Los 7 pueblos más bonitos cerca de París: desde refugios para artistas hasta impresionantes villas medievales

Estos destinos ofrecen a los viajeros la oportunidad de desconectar del ritmo frenético de la capital y sumergirse en la historia, el arte y la naturaleza de Francia

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Auvers-sur-Oise, en Francia
Auvers-sur-Oise, en Francia

A tan solo unos kilómetros de la bulliciosa París, existen pequeños pueblos que ofrecen un remanso de paz y belleza. Estos destinos, llenos de encanto y autenticidad, son ideales para quienes buscan alejarse del ajetreo urbano sin alejarse demasiado de la capital gala. Con una mezcla de patrimonio histórico, paisajes idílicos y la típica arquitectura francesa, los pueblos que rodean París se han convertido en un destino cada vez más atractivo para los turistas. Es por ello que se ha elaborado una selección de siete pueblos maravillosos cerca de la ciudad parisina.

Giverny: Inspiración de Monet

Giverny, situado a unos 80 kilómetros al noroeste de París, es un destino imperdible para los amantes del arte. Este pequeño pueblo es conocido por haber sido el hogar de Claude Monet, el célebre pintor impresionista. Su casa y sus famosos jardines, inmortalizados en obras como Los Nenúfares, son la principal atracción. Los visitantes pueden recorrer el estanque de los nenúfares y el icónico puente japonés que tantas veces pintó Monet. Además, el Museo de los Impresionistas de Giverny permite profundizar en la obra de otros artistas de este movimiento que se inspiraron en la belleza de la región.

Provins: patrimonio medieval

Provins, en Francia
Provins, en Francia

A poco más de una hora de París, Provins es uno de los pueblos medievales mejor conservados de Francia y está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su muralla, torres defensivas y callejones empedrados trasladan a los visitantes a la Edad Media, cuando la localidad era un importante centro comercial en la ruta de las ferias de Champaña.

Entre los principales atractivos se encuentran la Torre César, una fortaleza del siglo XII que ofrece vistas panorámicas, y la iglesia de Saint-Quiriace, una construcción inacabada que domina el paisaje. Además, el pueblo es famoso por sus espectáculos medievales, que atraen a familias y amantes de la historia.

Barbizon: refugio de artistas

Barbizon, en Francia (Fontainebleau Turismo).
Barbizon, en Francia (Fontainebleau Turismo).

Conocido como el “pueblo de los pintores”, Barbizon fue el refugio de muchos artistas en el siglo XIX, atraídos por la tranquilidad de sus bosques y paisajes naturales. A tan solo 60 kilómetros de París, este pequeño enclave es famoso por haber sido el hogar de pintores como Théodore Rousseau y Jean-François Millet, precursores de la escuela de Barbizon, que buscaba representar la naturaleza de forma realista. Las calles de Barbizon están salpicadas de galerías de arte, estudios y pequeños museos, que permiten conocer mejor la influencia de este lugar en la historia del arte.

Chantilly: entre palacios y jardines

Chantilly es sinónimo de elegancia y refinamiento. Este encantador pueblo, a menos de una hora de París, es famoso por su imponente castillo, el Château de Chantilly, rodeado de jardines diseñados por Le Nôtre, el arquitecto paisajista del Palacio de Versalles. El castillo alberga el Museo Condé, que cuenta con una destacada colección de arte, incluyendo pinturas de maestros como Rafael y Botticelli. Además de su patrimonio cultural, Chantilly es un destino popular entre los amantes de la equitación, ya que la ciudad es conocida por sus establos y carreras de caballos.

Moret-sur-Loing: un rincón pintoresco a orillas del río

Moret-sur-Loing, en Francia
Moret-sur-Loing, en Francia

A menos de 100 kilómetros al sureste de París, Moret-sur-Loing es un pueblo de postal, con su río, su puente medieval y sus antiguas murallas. Este encantador rincón fue una fuente de inspiración para el pintor impresionista Alfred Sisley, quien capturó en sus lienzos la luz y la serenidad de este paisaje. Pasear por las orillas del Loing o perderse en las callejuelas empedradas es una experiencia tranquila y evocadora, ideal para quienes buscan desconectar del bullicio parisino.

Auvers-sur-Oise: el último refugio de Van Gogh

A poco más de 30 kilómetros de París, Auvers-sur-Oise es un pequeño pueblo que guarda un importante legado artístico, ya que fue el lugar donde Vincent van Gogh pasó sus últimos días. Los paisajes de la región, con sus campos de trigo y su iglesia, fueron inmortalizados en algunas de las obras más conocidas del pintor. En Auvers-sur-Oise se pueden visitar la casa donde vivió Van Gogh, así como su tumba, que comparte con su hermano Theo en el cementerio local. Además, el pueblo cuenta con otros atractivos culturales, como el Museo Daubigny, dedicado a otro destacado pintor del siglo XIX.

Montfort-l’Amaury: historia y tranquilidad

A unos 45 minutos al oeste de París, Montfort-l’Amaury es un pequeño pueblo que destaca por su historia y su atmósfera tranquila. Sus calles estrechas y adoquinadas conducen a monumentos como las ruinas del castillo de los Montfort o la iglesia de Saint-Pierre, con sus hermosas vidrieras. El pueblo fue también el hogar del compositor Maurice Ravel, cuya casa-museo es hoy uno de los principales atractivos turísticos. Rodeado de bosques, Montfort-l’Amaury es un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza y la historia en un entorno relajado.

Cinco de los pueblos más bonitos de Francia en la frontera con España, según ‘National Geographic’.
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