Los desiertos destacan entre los parajes más inhóspitos de la Tierra, pero también entre los más impresionantes. Estas grandes extensiones de arena se han convertido en los últimos años en uno de los destinos más demandados por los turistas que buscan vivir una experiencia única. Y no es de extrañar, pues estos paisajes son mucho más que dunas: son verdaderos paraísos donde el tiempo se para mientras se contempla un maravilloso atardecer o un impresionante cielo estrellado.
En este sentido, los viajes al desierto se han convertido en una de las mejores experiencias cuando se visita Marruecos, y especialmente Marrakech. Esta ciudad se ha convertido en uno de los destinos más visitados del país y desde su emplazamiento se pueden disfrutar de un gran número de actividades. Así, el viajero puede contemplar la majestuosidad de las cascadas de Ouzoud o disfrutar de unos días en el desierto, pues desde Marrakech es posible llegar a los tres principales puntos turísticos del país.
El más impresionante de todos es el desierto de Merzouga, que se caracteriza por sus impresionantes dunas como las que siempre uno se ha imaginado o ha visto en las películas. Sin embargo, el viaje hasta él es de 10 horas y se necesitan al menos tres días para vivir la experiencia completa. Es por ello que si no se disponen de tantos días, la mejor opción es visitar el desierto de Zagora, una región conocida como la ‘puerta al Sahara’. Este vasto paisaje de dunas, oasis y cielos infinitos ofrece a los visitantes una experiencia única, donde la naturaleza árida se encuentra con la riqueza cultural de las tribus bereberes que han habitado la zona durante siglos.
Impresionantes montañas y un escenario de Hollywood
El viaje hasta el desierto de Zagora es de alrededor de siete horas, con algunas paradas en puntos de interés que permiten conocer la historia y la cultura bereber. Así, el primer atractivo es el puerto de Tizi-N-Tichka, una carretera que cruza el Alto Atlas a 2.260 metros de altura y donde se pueden disfrutar de unas impresionantes vistas de la montaña. Es importante llevarse ropa de abrigo, sobre todo durante el invierno, ya que en este punto hace bastante frío.
Una vez atravesado el Alto Atlas, la siguiente parada corresponde a una de las joyas arquitectónicas de Marruecos. Estamos hablando del Ksar de Ait Ben Hadu, el mejor ejemplo de la arquitectura típica del desierto. En su interior se situaban zocos, viviendas y otras construcciones, protegidas por altas murallas, torres y puertas imponentes. Sus edificios de varios pisos solían construirse mimetizados con el paisaje, utilizando, principalmente, ladrillos de barro y adobe rojo. Esto da lugar a un conjunto monumental que quita el aliento: es considerado desde 1987 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Pero esto no es todo, pues esta fortaleza ha sido elegida como escenario de algunas de las películas más exitosas de Hollywood, entre las que se encuentran Gladiator o Lawrence de Arabia. Además, gracias a un guía local de la ciudad, el viajero puede conocer todos los secretos y rincones que esconde este monumento.
Paseos en camello y cena bajo las estrellas
Después de comer en Ait Ben Hadu, el viaje se reanuda en dirección al desierto de Zagora. Desde este punto, quedan alrededor de dos horas y media de trayecto antes de poder disfrutar de las dunas y la tradición típica bereber. Pero antes de llegar se debe atravesar el Valle de Draâ y su palmeral, el último atisbo de vegetación antes de adentrarnos en el desierto. Una vez allí, el viajero puede vivir una de las experiencias más singulares del desierto: un paseo en camello al atardecer.
Este momento se convierte en inolvidable cuando el sol comienza a descender en el horizonte y el desierto se transforma en un espectáculo natural que combina colores, texturas y emociones. El recorrido suele comenzar a última hora de la tarde, cuando el calor abrasador del día cede y una brisa ligera empieza a recorrer las dunas. Por si esto fuera poco, una vez en el campamento los guías locales esperan al visitante con té y dulces típicos, a la vez que le cuentan la historia de la región.
Cuando cae la noche, el viajero puede disfrutar de platos típicos de la cocina marroquí como el cuscús o el tajín y acabar cantando, bailando y tocando instrumentos musicales al calor y la luz de una hoguera. Todo ello bajo la atenta mirada de un cielo estrellado que en pocos lugares se puede disfrutar. Es quizá este momento uno de los más impactantes del viaje, ya que se pueden contemplar estrellas y constelaciones de una forma clara y cautivadora.
Tras pasar la noche en una haima, se empieza el camino de vuelta a Marrakech, no sin antes tener la opción de ‘surfear’ las dunas en un quad. Es una alternativa al paseo de vuelta en camello y tiene un coste adicional. No obstante, merece la pena, ya que el amanecer y la sensación de subir las montañas de arena es de lo más espectacular. Este camino de vuelta no tiene muchas paradas, pues tan solo se detiene en un mirador para contemplar la inmensidad del palmeral del valle del Draa.
Consejos y recomendaciones
La mejor forma de contemplar este monumento natural del sur de Marruecos es a través de una excursión de dos días desde Marrakech. Esta se puede contratar en la misma ciudad, aunque lo más recomendable es hacerlo desde el país de origen con plataformas especializadas como Civitatis. Así, el viajero puede disfrutar de un itinerario completo de la mano de un guía local que le mostrará todos los rincones que esconde este enclave.
Igualmente, es recomendable llevar una mochila con lo necesario en vez de una maleta para dos días, ya que el transporte es mucho más cómodo. Pero no solo eso, sino que también se debe llevar algún tipo de ropa de abrigo para cuando se haga de noche, pues suele refrescar bastante. En cuanto a los servicios ofrecidos, el alojamiento en el campamento puede ser de dos tipos: el campamento estándar, el cual cuenta con baños y duchas compartidos, y el campamento superior, que tiene baños privados en las haimas.
El precio por persona para la actividad es de alrededor de 90 € con alojamiento estándar y de 110 € para el superior. En cuanto a los quads, el precio es de 45 € para el individual y 65 € para el doble. Además, también existe la posibilidad de contratar servicio de recogida si el alojamiento en Marrakech se encuentra fuera de la medina.