Descubre uno de los destinos más bonitos durante el otoño: maravillosos paisajes y fiestas tradicionales llenas de color

Esta ciudad brinda una de las mayores experiencias del mundo durante esta estación gracias a sus colores únicos y su patrimonio natural y cultural

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Parque Hibiya. en Tokio.
Parque Hibiya. en Tokio.

Cada año, durante el equinoccio de otoño, Tokio se transforma en un paisaje vibrante de colores cálidos que marcan el inicio de una nueva estación. La capital japonesa, conocida por combinar tradición y modernidad, acoge este cambio con festivales y eventos que celebran la belleza del otoño. Los árboles de la ciudad se tiñen de tonos amarillos, naranjas y rojos, creando escenarios perfectos para disfrutar de la naturaleza mientras el clima se vuelve más fresco. Uno de los eventos destacados de esta época es la contemplación de la luna llena, una tradición japonesa que celebra la llegada de los meses otoñales.

Así, desde mediados hasta finales de septiembre, Tokio ofrece la oportunidad de contemplar la tradicional luna de cosecha, un fenómeno celebrado desde tiempos antiguos como agradecimiento por las cosechas abundantes. A partir del 16 de septiembre, los jardines Mukojima-Hyakkaen, designados como Lugar Histórico y de Belleza Paisajística Nacional, permanecen abiertos hasta las 21:00 horas durante tres días para que el público admire el brillo de la luna. El ambiente se llena de magia con la iluminación de farolillos y actuaciones musicales de instrumentos tradicionales japoneses.

Los meses de octubre y noviembre

Monte Mitake, en Tokio.
Monte Mitake, en Tokio.

Con la llegada del mes de octubre, Tokio se transforma en un vibrante lienzo otoñal, donde los tonos rojizos y ocres invaden la ciudad y sus alrededores, convirtiendo sus paisajes en un auténtico espectáculo visual. Uno de los escenarios más impresionantes para disfrutar de esta transición natural es la zona del monte Mitake, a menos de dos horas del centro de la capital japonesa. Este oasis de naturaleza, que invita a desconectar del ajetreo urbano, ofrece vistas únicas, donde el contraste entre los colores de los árboles y el azul del río Tamagawa se refleja en las tranquilas aguas del lago Okutama.

Además, es un destino perfecto para los aficionados al senderismo, que podrán recorrer rutas rodeadas por la paleta de colores que solo el otoño puede ofrecer. Por su parte, el mes de noviembre es considerado el mejor momento para vivir el esplendor del otoño en la capital nipona.

La vegetación alcanza su punto álgido de coloración, y los parques y jardines de la ciudad se convierten en destinos obligados para los amantes de la naturaleza. Entre los lugares más destacados se encuentran el jardín exterior del santuario Meiji, los jardines Rikugien y los parques Hibiya y Yoyogi, espacios que ofrecen un entorno inmejorable para pasear y relajarse en medio de la belleza otoñal.

Un gran patrimonio cultural

Lago Okutama, en Tokio
Lago Okutama, en Tokio

Además de sus paisajes, Tokio acoge durante este mes una serie de eventos culturales que celebran la llegada de la nueva estación. Uno de los más populares es el Festival de las Hojas de Otoño del Monte Takao (Mt. Takao Momiji Matsuri), que tiene lugar entre finales de octubre y principios de diciembre. Este festival combina espectáculos tradicionales con la posibilidad de disfrutar de la gastronomía local, creando una experiencia completa para los visitantes. Otro evento destacado del otoño es el Festival del Ginkgo en Hachioji, que se celebra en la carretera Koshu Kaido.

A lo largo de un recorrido de cuatro kilómetros, los más de 700 árboles de ginkgo que flanquean el camino crean un túnel dorado, gracias a sus hojas amarillas que cubren el paisaje. La fiesta, que se celebra los días 16 y 17 de noviembre, atrae a numerosas familias y turistas que acuden para admirar el espectáculo visual, participar en actividades y presenciar desfiles, mientras disfrutan de los platos tradicionales de la cocina japonesa.

De este modo, el otoño en Tokio no es solo un espectáculo natural, sino una experiencia cultural y gastronómica que ofrece a los visitantes la oportunidad de sumergirse en la belleza de la estación y en las tradiciones locales que la acompañan.

El impresionante mirador de Portugal que descubre uno de los mejores paisajes del país: acantilados escarpados y vistas al Atlántico.
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