A solo unos kilómetros de Lisboa, se encuentran algunos de los pueblos más encantadores del país. Alejados del bullicio de la ciudad, estos rincones ofrecen una mezcla perfecta de historia, naturaleza y tradición. A continuación, se destacan algunos de los pueblos más bonitos que se pueden visitar en una excursión desde Lisboa, ideales para quienes buscan explorar la auténtica esencia portuguesa en entornos tranquilos y pintorescos.
Sintra: la joya romántica de Portugal
A tan solo 30 kilómetros de Lisboa, Sintra es un destino obligado para quienes buscan combinar naturaleza, historia y arquitectura de ensueño. Este pintoresco pueblo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es famoso por sus majestuosos palacios y jardines. El Palacio Nacional de Sintra y el colorido Palacio da Pena, con su estilo romántico del siglo XIX, son dos de los principales atractivos. Pero no es solo su arquitectura lo que atrae a los visitantes; su entorno natural, rodeado de colinas verdes y densos bosques, hace de Sintra un lugar perfecto para caminatas y paseos.
Cascais: elegancia costera
Situado a unos 30 kilómetros al oeste de Lisboa, Cascais es conocido por ser un antiguo refugio de la realeza europea. Este pueblo costero, que combina la sofisticación de un destino turístico con el encanto de un puerto pesquero tradicional, es ideal para disfrutar del mar y de su vibrante vida cultural. Sus playas, como la Praia da Rainha, son perfectas para relajarse, mientras que el casco antiguo ofrece calles adoquinadas llenas de cafés, tiendas y restaurantes. La Cidadela de Cascais, una fortaleza del siglo XVII, es uno de los principales puntos de interés histórico.
Azenhas do Mar: el balcón sobre el Atlántico
Azenhas do Mar es un pequeño y pintoresco pueblo costero situado al norte de Sintra. Sus casas blancas se agrupan en acantilados que descienden hacia el océano Atlántico, creando una imagen espectacular que atrae a fotógrafos y viajeros por igual. El encanto de la localidad reside en su tranquilidad y en las vistas inmejorables del mar desde sus miradores. En su pequeña playa, una piscina natural formada por las rocas permite disfrutar de un baño refrescante. Además, la oferta gastronómica del lugar, con mariscos frescos y pescados de la región, es otro de los motivos para visitarlo.
Óbidos: la villa amurallada
A una hora al norte de Lisboa, Óbidos es un pequeño pueblo medieval que parece sacado de un cuento de hadas. Su imponente muralla, que rodea todo el pueblo, ofrece vistas panorámicas impresionantes. Al caminar por sus estrechas calles empedradas, flanqueadas por casas encaladas decoradas con buganvillas, los visitantes se encuentran con tiendas de artesanía, librerías y bares donde se puede probar la famosa ginjinha, el licor tradicional de guinda. A su vez, el castillo de Óbidos, que hoy en día funciona como una pousada (hotel histórico), es una de las principales atracciones.
Ericeira: el paraíso del surf
A unos 50 kilómetros al norte de Lisboa, Ericeira es un destino de fama mundial entre los surfistas. Con playas que ofrecen algunas de las mejores olas de Europa, este pueblo pesquero ha sabido mantener su encanto tradicional a pesar del creciente turismo. El casco antiguo de Ericeira, con sus calles estrechas y casas encaladas decoradas con azulejos, invita a perderse entre tiendas de artesanía y cafés con terrazas. Además, su gastronomía, basada en mariscos y pescados frescos, es uno de los grandes atractivos para los visitantes.
Mafra: historia y monumentalidad
A solo 40 kilómetros de Lisboa, Mafra es conocido principalmente por su imponente Palacio Nacional, uno de los edificios barrocos más grandes de Europa. Construido en el siglo XVIII por el rey Juan V, el palacio incluye una basílica, un convento y una biblioteca con más de 36,000 volúmenes. Además de su rico patrimonio histórico, Mafra está rodeado de paisajes naturales, con el Tapada Nacional de Mafra, un vasto parque forestal que ofrece rutas de senderismo y oportunidades para observar la fauna local.
Sesimbra: naturaleza y mar
Ubicado al sur de Lisboa, en el Parque Natural de la Arrábida, Sesimbra es un encantador pueblo pesquero con un ambiente relajado y una impresionante costa. Sus playas de aguas cristalinas, como la Praia do Ribeiro do Cavalo, son de las más bonitas de la región, mientras que el castillo de Sesimbra, con vistas panorámicas sobre el Atlántico, ofrece una ventana a la historia medieval del lugar. La localidad también es un punto de partida para excursiones en barco, donde se pueden avistar delfines en la costa.
Alcochete: a orillas del Tajo
Al otro lado del río Tajo, a unos 40 kilómetros de Lisboa, se encuentra Alcochete, un pueblo tradicional que ha mantenido su identidad a pesar de su cercanía a la capital. Conocido por sus salinas y su patrimonio vinculado a la pesca, la villa es un lugar ideal para disfrutar de un ambiente tranquilo. Su centro histórico, con iglesias centenarias y casas típicas, es perfecto para un paseo relajado, mientras que las orillas del Tajo ofrecen vistas panorámicas hacia Lisboa.