Conocer a fondo todos los rincones del mundo es una tarea realmente ardua. Pero lo cierto es que merece la pena descubrir las leyendas e historias que esconden diversos lugares del planeta. Una de esas grandes curiosidades alude a un país que ostenta un valioso título: es el que más lagos tiene, en concreto, más de dos millones. De hecho, es casi imposible pensar en este territorio y que no vengan a la mente sus mares cerrados, que es como se conocen, dada su gran extensión.
Aunque son muchos los atractivos que alberga España, quienes tienen la oportunidad de hacerlo, descubren en el extranjero paisajes, ciudades y monumentos que difícilmente pueden borrar de sus recuerdos. Este es el caso de Canadá, que tiene más lagos que el resto de los países del mundo juntos. A pesar de que uno de los más famosos es el Lago Louise, que se conoce, sobre todo, por su color turquesa y los picos que lo rodean, ese no es el único que no deja indiferente a nadie por su belleza.
Es habitual que, cuando se piensa en Canadá, vengan a la mente el frío, los osos polares, la naturaleza espectacular, casas de campo… Pero lo cierto es que sus preciosos lagos son una de las señas de identidad de un país que cuenta con cerca del 20% de los recursos de agua dulce del planeta. Aunque no todos son igual de populares, la inmensa mayoría son alucinantes y tienen un encanto especial que hace que su visita sea casi obligada.
El grupo de lagos de agua dulce más grande del planeta
Los Grandes Lagos de Canadá son un conjunto de cinco superficies que se extienden a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Formados por los lagos Superior, Michigan, Hurón, Erie y Ontario, forman el sistema lacustre de agua dulce más extenso del planeta. Según estudios científicos, se originaron hace aproximadamente 13.000 años, al final de la última glaciación. Entre ellos, el lago Superior destaca por ser el más grande y profundo, con una media de 149 metros.
Si se combinaran en una sola superficie, los Grandes Lagos cubrirían un área de 244.160 kilómetros cuadrados. Están interconectados, lo que configura un extenso sistema hidrológico que ha dado lugar a ecosistemas únicos y una biodiversidad notable. Cabe destacar que el lago Michigan es el único de los cinco que se encuentra completamente dentro de territorio estadounidense. El lago Superior es el más emblemático del grupo, no solo por sus dimensiones, sino también por su paisaje poco habitado y de vegetación escasa en las zonas frías, que evocan escenarios cinematográficos.
La siguiente parada obligada es el Parque Nacional Banff, donde se encuentra el famoso lago Louise. Es posible nadar en sus aguas o alquilar una canoa para explorarlo, pero quienes busquen una vista panorámica pueden optar por ascender el ‘Pulgar del Diablo’, una elevación de casi 900 metros. Aunque el esfuerzo es considerable, las vistas recompensan el esfuerzo, especialmente desde la cima, donde el color de las aguas del lago Louise se aprecia en todo su esplendor. Durante la subida, también se pueden contemplar el lago Espejo y el lago Agnes, cuyos paisajes se vuelven más impresionantes a medida que se gana altura.
De colores intensos y rodeados de naturaleza
El lago Moraine, ubicado en el Parque Nacional Banff, es un espacio de agua más pequeño e íntimo, conocido por su profundo tono azul que parece sacado de un cuento. Está rodeado por una decena de picos y ofrece la posibilidad de recorrer sus aguas en canoa o explorar sus alrededores a través de rutas de senderismo.
Por su parte, el lago Esmeralda se encuentra en el Parque Nacional Yoho. Rodeado de frondosos bosques y pequeños pueblos, su belleza natural es impresionante. Al anochecer, el entorno cobra vida con las luces de las cabañas cercanas y los altos abetos y álamos, creando un paisaje espectacular para quienes buscan desconectar durante unas vacaciones.
El Great Bear Lake o Lago del Gran Oso destaca por su forma alargada más que por su anchura, comparado con otros lagos canadienses. Limitado por una gran montaña en un extremo y rodeado de abundante vegetación, el lago ofrece cierto resguardo frente a las condiciones climáticas adversas.
Entre otros destinos acuáticos que merecen una visita se encuentran el lago Joffre, el lago Maligne, el lago Peyto, el lago Athabasca, el Gran Lago del Esclavo, el lago Winnipeg y el lago Nipigon. La mejor época para visitar estos lagos es durante el verano, cuando el clima permite disfrutar plenamente de sus paisajes.