El tesoro oculto de Zaragoza: un patio renacentista escondido en el corazón de la ciudad con el que ‘viajar’ al siglo XVI

Este espacio ha sido reconstruido tras pasar más de 50 años en París y ahora es una de las joyas arquitectónicas más desconocidas de Zaragoza

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El patio de la Infanta, en Zaragoza (Fundación Ibercaja).
El patio de la Infanta, en Zaragoza (Fundación Ibercaja).

En el corazón de Zaragoza se esconde una de las joyas renacentistas de la región. La ciudad, situada a orillas del Ebro, cuenta con un amplio patrimonio histórico y monumental que tiene su mayor ejemplo en la Basílica del Pilar. Sin embargo, esto va mucho más allá, pues desde la Aljafería hasta sus animadas calles llenas de vida y cultura atrae a multitud de turistas que buscan descubrir una de las localidades con más encanto de España.

Con un legado que abarca la época romana, el esplendor islámico y el Renacimiento, Zaragoza es también un relevante centro gastronómico, cultural y artístico en constante evolución. Además, entre sus coloridas calles se pueden encontrar secretos ocultos que muy pocos conocen. De este modo, en la calle San Ignacio de Loyola, el Patio de la Infanta se alza como una de las joyas arquitectónicas más importantes de Zaragoza. Este singular patio, que en su origen formaba parte del Palacio de los Zaporta, es hoy un símbolo del esplendor cultural y artístico de la ciudad durante el siglo XVI.

Una joya renacentista símbolo de poder

El Patio de la Infanta formaba parte del majestuoso palacio que mandó construir Gabriel Zaporta, uno de los hombres más influyentes de la Zaragoza del siglo XVI. Zaporta, un banquero y comerciante de origen judeoconverso, fue una figura clave en la vida política y económica de la época. Su riqueza le permitió encargar la construcción de un palacio renacentista a la altura de su estatus, que se ubicaba en pleno centro de la ciudad, cerca del actual Mercado Central.

El patio de la Infanta, en Zaragoza (Fundación Ibercaja).
El patio de la Infanta, en Zaragoza (Fundación Ibercaja).

El patio, construido a mediados del siglo XVI, fue diseñado como un espacio central dentro del palacio, destacándose por sus columnas y frisos adornados con motivos mitológicos, florales y escudos heráldicos que simbolizan el poder y la cultura de la familia Zaporta. La rica decoración escultórica, de estilo plateresco, y los intrincados detalles artísticos revelan la influencia italiana, una de las características más destacadas del Renacimiento en España.

La importancia histórica del Patio de la Infanta también está vinculada a un acontecimiento relevante de la época: la boda de Leonor de Zaporta, hija de Gabriel, con Luis de Aragón, hijo del duque de Segorbe. Este enlace, que unió a dos familias de gran influencia, motivó que el patio se conociera popularmente como el “Patio de la Infanta”, en referencia al alto rango de la familia Aragón.

El viaje a París y un regreso glorioso

A pesar de su esplendor, la historia del Patio de la Infanta estuvo marcada por un periodo de decadencia. A finales del siglo XIX, el palacio de los Zaporta cayó en el abandono y fue demolido en 1903. La pérdida del edificio fue un duro golpe para el patrimonio artístico de Zaragoza, pero el destino del patio fue aún más sorprendente. Antes de su demolición, un anticuario francés adquirió el patio y lo trasladó pieza por pieza a París, donde fue vendido y expuesto como un ejemplo de arte renacentista español.

Durante más de cincuenta años, el Patio de la Infanta permaneció en Francia, primero como parte de una colección privada y luego en una galería de arte. Sin embargo, en la década de 1950, la entidad financiera Ibercaja compró el patio con el objetivo de devolverlo a Zaragoza. En 1958, el patio fue reconstruido en la sede de la entidad bancaria, donde aún hoy se puede visitar como parte del Centro Cultural Ibercaja. Así, a día de hoy constituye uno de los pocos ejemplos de arquitectura renacentista que sobreviven en Zaragoza y, sin duda, uno de los más valiosos.

El patio de la Infanta, en Zaragoza.
El patio de la Infanta, en Zaragoza.

Su recuperación y traslado a la sede de Ibercaja ha permitido su conservación y puesta en valor como un espacio cultural abierto al público. Por ello, el patio ha sido restaurado minuciosamente para mantener la fidelidad a su diseño original, y los detalles de sus columnas, frisos y relieves pueden ser apreciados en todo su esplendor. En este sentido, actualmente alberga diversas actividades culturales, como exposiciones, conferencias y conciertos.

Además de su valor artístico e histórico, este espacio ofrece un ambiente único para eventos culturales y académicos, lo que lo convierte en un punto de encuentro para la vida cultural de Zaragoza. También es un lugar de gran interés turístico, atrayendo a visitantes nacionales e internacionales que desean conocer de cerca uno de los símbolos del Renacimiento en España.

Cómo visitarlo: horario y precios

El Patio de la Infanta puede visitarse de lunes a sábado, en horario de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00, mientras que los domingos y festivos está abierto de 11:00 a 14:00. Sin embargo, permanecerá cerrado durante el mes de agosto. La entrada general tiene un coste de 3 euros, con tarifas reducidas para menores de 18 años, mayores de 65 años y clientes de Ibercaja. Los niños menores de 12 años y las personas con discapacidad pueden acceder de forma gratuita.

El impresionante palacio barroco que es uno de los más bonitos de Portugal.
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