El pueblo de Sevilla que es la cuna del Imperio Romano de Occidente: en él nacieron Trajano y Adriano y fue la primera ciudad de Hispania

La localidad además cuenta con un impresionante monasterio que la convierte en un tesoro histórico en la provincia

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Itálica, en Santiponce, Sevilla (Shutterstock España).
Itálica, en Santiponce, Sevilla (Shutterstock España).

En el año 206 a.C., Publio Cornelio Escipión, conocido como “El Africano”, fundó la ciudad romana de Itálica. Esta se levantó en el contexto de la segunda Guerra Púnica, en la que derrotó a los cartagineses en la Batalla de Ilipa y estableció un destacamento de legionarios en el Cerro de San Antonio. Su emplazamiento en el Bajo Guadalquivir, a medio camino entre Sevilla (Hispalis) y Alcalá del Río (Ilipa), convirtió al asentamiento en una de las ciudades más importantes de Roma.

Pero no solo eso, pues la ciudad es considerada la cuna del Imperio Romano de Occidente, ya que entre sus calles nacieron los emperadores Trajano, primer emperador romano nacido en una provincia, y Adriano. A día de hoy, sus ruinas se encuentra en el corazón de Santiponce, un pueblo colindante a Sevilla, que atesora una de las reliquias más valiosas de la época romana. Pero esto no es todo, pues también destaca por su impresionante patrimonio arquitectónico que tiene su máximo exponente en el Monasterio de San Isidoro del Campo. Gracias a ello, el municipio se alza como uno de los tesoros históricos más importantes de Sevilla.

La primera ciudad de Hispania

Anfiteatro de Italica, en Santiponce, Sevilla (Shutterstock).
Anfiteatro de Italica, en Santiponce, Sevilla (Shutterstock).

Lo que a actualmente se conoce de Italica, abarca solo una parte de lo que fue la antigua ciudad romana. Sus ruinas son famosas en el mundo entero gracias a su impresionante anfiteatro, uno de los más grandes del Imperio Romano, con capacidad para albergar a más de 25.000 espectadores. Construido durante el gobierno de Adriano, evidencia la magnitud y el esplendor que alcanzó Itálica en su apogeo, pues tanto él como Trajano, elevaron a la ciudad a un estatus único en Hispania.

Esta estructura, que se utilizaba para combates de gladiadores y espectáculos públicos, es uno de los mejor conservados del conjunto arqueológico y ha sido protagonista de recientes restauraciones que permiten a los visitantes contemplar su grandeza original. Tal es su magnitud, que ha atraído hasta la industria del cine, de hecho fue el escenario elegido por la exitosa serie Juego de Tronos para recrear las ruinas de Pozo Dragón en una de las escenas más conocidas de la producción.

Además del anfiteatro, entre los elementos mejor conservados y más visitados del yacimiento destacan las termas y las casas señoriales. Estas residencias, como la Casa de los Pájaros o la Casa del Planetario, son ejemplos notables del lujo y la sofisticación de la arquitectura doméstica romana. En ellas se pueden observar mosaicos que decoraban los suelos, algunos de los cuales están extraordinariamente bien conservados. Estos mosaicos, con motivos geométricos y figurativos, muestran escenas de la mitología clásica, como la representación de Orfeo y los pájaros, que da nombre a una de las casas.

Una joya arquitectónica

Monasterio de San Isidro del Campo, en Santiponce, Sevilla (Shutterstock España).
Monasterio de San Isidro del Campo, en Santiponce, Sevilla (Shutterstock España).

El otro gran monumento de Santiponce es el Monasterio de San Isidro del Campo, el cual se sitúa muy cerca de las ruinas de Itálica. La abadía fue fundada por Alfonso Pérez de Guzmán y María Alonso Coronel en el año 1301 donde, según la tradición, había sido enterrado San Isidoro de Sevilla y desde ese momento ha estado bajo la administración de diversas órdenes religiosas, tanto en su gestión espiritual como temporal. En 1432, los ermitaños jerónimos introdujeron una profunda reforma que no solo afectó el concepto de vida monacal, sino también la decoración del edificio, marcando un cambio significativo en su evolución.

Pero por si algo destaca es por su imponente imagen, pues se trata de un monasterio-fortaleza caracterizado por la presencia de una doble iglesia y por la combinación de estilos arquitectónicos. El gótico, con claras influencias del Languedoc, se fusiona con elementos mudéjares que evidencian la tradición almohade. A diferencia de la austeridad propia de las construcciones cistercienses, el monasterio jerónimo se adorna con un destacado conjunto de pinturas murales, considerado uno de los más notables de España.

Igualmente, a lo largo de los siglos, el monasterio se amplió y enriqueció con nuevas estructuras. Llegó a contar con una torre, una espadaña, cinco claustros y, además de las dependencias monacales, incluía la procuraduría, la hospedería y las instalaciones agropecuarias necesarias para mantener la autosuficiencia de la comunidad. Durante el periodo barroco, este complejo medieval experimentó una transformación importante, con la incorporación de retablos, entre los que destacan dos obras de Martínez Montañés, así como sillería, nuevas pinturas murales y bóvedas de yeso.

Cómo llegar

Desde Huelva, el viaje es de alrededor de 55 minutos por la A-49. Por su parte, desde Córdoba el trayecto tiene una durac

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ión de 1 hora y 34 minutos por la vía A-4.

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