La comarca de Osona está llena de rincones que son una maravilla. Esta región barcelonesa, caracterizada por su rica diversidad cultural, histórica y geográfica, combina un paisaje montañoso, dominado por el macizo del Montseny y la sierra de Cabrera, con fértiles valles que sustentan una activa agricultura y ganadería. Asimismo, la capital comarcal, Vic, es conocida por su importante patrimonio medieval, reflejado en su casco antiguo y su emblemática plaza Mayor.
De hecho, es precisamente esta ciudad la que nos trae hoy aquí, pues gracias a su arquitectura y conjunto monumental se ha convertido en un destino imprescindible en la región. Con una historia que se remonta a la época romana, Vic ha sabido preservar sus raíces mientras se adapta a la modernidad, y su centro histórico es un testimonio de su evolución a lo largo de los siglos. La ciudad, además, es conocida por su vibrante escena cultural, sus productos gastronómicos de alta calidad y sus eventos tradicionales, que atraen tanto a locales como a turistas.
Un origen romano
El origen de Vic se remonta a los íberos y romanos, quienes la denominaron Ausa y, más tarde, Auso. De hecho, la ciudad alberga uno de los pocos vestigios romanos en Cataluña: el Templo Romano de Vic, construido en el siglo II d.C,. Más tarde, durante la época visigoda, Vic se convirtió en un centro episcopal importante, función que mantuvo incluso tras la invasión musulmana, mientras que en el siglo IX, el conde Wifredo el Velloso promovió la repoblación de Vic como Vicus Ausonae, impulsando su desarrollo religioso y comercial en la Edad Media.
Así, la ciudad medieval de Vic, rodeada por murallas, se consolidó como un núcleo comercial y artesanal, además de un centro intelectual y religioso con la fundación de escuelas y universidades. En los siglos XVI y XVII, se construyeron monumentos emblemáticos como la catedral de Sant Pere, que presenta una fusión de estilos románico, gótico y barroco. La feria agrícola Mercat del Ram, una de las más antiguas de Cataluña, también se consolidó en esta época.
Durante el siglo XIX, Vic fue un bastión del carlismo y sufrió las consecuencias de las guerras carlistas. Con la industrialización, destacó por su producción de embutidos, especialmente la longaniza, impulsando su economía. Ya en el siglo XX, Vic se convirtió en un centro educativo y cultural, con eventos como el Mercat Medieval y el Mercat del Ram, que atraen a miles de visitantes.
Un viaje a través de la historia
El legado histórico de Vic es visible en sus calles y plazas, donde se encuentran ejemplos de arquitectura que abarcan desde el periodo romano hasta el gótico y el barroco. Uno de los puntos más emblemáticos es la Plaça Major, una de las más grandes de Cataluña, que alberga mercados, festivales y eventos durante todo el año. Rodeada de edificios históricos con pórticos que datan de la Edad Media, esta plaza es el corazón de la ciudad y un lugar perfecto para sumergirse en el ambiente de Vic.
Igualmente, la catedral de Sant Pere, construida en el siglo XI y reformada en los siglos posteriores, es otro símbolo de la ciudad. Destaca por su mezcla de estilos, que incluyen el románico, el gótico, el barroco y el neoclásico, y por las pinturas murales del artista Josep Maria Sert, que cubren gran parte de su interior y aportan un toque único a la catedral. A pocos pasos de allí se encuentra el Museo Episcopal, que alberga una de las colecciones de arte medieval más importantes de Cataluña, con piezas que van desde esculturas y retablos hasta orfebrería y textiles.
Además, el Templo Romano, construido en el siglo II d.C. y descubierto en 1882, es un vestigio de la antigua ciudad de Ausa. Es por ello que este templo es una de las pocas estructuras romanas conservadas en Cataluña y permite a los visitantes hacer un auténtico viaje en el tiempo. Su descubrimiento tuvo lugar en el conocido como castillo de los Montcada, el cual fue construido en el año 897 por Guifré el Pilós y a partir del siglo XI fue propiedad y residencia de la familia de los Montcada. Tras su descubrimiento, la fortaleza fue derribada, aunque todavía se mantienen algunos restos.
Uno de los mejores mercados medievales de España
Por otro lado, Vic destaca también por su dinamismo cultural y por mantener vivas tradiciones que datan de hace siglos. Uno de los eventos más populares es el Mercat Medieval, que tiene lugar en diciembre y transforma la ciudad en un mercado medieval donde se recrean escenas de la vida en la Edad Media, con artesanos, espectáculos y puestos de comida que atraen a miles de visitantes. Durante el verano, el Festival Internacional de Música de Cantonigròs, que se celebra en Vic desde 2013, reúne a músicos y bailarines de todo el mundo, consolidando a la ciudad como un referente en el ámbito cultural.
El Mercat del Ram, una de las ferias más antiguas de la ciudad, también es un evento destacado que se celebra cada Semana Santa y que tiene como protagonista la agricultura y la ganadería, sectores tradicionales de la región de Osona. Este mercado ofrece una oportunidad única para conocer la vida rural y disfrutar de una amplia gama de productos locales y actividades lúdicas para todas las edades.
Por si fuera poco, esta ciudad es uno de los mejores destinos gastronómicos de Barcelona. Conocida especialmente por sus embutidos, como la longaniza de Vic, un producto con Indicación Geográfica Protegida, la ciudad ha desarrollado una reputación de excelencia en el ámbito culinario. La longaniza, elaborada con métodos tradicionales, es apreciada por su sabor y calidad y es uno de los productos más representativos de la gastronomía catalana. Además, la región de Osona es famosa por otros embutidos como el fuet y la butifarra, que son fundamentales en la dieta local.
Cómo llegar
Desde Barcelona, el viaje es de alrededor de 1 hora y 15 minutos por la vía C-17. Por su parte, desde Girona el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora por la carretera C-25.