El pueblo conocido como “Tierra de Gigantes” que inspiró a uno de los escritores más conocidos de la literatura española

Esta localidad atesora uno de los conjuntos monumentales más impresionantes de Castilla-La Mancha que atrae a infinidad de viajeros

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Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).
Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).

En el corazón de La Mancha, los imponentes molinos de viento dominan el paisaje de una tierra que inspiró a Miguel de Cervantes en la creación de su célebre obra Don Quijote de la Mancha. Este lugar, conocido como “Tierra de Gigantes”, alberga un conjunto de molinos que han sido declarados Bien de Interés Cultural, un reconocimiento que pone en valor su importancia histórica y patrimonial. De este modo, Campo de Criptana es la privilegiada de adoptar este sobrenombre y la encargada de acoger uno de los conjuntos monumentales más importantes de Castilla-La Mancha.

Así, los molinos de Campo de Criptana se han convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Ciudad Real, atrayendo cada año a miles de visitantes interesados en conocer de cerca el funcionamiento de estas emblemáticas estructuras. Pero esta localidad va mucho más allá, pues es un lugar rico en historia, cultura y paisajes, que atrae tanto a los amantes de la literatura como a quienes buscan un refugio entre la autenticidad de los pueblos manchegos.

Los ‘gigantes’ de Criptana

Molinos de Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).
Molinos de Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).

Campo de Criptana fue una de las poblaciones que conformaban la histórica comarca de Campo de Montiel, un territorio caracterizado por sus llanuras y vastos horizontes que, con el paso de los siglos, ha guardado historias de moriscos, judíos y cristianos. Aunque hay registros de asentamientos que datan de la época íbera, fue en la Edad Media cuando la villa adquirió gran importancia debido a su ubicación estratégica. Posteriormente, la Orden de Santiago tuvo una fuerte presencia en la región, contribuyendo a la configuración del trazado urbano y el desarrollo de sus costumbres.

Todos estos pueblos han dejado un legado perenne en la región, aunque si por algo destaca esta localidad es por sus ‘gigantes’. Así, los molinos de viento, con sus altas paredes blancas y sus aspas largas y robustas, son el sello de identidad de Campo de Criptana. Todos ellos han sido conservados y restaurados para mantener su aspecto original. En el siglo XVI, Campo de Criptana contaba con más de treinta molinos, que se utilizaban principalmente para moler grano, aprovechando los fuertes vientos que azotan la meseta manchega.

Actualmente, se conservan diez molinos históricos, entre los cuales destacan nombres como Infanto, Burleta y Sardinero, que ofrecen visitas al público, mostrando los mecanismos tradicionales con los que los molineros transformaban el grano en harina. Uno de los aspectos más cautivadores de estos molinos es su relación directa con la obra de Cervantes.

Se cree que Cervantes, en su paso por La Mancha, se inspiró en estos gigantes para crear la famosa escena en la que Don Quijote, confundiendo los molinos con gigantes, decide enfrentarlos en un acto de valentía y locura. Este episodio ha sido interpretado como un símbolo de la lucha entre realidad e ilusión, convirtiendo a Campo de Criptana en un lugar emblemático para los seguidores de la novela.

Un paseo por Campo de Criptana

Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).
Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).

Más allá de sus impresionantes molinos, la localidad cuenta con un casco histórico que no deja de sorprender al viajero. Así, sus calles conforman un entramado laberíntico que invita a perderse y descubrir rincones tan singulares como el barrio del Albaicín. Esta zona, con sus calles estrechas y casas encaladas, transporta a los visitantes a una época pasada. Esta área del pueblo destaca por su arquitectura popular, caracterizada por las fachadas blancas, zócalo añil, tejas rojizas árabes y rejas de forja, que ofrecen un contraste armonioso con el paisaje árido de La Mancha.

Pasear por sus calles es una experiencia que permite descubrir rincones con encanto, donde el tiempo parece haberse detenido y la vida transcurre al ritmo de las tradiciones manchegas. Así, se pueden contemplar fuentes y características casas-cueva que mantienen la tradición manchega. A su vez, las vistas de molinos como el de Sardinero, y otros puntos de interés como el cerro de la Paz, la fuente del Caño y la Fuente del Moco o la ermita de Santa Ana.

Asimismo, destaca la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un templo situado en la Plaza Mayor del pueblo y que está considerado el punto neurálgico del pueblo. Por su parte, el santuario de la Virgen de Criptana es el otro gran edificio religioso de la localidad. Situado a las afueras, se ha convertido un importante centro de peregrinación y alberga la imagen de la patrona de Campo de Criptana. Por otro lado, el museo Eloy Teno, ubicado en el molino Pilón, y el museo de Sara Montiel, dedicado a la famosa actriz y cantante natal de la localidad, son otros de los principales atractivos.

La Ruta de Don Quijote y experiencias culturales

Molinos de Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).
Molinos de Campo de Criptana, en Ciudad Real (Adobe Stock).

Campo de Criptana forma parte de la famosa Ruta de Don Quijote, un itinerario que conecta los pueblos y paisajes que marcaron la vida y obra de Cervantes. Esta ruta permite explorar los parajes descritos en la novela, desde los viñedos y cultivos de cereal que tapizan el paisaje manchego hasta los castillos y ermitas que salpican la región. La ruta no solo es un viaje literario, sino también una invitación a descubrir la gastronomía y la cultura local.

Para quienes buscan una experiencia cultural completa, Campo de Criptana ofrece actividades que van desde visitas guiadas teatralizadas hasta talleres de cocina manchega, donde se pueden degustar platos como las migas, el pisto manchego y el queso manchego. La oferta turística también incluye eventos temáticos inspirados en el Quijote, que se celebran a lo largo del año y atraen a turistas nacionales e internacionales.

Cómo llegar

Desde Ciudad Real, el viaje es de alrededor de 1 hora y 15 minutos por la carretera A-43 y CM-3107. Por su parte, desde Albacete el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 35 minutos por la vía A-43.

Esta travesía permite conocer y disfrutar uno de los lugares donde se inspiró la escena más simbólica de ‘El Quijote’. Además, incluye la visita a una bodega y tours guiados
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