La Ciudad Encantada, situada en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, es uno de los enclaves naturales más sorprendentes de España. Enclavado en el municipio castellano de Valdecabras, esta maravilla geológica es un auténtico museo natural al aire libre. Con unas formaciones rocosas de aspecto inusual, evoca un universo mágico que parece sacado de un cuento. Lo que pocas personas saben es que esta ciudad emergió tras haber estado sumergida en las aguas del antiguo mar de Thetis, hace unos 90 millones de años.
El origen de la ciudad encantada
Hace millones de años, la región de Cuenca formaba parte del fondo del mar de Thetis. Durante el periodo Cretácico, este mar cubría vastas extensiones de lo que hoy es la Península Ibérica, permitiendo la acumulación de grandes cantidades de carbonato cálcico en el lecho marino. Cuando el agua se retiró, varios movimientos tectónicos elevaron el terreno, dejando al descubierto estas formaciones. Los milenios fueron pasando y la erosión causada por el agua, el viento y las temperaturas extremas de la zona tallaron en las rocas unas curiosas siluetas que han creado este paraje singular.
Declarada Sitio Natural de Interés Nacional en 1929, la Ciudad Encantada también logró ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1966, consolidándose así como uno de los atractivos naturales más importantes de España.
Formaciones rocosas y senderos
La Ciudad Encantada ofrece un recorrido circular de unos tres kilómetros, de fácil acceso y bien señalizado, donde los visitantes pueden observar formaciones rocosas de curiosos aspectos que recuerdan a figuras humanas, animales y objetos. Cada una de ellas ha sido bautizada con nombres que revocan a aquello que representan.
Entre las figuras más destacadas se encuentra el Tormo Alto, una roca con forma de seta que se ha convertido en símbolo de la Ciudad Encantada. Su forma única se debe a la resistencia de su parte superior, que ha soportado mejor la erosión, mientras que la parte inferior ha ido siendo moldeada con el tiempo.
Otra formación llamativa es Los Barcos, una estructura que parece un puerto de embarcaciones, y La Cara del Hombre, una roca donde se perciben claramente los rasgos de un rostro humano. Estas figuras son el resultado de un proceso de karstificación, en el que el agua disuelve ciertas rocas, creando cavidades y formas inusuales.
El Perro y Los Amantes de Teruel completan esta lista de formaciones emblemáticas. La roca del Perro recuerda a un can de grandes proporciones, mientras que Los Amantes de Teruel representan a una pareja besándose, en alusión a la famosa leyenda de amor trágico de la ciudad aragonesa.
Un ecosistema diverso
El entorno de la Ciudad Encantada no se limita a las formaciones rocosas. Rodeada de bosques y una flora variada, esta zona cuenta con especies como robles, enebros y pinos, que se adaptan a las cambiantes estaciones, transformando el paisaje con sus tonos y aromas. En primavera, las flores inundan el espacio con una amplia gama de colores, mientras que en invierno el entorno se cubre de tonos más sobrios, acentuando el carácter místico del lugar.
La fauna es también abundante. Durante el recorrido es posible observar animales típicos de la Serranía de Cuenca, como jabalíes, zorros y águilas reales, que encuentran en este parque natural un hábitat ideal para prosperar. Además, diversos paneles informativos ayudan a los visitantes a entender el ecosistema y la historia geológica del lugar.
Entradas a La Ciudad Encantada
La Ciudad Encantada está abierta al público todos los días de la semana, de 10:00 a 19:30 horas. La entrada tiene un costo de 6 euros para adultos y 5 euros para niños de entre 8 y 12 años, siendo gratuita para los menores de 7 años. También existe la opción de realizar visitas guiadas, que ofrecen una explicación más detallada del proceso de formación de las rocas y los mitos asociados a cada figura; estas tienen un costo de 10 euros.
Las entradas sólo se pueden adquirir en el lugar, por lo que es recomendable llegar temprano, especialmente durante los meses de mayor afluencia de turistas. La visita guiada permite entender el fenómeno de la karstificación y apreciar con detalle cómo la naturaleza, a través del tiempo, ha dado vida a estas figuras.