Suecia ofrece un mosaico de paisajes y colores que atraen a viajeros de todo el mundo. Sus islas son uno de los destinos más reclamados gracias a sus encantos y gran tradición, pues por norma general, han sabido mantener las costumbres y su cultura con el paso del tiempo. Así, desde el idílico archipiélago de Estocolmo, con más de 30.000 islas y cayos, hasta las agrestes costas del archipiélago de Bohuslän, estas tierras emergidas del Báltico y el Mar del Norte combinan una belleza salvaje con una rica historia marinera.
En cada isla, el visitante puede encontrar pequeños pueblos de pescadores, extensos bosques, playas rocosas y una biodiversidad única, ofreciendo un refugio para quienes buscan tranquilidad, naturaleza y una conexión con la vida tradicional escandinava.
De este modo, uno de los mayores ejemplos se encuentra en Gullholmen una pequeña isla situada en la costa oeste de Suecia, es conocida por ser uno de los pueblos de pescadores más antiguos del país. Ubicada en el archipiélago de Bohuslän, a unos 90 kilómetros al norte de Gotemburgo, este enclave ha resistido el paso del tiempo y se ha convertido en un destino turístico de primer orden gracias a todos sus encantos.
Una imagen de postal
La historia de Gullholmen se remonta a más de 400 años, cuando las primeras comunidades de pescadores se establecieron en la isla. Durante siglos, la pesca ha sido el pilar económico de la región, y las familias que residían en la isla dependían de la abundancia de arenque y caballa en las frías aguas del Mar del Norte. Es por ello que la pesca artesanal sigue siendo una actividad importante, aunque el turismo ha comenzado a ocupar un lugar más destacado en la economía local.
A diferencia de otras islas cercanas que se han modernizado, Gullholmen ha mantenido su carácter rústico y pintoresco. Las tradicionales casas de madera pintadas de rojo y blanco, algunas de las cuales datan de los siglos XVIII y XIX, siguen en pie y forman un paisaje urbano que parece no haber sido alterado por la modernidad. Según datos de la Oficina de Turismo de Orust, el municipio al que pertenece Gullholmen, el pueblo es un ejemplo excepcional de preservación cultural en el archipiélago de Bohuslän.
Uno de los principales atractivos de la isla es su puerto, que con sus pintorescas embarcaciones tradicionales sigue siendo el corazón de la comunidad. Las calles estrechas y sinuosas que rodean el puerto ofrecen vistas al mar y están flanqueadas por pequeñas tiendas de artesanía, cafés y museos que celebran la rica historia marinera de Gullholmen. Uno de los sitios más destacados es el Museo de la Pesca, donde los visitantes pueden aprender sobre las técnicas tradicionales de pesca y la vida cotidiana de los antiguos pescadores.
Naturaleza y ferris
Más allá de sus pintorescas casas y su imagen de cuento, son muchos los turistas que se acercan a Gullholmen durante el verano para disfrutar de sus maravillosos paisajes. Así, la isla es un paraíso para los amantes del mar, con oportunidades para practicar deportes acuáticos, como kayak y vela, o simplemente disfrutar de un tranquilo día en las playas rocosas.
Igualmente, los senderos que recorren la isla permiten explorar su paisaje rocoso, con sus suaves colinas y vistas panorámicas al mar. En cuanto a la llegada, esta es bastante sencilla, pues para disfrutar de todas las maravillas de Gullholmen tan solo hay que coger un ferry desde Tuvesvik, en Orust, en un viaje que tarda alrededor de 10 minutos.