Uno de los destinos más deseados por la mayoría de los viajeros es Nueva York. Con un horizonte abrumador en el que los altos rascacielos parecen no tener fin y una oferta cultural que es de las más ricas del planeta, la ‘Gran Manzana’ atrae cada año a millones de turistas que buscan conocer una de las mayores ciudades del mundo. Esta además no es solo un icono turístico, sino que cuenta con un patrimonio histórico de gran valor y donde la ciudad ha sido el epicentro de tendencias y movimientos sociales que han influido globalmente durante décadas.
De este modo, destacan símbolos arquitectónicos como el Empire State Building y el One World Trade Center, así como por su rica escena artística y cultural, que abarca desde Broadway hasta museos de renombre mundial como el MoMA y el MET. Pero esto no es todo, pues en los alrededores de la ciudad también se encuentran pequeños rincones con muchos encantos. Lo cierto es, que Nueva York atrae todas las miradas, pero si se tiene tiempo y se quiere disfrutar de una experiencia algo diferente, estos lugares son los destinos ideales.
En este sentido, apenas a una hora de la ‘Gran Manzana’ la población de Spring Lake se alza como uno de los puntos más especiales de la costa de Jersey. Esta localidad pertenece al estado de Nueva Yersey y se caracteriza por su lujo, exclusividad y tranquilidad al borde de la playa, desde la cual en algunas ocasiones se puede disfrutar de una de las mayores experiencias de la zona: el avistamiento de ballenas.
‘La joya de la costa de Jersey’
Este pintoresco pueblo combina un entorno natural prístino con una rica herencia arquitectónica y cultural que evoca el glamour de finales del siglo XIX y principios del XX, lo que le ha valido para ser renombrado como la ‘joya de la costa de Jersey’. Fundado en 1892, Spring Lake cuenta con una población residente no muy alta, pero su número de visitantes aumenta considerablemente en la temporada alta de verano, cuando turistas de Nueva York, Filadelfia y otras ciudades cercanas acuden en busca de playas vírgenes y un ambiente relajado.
Estos se ven atraídos por la atmósfera única que desprende la localidad. A diferencia de otros lugares de Nueva Jersey, que tienden a ser más comerciales y bulliciosos, este pueblo ha mantenido un enfoque en el turismo de calidad, atrayendo a un público que valora la tranquilidad, el lujo discreto y las experiencias auténticas. Las mansiones victorianas que bordean sus calles arboladas y el emblemático paseo marítimo —de casi tres kilómetros de largo y uno de las más antiguas del estado— son testimonio de su herencia histórica, brindando un encanto particular que transporta a los visitantes a una época pasada.
A su vez, la Third Avenue, repleta de tiendas locales, restaurantes y acogedores cafés, es ideal para disfrutar del ocio de la ciudad. Además, la playa, con su arena fina y aguas relativamente tranquilas, es otro de sus mayores atractivos, siendo es un punto de encuentro tanto para familias como para quienes buscan un lugar apacible para relajarse. Así, el arenal brinda una experiencia única gracias a su aire cautivador.