La Costa del Sol es conocida por sus playas y su ambiente turístico, pero el interior de esta región andaluza revela una riqueza cultural y paisajística que muchas veces permanece fuera del foco. Más allá del litoral, pueblos blancos, sierras escarpadas y valles fértiles componen un escenario diverso en el que se combinan historia, tradición y naturaleza. Municipios como Ronda, con sus imponentes vistas y legado histórico, o Frigiliana, cuyas calles empedradas evocan la herencia morisca, muestran el carácter auténtico y la calma que contrastan con el bullicio de la costa.
Pero esto va mucho más allá, pues entre estos parajes, experiencias y viajes inolvidables transcurren en silencio y a un ritmo pausado. Uno de ellos es el ferrocarril de Mr. Henderson, una línea de tren que une las localidades de Algeciras y Bobadilla en un trayecto de aproximadamente dos horas y media. Así, a lo largo de todo el recorrido el viajero se sorprende con los paisajes de singular belleza: desde la costa mediterránea hasta la sierra, pasando por profundos valles, túneles y viaductos.
La ambición de un empresario inglés
El proyecto del ferrocarril fue impulsado por Sir Alexander Henderson, empresario británico que, junto a otros inversores, vio en Andalucía una oportunidad turística y económica gracias a las exenciones fiscales y las ventajas económicas y de explotación que trajeron las Leyes de Ferrocarriles de 1855 y de 1877. La línea se inauguró en 1892, tras varios años de construcción, y pronto se convirtió en una vía de acceso popular para la alta sociedad inglesa, que buscaba en la región un lugar de descanso y esplendor.
Inicialmente, la línea ferroviaria promovida por Alexander Henderson tenía como objetivo conectar Gibraltar con el importante nudo ferroviario de Bobadilla, en Málaga, para facilitar el acceso de los habitantes de la colonia británica a Madrid. Esta conexión, según el plan original, permitiría a los residentes de Gibraltar y a los viajeros ingleses una vía rápida y directa hacia Madrid, consolidando un enlace estratégico tanto para el turismo como para el comercio entre ambos territorios.
Sin embargo, el Gobierno español mostró una fuerte resistencia a que el ferrocarril alcanzara el territorio de Gibraltar, debido a las tensiones históricas y a las preocupaciones políticas en torno a la soberanía del peñón. En un contexto marcado por la vigilancia de las relaciones con Reino Unido, se decidió modificar el proyecto original y desviar la línea hacia Algeciras. De este modo, la ciudad se convirtió en la terminal sur de la línea ferroviaria, que, tras atravesar las montañas de la Serranía de Ronda, alcanzaría el centro ferroviario de Bobadilla, desde donde los pasajeros podían seguir su trayecto hacia Madrid.
Un recorrido de gran belleza natural
A pesar de su carácter histórico, el ferrocarril de Mr. Henderson está gestionado por Renfe y forma parte de la red ferroviaria española. A lo largo de 188 kilómetros, el viajero puede disfrutar de una belleza natural incalculable que comienza tras el paso por el Parque Natural de Los Alcornocales, los cuales cuentan con cuevas llenas de pinturas rupestres y antiguamente era la frontera natural entre el reino de castilla y el Nazarí. Seguidamente, el tren pasa por las bellas localidades de Castellar de la Frontera y Jimena de la Frontera para adentrarse en los estrechos barrancos de la sierra de Grazalema.
Sin embargo, su parada más famosa es la bella localidad de Ronda, el mayor de los pueblos blancos de Andalucía. Dividida por el imponente Tajo, un desfiladero de 120 metros de profundidad, la ciudad conecta sus dos áreas mediante el famoso Puente Nuevo, una obra arquitectónica del siglo XVIII que atrae a visitantes de todo el mundo. Sus calles empedradas, edificios históricos y tradición taurina, representada en la Plaza de Toros de Ronda, ofrecen una experiencia única.
Igualmente, otros puntos de interés de renombre son la cueva del Gato, una majestuosa cueva kárstica que tiene una piscina natural en su interior, y pueblos como Gaucín, Arriate, Teba o Setenil de las bodegas. Por otro lado, aunque la línea ferroviaria más meridional de España posee un notable valor histórico, hoy es recorrida por trenes modernos de media distancia que priorizan su función práctica sobre la turística.
Los vagones, aunque sin grandes pretensiones estéticas, ofrecen comodidad, están climatizados y bien mantenidos, aunque carecen de servicio de comidas a bordo. Sin embargo, a lo largo del trayecto entre Algeciras y Bobadilla, los viajeros pueden encontrar excelentes bares de tapas, y algunas agencias de turismo han comenzado a organizar excursiones gastronómicas para recorrer esta ruta, combinando la experiencia de viaje con la degustación de la gastronomía local.