El espeluznante ‘pueblo maldito’ de Burgos que puedes visitar este Halloween

Sus habitantes comenzaron a marcharse en busca de mejores oportunidades, y el último en dejar el pueblo lo hizo en 1936, en los albores de la Guerra Civil

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Ochate. (Mario Modesto/Creative Commons)
Ochate. (Mario Modesto/Creative Commons)

Quedan pocos días para la fiesta de los amantes del terror, las casas abandonadas y los lugares malditos: Halloween. En menos de dos semanas, vuelve una vez más la noche de los muertos vivientes a las calles, donde los niños disfrutan de veladas con disfraces y con el famoso ‘truco o trato’. No obstante, para los jóvenes y adultos esas tradiciones se quedan un poco pequeñas y necesitan otras con más juego y adrenalina.

Por eso, muchos tratan de buscar una actividad alejada de una mera fiesta de disfraces para acercarse a una noche de terror. Un ejemplo es la visita a uno de los pueblos más escalofriantes de España: Ochate, un pueblo burgalés abandonado a pocos kilómetros de Miranda de Ebro, donde su único habitante es la naturaleza salvaje. Dentro del Condado de Treviño, en la pequeña isla burgalesa del País Vasco, el viento arrastra las espeluznantes voces que recuerdan el pasado del “pueblo maldito” y todos los acontecimientos paranormales que sucedieron en épocas anteriores.

Aunque en la actualidad no lo parezca, Ochate no estuvo marcado toda su historia, pues tuvo grandes años de prosperidad antes de caer en el abandono. Por este motivo, antes de hacer una escapada en este puente de octubre, es imprescindible conocer toda su historia.

El auge comercial y la caída de Ochate

El pueblo de Ochate, en
El pueblo de Ochate, en Burgos. (Turismo Burgos)

El llamado “pueblo maldito” de Burgos ha tenido otros apodos a lo largo de la historia. El primero del que se tiene constancia era “Diablos de Ochate” durante el siglo XII, aunque en ese momento la verdadera decadencia no había asomado. Durante el siglo XVI, Ochate se convirtió en un punto clave para la importante vía comercial que conectaba la Rioja Alavesa con el Cantábrico, la Ruta del Vino y del Pescado.

Debido a ello, el pueblo burgalés se convirtió en una parada obligatoria para todos los comerciantes. De este modo, se construyó la Iglesia de San Miguel, que aún hoy se erige en sus suelos de manera casi milagrosa, como testigo de aquellos tiempos de bonanza.

No obstante, el declive llegó con la apertura del Camino Real Nuevo de Vitoria a Laguardia a principios del siglo XIX, desviando las rutas comerciales y condenando a Ochate al aislamiento. Sus habitantes comenzaron a marcharse en busca de mejores oportunidades, y el último en dejar el pueblo lo hizo en 1936, en los albores de la Guerra Civil.

Desde entonces, los últimos 88 años ha sido objeto de misterios y especulaciones. Y es que, a medida que se quedó deshabitado, las historias sobre fenómenos inexplicables comenzaron a florecer entre las paredes abandonadas, dejando en el olvido su rica herencia histórica y alimentando la imagen del pueblo maldito que perdura hasta hoy.

Los fenómenos inquietantes de Ochate

Los hechos más inquietantes de Ochate salieron a la luz en 1982 con el artículo que Prudencio Muguruza publicó en la revista Mundo Desconocido: las Luces en la puerta secreta. Pero esta publicación, que da comienzo a la leyenda del pueblo, arrojaría más especulación que claridad sobre los mitos de Ochate.

Prudencio Muguruza en el artículo
Prudencio Muguruza en el artículo de 'Luces en la Puerta Secreta'. (Misterios de Ochate)

Según el artículo de Muguruza, su investigación comenzó después de que el 24 de julio de 1981 tuvo el avistamiento de algo, que “se convirtió en un documento fidedigno”, al tomar una foto que fue revelada dos meses después. Esta se hizo después de que Prudencio asegura ver un fogonazo de luz que descendió sobre la ermita de Burgondo, cerca de Ochate.

Las fotografías que tomó fueron enviadas incluso a la NASA, donde se clasificaron como posibles avistamientos de un OVNI. No obstante, el escritor aseguró que el misterio comenzó en 1860, cuando “se desató una epidemia de viruela”. Además, nombra dos sucesos más, uno de ellos en 1864, cuando “se repitió el flagelo, esta vez de tifus” y otra en 1870, dos años después de la desaparición en extrañas circunstancias de Antonio Villegas, el párroco del pueblo: “Se produjo la tercera y última epidemia, y evidentemente la más mortal: el cólera”, afirma en el artículo.

A partir de este momento, el pueblo comenzó a ser escenario de sesiones de espiritismo, rituales de magia negra y ceremonias que buscaban contactar con los espíritus de antiguos vecinos. No obstante, otros expertos no han tomado en valor el texto de Prudencio Muguruza, por la falta de pruebas presentadas.

El impresionante castillo del País Vasco enclavado en el corazón de un bosque centenario.
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