La Escuela Naval Militar es la institución encargada de la formación de los oficiales de la Armada Española. Durante un período de cinco años, los aspirantes reciben una rigurosa educación que culmina el 16 de julio con la entrega de sus despachos. La princesa Leonor de España se encuentra actualmente cursando su instrucción castrense en la institución y se graduará en la próxima ceremonia de 2025. Una preparación por la que también han pasado su padre, el rey Felipe VI, y su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I.
Durante esta formación, la princesa espera prepararse para su futuro papel como Comandante Suprema de las Fuerzas Armadas. No obstante, la futura reina y sus compañeros cuentan con días de descanso en los que pueden disfrutar del pequeño paraíso escondido en la comarca de Morrazo, Pontevedra. Así, Marín acoge a la escuela naval, así como otros placeres turísticos que son dignos de visitar. Y es que, sus impresionantes espacios naturales y su importante casco urbano son una dualidad ideal para disfrutar de un turismo activo y para toda la familia.
La oferta turística de Marín
Las propuestas turísticas de Galicia son siempre una opción acertada para aquellos que esperan explorar espacios mágicos, salvajes e históricos. Pero la arquitectura, las playas y los parques etnográficos de Marín no tienen nada que envidiar del resto de municipios. Comenzando por su casco antiguo que goza de una con una de las plazas más interesantes, la Plaza del Reloj. Esta congrega antiguas casas de pescadores que convivían con la señorial Casa das Irmás Fontenla, así como los hogares de los corsarios que estaban al servicio del rey, según Terras de Pontevedra.
Asimismo, el Templo Vello, una iglesia con aspecto barroco que se remonta al silgo XII, La Plaza de Abastos, junto al famoso mercado local del mismo nombre, la Alameda con los jardines y el Palco de la Música o el Museo Manuel Torres, son otros puntos que bien merecen una visita.
Pero sin duda, uno de los focos que iluminan este pequeño pueblo es el arenal o laberinto de Mogor, uno de los petroglifos más analizados de la Comunidad Autónoma, según Viajar Galicia. Y es que, sus petroglifos, a pesar de ser descubiertos en el siglo XIX, se estima que pueden proceder del Neolítico, concretamente del 2.000 a. C. Sus pasadizos y dibujos siguen siendo un misterio para los científicos.
Por su parte, el Castro de A Subidá se localiza a escasos pasos de la villa de Marín. El asentamiento castrense data entre el siglo I y el IV y sus restos han servido para conocer la organización económica de Marín basada en la agricultura, ganadería, la predominancia del marisco y el comercio internacional. Desde su ubicación se tienen unas vistas privilegiadas de la Ría de Pontevedra y de la Isla de Tambo.
Además, se puede disfrutar de 24.000 metros cuadrados de la Granxa de Briz, un parque para niños y mayores en el que se puede explorar diferentes juegos infantiles, esculturas en madera, estanques, instrumentos musicales, un auditorio y árboles frondosos a través de los sentidos. Otro estupendo paraje familiar es el Lago Castiñeiras, compartido con el pueblo de Vilaboa. Este acoge un entorno natural que incluye un mirador, un Centro de Recuperación de Fauna Silvestre y uno de los campos de dólmenes más importantes de Galicia.
Las rutas de senderismo y las playas más especiales de Marín
Entre otros puntos naturales que destacan dentro de este pueblo pontevedrés, destacan sus playas resguardadas de fina arena, como la de Portocelo, de 350 metros de costa, Mogor, con 400 metros, y Aguete, con 920 metros. Sin duda pequeños paraísos en los que poder disfrutar de una tarde familiar entrañable.
Otro aspecto por el que destaca Marín es por la gran cantidad de rutas de senderismo naturales que rodean al pueblo. Una de las más conocidas es la Ruta de los Cinco Miradores, un camino circular de 10 kilómetros que mantiene un ritmo medio bajo y ofrece unas panorámicas increíbles de la Ría de Pontevedra.
Igualmente, para los más aventureros existe una alternativa con la Ruta do Monte Penizas, un recorrido lineal de 6 kilómetros, donde se atraviesa tanto caminos naturales como tramos de carretera. Los visitantes que recorran este trayecto obtendrán unas vistas panorámicas de la ría, además de poder acceder a dos monumentos religiosos de enorme belleza: Santa María do Campo y Santo Tomé de Piñeiro.