Zaragoza es una de las ciudades más bonitas de España. Con multitud de atractivos y cosas que hacer, la localidad cuenta con un amplio abanico turístico, cultural y de ocio. Su monumento más representativo, la basílica de Nuestra Señora del Pilar, es toda una obra de arte. Se trata de una impresionante catedral barroca que se impone a orillas del río Ebro. Pero esto no se queda aquí, pues puntos como la catedral del Salvador - La Seo, el palacio de la Aljafería o las incontables muestras del mudéjar aragonés, entre otros, terminan por completar el conjunto monumental de la ciudad.
Sin embargo, lo que muy poca gente sabe es que dentro de todos sus atractivos destaca uno no solo por su belleza y monumentalidad, sino por sus dimensiones. Este es el caso de la Plaza del Pilar, el corazón de la localidad y la cual es considerada la plaza peatonal más grande de Europa. En ella, la historia y la cultura van de la mano gracias a que es donde se localizan algunos de los principales edificios y monumentos de la ciudad como son la basílica o el Ayuntamiento.
Una plaza única
La Plaza del Pilar debe su nombre a la basílica de Nuestra Señora del Pilar, un templo barroco que domina el espacio y que alberga la imagen de la Virgen del Pilar. Según la tradición, la Virgen María se apareció al apóstol Santiago en este lugar en el año 40 d.C., lo que lo convierte en uno de los santuarios marianos más antiguos del mundo. Sin embargo, la historia de la plaza y su entorno va mucho más allá del ámbito religioso. En la época romana, Zaragoza, conocida entonces como Caesaraugusta, tenía en esta área un foro donde se alzaban templos y edificios administrativos.
Durante la Edad Media, la Plaza del Pilar comenzó a consolidarse como un espacio central dentro del entramado urbano de Zaragoza, especialmente tras la construcción de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, que marcó su relevancia religiosa y social. Posteriormente, en el siglo XVIII, bajo el reinado de Felipe V, la plaza experimentó una profunda transformación. Las reformas incluyeron la ampliación del espacio para adaptarse al crecimiento demográfico y al incremento del tráfico comercial.
Por otro lado, la configuración moderna de la Plaza del Pilar data de mediados del siglo XX, cuando se inició su transformación en un gran espacio peatonal. En sus alrededores se encuentran edificios históricos como la Lonja de Zaragoza, un espléndido ejemplo del Renacimiento aragonés, y el Ayuntamiento, que combina elementos clásicos y modernos. Uno de los puntos más destacados de la plaza es la Fuente de la Hispanidad, inaugurada en 1991.
Este monumento, que simboliza los lazos entre España y América Latina, está diseñado en forma de mapa del continente americano y se ha convertido en un lugar icónico para tomar fotografías. La plaza también es conocida por el Pilar de Goya, una escultura en homenaje a Francisco de Goya, el pintor aragonés más célebre. La obra, situada frente a la Basílica, es un recordatorio del vínculo entre el artista y su tierra natal.