Los cinco pueblos perfectos para visitar este otoño en Madrid: escondidos entre montes y declarados Bien de Interés Cultural

Con la llegada del otoño, los días se acortan y sentimos esa necesidad de aprovechar las horas de sol para hacer planes como, por ejemplo, ir de excursión a un pueblo cerca de nuestra ciudad. La Comunidad de Madrid ofrece paisajes únicos teñidos por los colores que caracterizan a esta estación: marrones, naranjas, rojos y amarillos. A tan sólo unos kilómetros de la capital, encontramos localidades perfectas para disfrutar de una jornada diferente y huir un poco del bullicio y el ajetreo de la ciudad.

Situado en la Sierra Norte de Madrid, El Berrueco se caracteriza por sus puentes romanos, iglesias de la Edad Media, plazas en las que parece que el tiempo se ha detenido, bosques, arroyos y senderos. Fundada en el siglo XI como aldea dependiente de Uceda, en su territorio se han encontrado restos de un pasado romano, como el puente del Arroyo Jóbalo, o de la época árabe, como la torre de la Atalaya.

Conocido por su entorno natural y su cercanía al embalse de El Atazar, es un destino idóneo para disfrutar de las actividades al aire libre. El casco antiguo del pueblo conserva aún su arquitectura tradicional, con construcciones de piedra que reflejan su historia rural.

Descubrir esta villa es conocer uno de los mejores y más representativos ejemplos de la arquitectura pizarra negra. Un lugar único de la Comunidad de Madrid, que le hizo merecedor de ser declarado en 1999 Bien de Interés Cultural en la Categoría de Conjunto Histórico, por su valor etnográfico y ambiental.

Perderse por sus calles serpenteantes, empedradas y en cuesta, es como hacer un viaje en el tiempo a tiempos pasados. En la parte alta de esta aldea encontramos unas curiosas explanadas que sirven hoy como inmejorables miradores. En algunas de las vías de Patones, junto a las viviendas, podemos contemplar antiguos hornos que en su momento servían para cocer el pan.

Situado en la Sierra Norte de Madrid, el único municipio de la comunidad que conserva íntegro su recinto amurallado, Monumento Nacional desde 1931. Este conjunto medieval de origen árabe, declarado Bien de Interés Cultural, rodea su casco histórico y ofrece una visión única de la arquitectura defensiva de la región. A orillas del río Lozoya, el pueblo destaca por su castillo, de estilo gótico-mudéjar, y por la iglesia de Santa María del Castillo. Tras sus muros milenarios aguardan el Castillo, la Iglesia de Santa María del Castillo, la Torre de Reloj y hasta un museo con obras de Picasso.

Este pequeño municipio es conocido por sus casas encaladas que evocan el estilo de una villa andaluza. Situado en un entorno natural tranquilo, a unos 50 kilómetros de la capital, este pueblo destaca por sus estrechas calles empedradas y su arquitectura blanca que contrasta con el verde de los paisajes circundantes. En el pasado, fue un refugio para artistas que buscaban inspiración en su serenidad y belleza, lo que le ha dado un carácter bohemio y artístico. La miel y sus típicos dulces tradiciones son muy populares.

Nuevo Baztán se fundó principios del siglo XVIII por el industrial y político Juan de Goyeneche. El núcleo histórico destaca por su conjunto arquitectónico barroco, diseñado por el arquitecto José de Churriguera, que incluye el palacio de Goyeneche y la iglesia de San Francisco Javier. Concebido como un centro industrial, fue una de las primeras fábricas integradas de España, con talleres dedicados a la producción de vidrio, tejidos y otros bienes. Actualmente, su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural, atrayendo a quienes buscan historia, arte y un paseo por un entorno singular que refleja la visión utópica de su fundador.