La Guerra Civil marcó para siempre a la sociedad española. Tanto es así, que su influencia cultural, social y arquitectónica continúa vigente en la actualidad y a veces más de lo que pensamos. Las construcciones de aquellos años conviven con nosotros.
A solo cuatro paradas de metro de Callao, se alzan tres imponentes estructuras de hormigón que fueron testigos de una de las batallas más cruentas y decisivas en Madrid: la Batalla de la Ciudad Universitaria. Hablamos de los búnkeres del Parque del Oeste, construidos durante la contienda para forma parte de la línea defensiva de la ciudad del bando sublevado.
Los búnkeres del Parque del Oeste
Situados al norte del parque, junto a la Avenida Séneca, los búnkeres apuntan hacia el actual Cuartel General del Ejército del Aire. En esa zona se ubicaba la antigua Cárcel Modelo, que albergó a prisioneros fascistas y sirvió como refugio para milicianos durante la guerra, encargados de frenar a las tropas franquistas y proteger Madrid. En 1939, la prisión fue demolida por el deterioro de su estructura tras tres años de bombardeos y metralla.
El bando sublevado concibió estos fortines como nidos de ametralladoras. Uno de ellos conserva la inscripción “ZAPADORES N.º 7″, reivindicando su autoría. De la veintena original, solo tres búnkeres han resistido a los estragos de la guerra y las obras posteriores en la zona, como la construcción de la M-30 y edificios cercanos. Estos búnkeres se encuentran bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Una ruta por los búnkeres del Parque del Oeste
El recorrido para conocer de cercas estos fortines comienza en la Avenida de Séneca, cerca de la Ciudad Universitaria. Desde este punto, el acceso al parque se realiza por senderos que se adentran en la arboleda, lo que ofrece una introducción tranquila del entorno. No hay que olvidar que el Parque del Oeste es uno de los lugares favoritos de los madrileños para hacer pícnics en días festivos y findes de semana.
El primer búnker se encuentra a pocos metros de la entrada. Este fortín, que es uno de los más accesibles al público, se caracteriza por su estructura de hormigón reforzado, diseñado para resistir bombardeos y artillería. Aunque con el paso de las décadas ha sufrido un cierto deterioro, aún se pueden observar los restos de sus muros gruesos y los espacios interiores que servían de refugio y punto de observación para los soldados.
El recorrido sigue por el sendero principal, donde es necesario mantenerse atento a las desviaciones que conducen al segundo búnker. Esta estructura se encuentra en una zona ligeramente elevada, lo que explica su ubicación estratégica para la defensa de la ciudad y ofrece una perspectiva clara del entorno. El tercer y último búnker está un poco más apartado, rodeado de vegetación que ha crecido con los años.
En cuanto a la accesibilidad, los búnkeres están situados en zonas de fácil acceso, aunque algunos senderos pueden ser irregulares. Además, más allá de que se recomiende a los visitantes no ingresar en el interior de los búnkeres, entrar dentro de ellos es una labor complicada, ya que su entrada está tapiada.