Barcelona es una ciudad que deslumbra por su combinación de historia, arte y modernidad. Situada a orillas del Mediterráneo, la capital catalana destaca por su arquitectura única, con obras icónicas de Antoni Gaudí, como la Sagrada Familia y el Parque Güell. Sus barrios vibrantes, como el Gótico y El Born, invitan a perderse por sus estrechas calles llenas de historia. A ello se suma una oferta cultural diversa, una gastronomía mediterránea de renombre y un litoral que convierte a Barcelona en un destino imperdible.
Pero esto no es todo, pues la Ciudad Condal está repleta de secretos y rincones que no todo el mundo conoce. Así, en la parte alta de la capital catalana, se ubica una de las joyas arquitectónicas de Cataluña, un impresionante monumento que sorprende gracias a su majestuosa arquitectura y dilatada historia. Se trata del monasterio de Santa María de Pedralbes, un imponente edificio que a día de hoy constituye uno de los mejores ejemplos del gótico catalán, tanto por la iglesia como por el claustro de tres plantas, uno de los más espaciosos y armónicos de este estilo.
Una dilatada historia
El monasterio de Pedralbes se fundó en el año 1327 por petición de la reina Elisenda de Montcada, la cual, en un gesto de gran generosidad, donó los terrenos de Pedralbes para la construcción del convento, dedicándolo a la orden de las clarisas. La comunidad religiosa vivió en clausura desde entonces, y el monasterio se mantuvo como un lugar de oración y contemplación durante casi siete siglos. El papel de Elisenda de Montcada en la creación del monasterio es central no solo en términos arquitectónicos, sino también simbólicos.
Tras la muerte de su esposo en 1328, la reina vivió en un palacio adyacente al convento y, según su voluntad, fue enterrada en un sepulcro que tiene la particularidad de presentar dos caras: una hacia la iglesia y otra hacia el claustro. Siglos más tarde, el monasterio sufrió una serie de reformas como consecuencia de la unión de las coronas catalanoaragonesa y castellana y por la reforma franciscana de la estricta observancia, en el marco de una reforma general de la Iglesia.
Uno de los cambios más notorios fue la sustitución de las abadesas pertenecientes a los grandes linajes catalanes, por otras vinculadas a las familias castellanas. Pero no solo eso, sino que se embellecieron ciertas estancias, se construyó el tercer piso del claustro, y se renovaron las vidrieras de la iglesia. Sin embargo, en los siglos posteriores la abadía entró en un periodo de decadencia debido a numerosos acontecimientos hasta el año 1877, cuando se iniciaron las obras de restauración dentro del marco del movimiento cultural de la Renaixença.
Las obras de restauración duraron hasta principios del siglo XX gracias a la influencia de Eulària Anzizu y a partir de 1949 se abrió al público una parte del monasterio. Pero esto no es todo, pues en 1983, el antiguo huerto grande del Monasterio de Pedralbes fue transformado para construir un nuevo convento, destinando las instalaciones originales a lo que hoy es el museo-monasterio, que más tarde se integró en el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona (MHCB). En 1993, parte de la colección Thyssen-Bornemisza fue alojada en el dormitorio y la sala de la Reina, aunque en 2004 fue trasladada al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC),
Una joya del gótico catalán
La arquitectura del monasterio de Pedralbes es uno de los mejores ejemplos del estilo gótico catalán. Su iglesia, de una sola nave, destaca por la austeridad de sus líneas y la altura de sus muros. Sin embargo, el verdadero corazón del conjunto es su claustro, considerado uno de los más grandes y armoniosos de la época. De tres pisos, está rodeado de un jardín central que refleja la serenidad y el espíritu contemplativo de la vida monástica.
Pero esto no es todo, pues entre sus joyas destaca la capilla de Sant Miquel, que conserva frescos y pinturas al óleo del siglo XIV, un testimonio excepcional de la pintura gótica catalana. Asimismo, los vitrales góticos del templo son considerados los más importantes de Cataluña, tanto por su antigüedad como por su impecable estado de conservación. Otro elemento simbólico es la tumba de la reina Elisenda de Montcada, fundadora del monasterio.
Este sepulcro bifrontal es único por representar las dos facetas de la vida de la reina: desde la iglesia se la muestra vestida y coronada, en su rol monárquico; mientras que desde el claustro aparece como viuda y monja, vestida con el sencillo hábito franciscano. Esta dualidad refleja el vínculo entre la vida espiritual y el poder real, un aspecto central en la fundación del monasterio.
Cómo visitarlo: horario y precios
Para visitar el monasterio de Pedralbes se debe tener en cuenta su horario, pues este varía en función de la época del año. Así, del 1 de octubre al 31 de marzo abre sus puertas de:
- Martes a viernes de 10:00 h a 14:00 h.
- Sábados y domingos de 10:00 h a 17:00 h.
- Domingos a partir de las 15:00 h, entrada gratuita.
- Festivos de 10:00 h a 14:00 h.
Por su parte, del 1 de abril al 30 de septiembre el horario es el siguiente:
- Martes a viernes de 10:00 h a 17:00 h.
- Sábados de 10:00 h a 19:00 h.
- Domingos de 10:00 h a 20:00 h (entrada gratuita a partir de las 15:00 h).
- Festivos de 10:00 h a 14:00 h.
En cuanto al precio, el coste de la entrada general es de 5 €, mientras que la tarifa reducida es de 3,5 €. Además, la entrada es gratuita para ciertos grupos como los menores de 16 años, miembros de la ICOM, guías turísticos acreditados o profesionales de la prensa.