Entre verdes valles, imponentes montañas y frondosos bosques, Asturias emerge como uno de los destinos rurales más impresionantes de España. Su patrimonio natural es tal, que son muchos los que se acercan a esta región para desconectar y conocer algunos de los rincones más mágicos del norte de nuestro país. Es por ello que no es de extrañar que sus rutas y senderos sean de los más bonitos de nuestro país, pues descubren monumentos naturales que dejan con la boca abierta.
Uno de estos tesoros es el recorrido que hace el río Dobra, que con apenas 23 kilómetros de longitud esconde unas de las joyas naturales más populares de Asturias. Así, desde su nacimiento en la vertiente leonesa de los Picos de Europa, su curso es perfecto para la práctica del barranquismo, pero es en su última parte donde la Olla de San Vicente sorprende al viajero con su majestuosidad. Este enclave, situado entre el municipio de Amieva y Cangas de Onís, presenta una inmensa piscina natural de aguas cristalinas rodeada de bosques y formaciones rocosas que atrae a senderistas y amantes de la naturaleza durante todo el año.
Es por ello, que gracias a su belleza y su entorno preservado, la Olla de San Vicente se ha consolidado como un refugio natural que combina la paz de las montañas con la espectacularidad del paisaje asturiano. Pero esto no es todo, pues para llegar hasta ella es necesario hacer una preciosa ruta que es ideal para hacer en familia.
Ladillo
La ruta a la Olla de San Vicente es un camino de apenas tres kilómetros de longitud que se convierte en uno de los mejores planes familiares de Asturias. Esto es gracias a su baja dificultad, pues el camino es prácticamente llano en todo momento y se tarda en completar poco más de una hora. Su punto de partida se encuentra en Tornín, donde se puede estacionar el vehículo en muchas de sus zonas públicas. Desde aquí, el sendero se convierte en una pista ancha que lleva a un puente de piedra que no hay que cruzar.
En todo momento el recorrido está señalizado a lo largo de la orilla del río, atravesando zonas de bosque y praderas que ofrecen una vista privilegiada del entorno. Así, transcurre entre robles, hayas y castaños, en un paisaje que cambia con las estaciones y que en primavera y otoño ofrece una paleta de colores vivos, en contraste con el azul turquesa del río Dobra. Igualmente, la zona cuenta con varias áreas donde los senderistas pueden descansar o hacer un pícnic a orillas del río.
Al final del trayecto, el camino se abre y muestra la tan ansiada Olla de San Vicente: una piscina natural creada por la erosión del río en una cavidad rocosa, que alcanza profundidades de hasta dos metros en algunas zonas. Su característica tonalidad verde-azulada se debe a la pureza del agua, que en este tramo discurre tranquila y cristalina. Durante los meses de verano, el lugar se convierte en un sitio perfecto para darse un baño, con visitantes que buscan un alivio refrescante en medio del clima templado del norte de España.
A pesar de su popularidad, el paraje sigue manteniendo una atmósfera de paz y aislamiento, en parte gracias a su acceso a pie, que limita la afluencia masiva de turistas. Las autoridades locales y grupos de conservación de la naturaleza fomentan un turismo responsable para preservar la biodiversidad y la calidad del agua, instando a los visitantes a evitar el uso de productos contaminantes en el río y a llevarse consigo cualquier residuo generado.
Cómo llegar
Desde Oviedo el viaje es de alrededor de 1 hora y 10 minutos por la carretera nacional 634. Por su parte, desde Ribadesella el trayecto tiene una duración estimada de 35 minutos por la misma vía.