Con la llegada del otoño, se echan de menos los viajes tranquilos para la desconexión, en lugares donde dejar atrás las masificaciones del verano. Sin duda, entre los destinos más interesantes que pueden dotar de extraordinarios colores anaranjados y luces rojizas con un encanto diferente, los pueblos que rodean las grandes ciudades de Italia son una de las opciones más cotizadas.
Así, gracias al clima suave y la naturaleza exuberante que envuelven los paisajes de Campania, una región en el sur de Italia, se puede encontrar una de las preciosidades que conjugan una mezcla perfecta de mares cristalinos en contextos históricos y delicias culinarias. Concretamente, según Italia.it, se encuentra un destino para “el alma, los ojos y el paladar” que para algunos puede recordar a los paisajes coloridos y naturales de Cuba: el pueblo de Vietri sul Mare.
Los monumentos más característicos
La “primera perla de la Costa de Amalfi”, como se conoce a Vietri sul Mare, es bien reconocido por su posición estratégica, pues es la primera parada de la costa en Campania desde Salerno. Asimismo, este pintoresco pueblo se extiende mundialmente por su famosa cerámica. De esta manera, aficionado o no de este arte, todo transeúnte queda embelesado por los colores de sus mayólicas presentes en todas las plazas, patios y monumentos históricos.
El centro de la ciudad se encuentra en una franja de terrazas postradas ante unas vistas deslumbrantes al cálido mar Mediterráneo y dominado por el principal monumento de la región: la Iglesia Matriz de S. Giovanni Battista, coronada por su impecable cúpula mayólica y que viste a la ciudad con sus colores.
Por su parte, la cerámica de otros dos monumentos destacados de la ciudad, acompañan a los transeúntes en cada segundo de cada paseo. La Arciconfraternita dell’Annunziata e del Rosario, del siglo XVII, que con varios metros de mayólica reviste tres paneles en la fachada, techos y suelo.
Por su parte, los adornos en estos azulejos se visualizan igualmente en la Villa Comunale, un lugar que se vincula fácilmente con el Parc Güell de Gaudí, en Barcelona, por sus colores vivos en paredes, avenidas, fuentes y barandillas de los caminos.
La ciudad italiana de la cerámica
De esta manera, cualquiera de los tres museos de cerámica de la región son fundamentales para quien quiera conocer en profundidad este arte. Concretamente, el Museo Provincial de Cerámica de Villa Guariglia, el Museo Cargaleiro y el Palacio de Cerámica Solimene.
Sin embargo, para conocer toda la historia detrás de los cientos de composiciones que adornan el pueblo, lo mejor es entrar a sus tiendas y preguntar a los vendedores por la historia del arte cerámico y de una tradición que comenzó con el Renacimiento en el siglo XV.
Además, desde Italia.it se recomienda el color “amarillo Vietri” para cualquier compra, pues tiene un matiz único que resalta aun mas con la brillante luz del Mediterráneo. Aunque para quien prefiera un recuerdo con un toque histórico, entonces una estatuilla de un burro, en verde esmeril, es la opción ideal. Este animal característico desde el 800, ha sido clave para el transporte en la localidad.