalanada con ricos vestidos y joyas, un símbolo de su posición social. Lo que realmente distingue este sepulcro es la presencia de dos perros a los pies de los difuntos, figuras que, más allá de su simbolismo de fidelidad conyugal, también representan la lealtad y la unión eterna de la pareja.
Cómo llegar
Desde Bilbao el trayecto tiene una duración estimada de 40 minutos por las carreteras BI-636 y A-3641. Por su parte, desde Vitoria el viaje es de alrededor de 50 minutos por las vías N-622 y A-624.