España cuenta con uno de los mayores legados patrimoniales de Europa. Desde los griegos y fenicios, pasando por los romanos, hasta los musulmanes y más tarde los cristianos, han sido muchas las civilizaciones que han habitado la península y han dejado su huella en forma de monumentos, yacimientos o costumbres. Gracias a ello, se puede disfrutar a día de hoy de impresionantes lugares que destacan por su riqueza histórica y cultural, atrayendo a miles de visitantes cada año.
Sin embargo, otros muchos, más allá de su valor patrimonial, sorprenden por su particular enclave. Este es el caso de del santuario de la Mare de Déu de la Balma, un templo situado en el pequeño pueblo castellonense de Zorita del Maestrazgo y en la ribera izquierda del río Bergantes. Su nombre proviene de un accidente geográfico conocido como “la Balma”, una cueva alargada formada por la erosión natural. Este singular espacio sirvió de abrigo natural para la construcción del santuario, cuya edificación se incrusta en la roca, creando pasillos y salas que se integran de forma armoniosa con la cavidad.
Igualmente, tal y como expone el portal web Valenciabonita, El acceso al santuario es gratuito y ofrece impresionantes vistas del valle del Bergantes, lo que lo convierte en un punto de interés tanto por su valor arquitectónico como por su entorno natural. La historia de su construcción, que data de los siglos XVI al XVIII, añade un elemento de curiosidad para los visitantes, quienes pueden conocer más sobre los orígenes y el proceso de edificación de este lugar de devoción enclavado en la montaña.
Un lugar de leyenda
Según el portal de Turismo de la Comunidad Valenciana, la historia del santuario de la Mare de Déu de la Balma se remonta al año 1210, cuando, según la tradición, la Virgen se apareció a un pastor que vivía en la cueva. Este hombre, que carecía de su brazo izquierdo, recibió de la Virgen la instrucción de ir a Zorita del Maestrazgo para informar a los vecinos del hallazgo de una imagen mariana en la cueva. Al principio, el pastor se negó, pero finalmente, al ceder a la petición, experimentó un milagro: su brazo izquierdo creció ante la mirada asombrada de los habitantes del pueblo.
Tras el milagro, los vecinos acompañaron al pastor a la cueva para recuperar la imagen de la Virgen y trasladarla a la localidad. Sin embargo, a la mañana siguiente, la imagen había desaparecido y fue encontrada nuevamente en la cueva. Este suceso fue el punto de partida para la construcción del santuario en honor a la Virgen de la Balma. A día de hoy, está declarado Monumento Histórico Artístico y su arquitectura es impresionante. Pues, presenta una fachada con balcones, balaustres y muros de cañizo y cal. Un largo tramo de escaleras conduce a la casa hospedería, situada en el santuario, donde se encuentran diversas dependencias.
Entre ellas destaca la sala de las danzas, una estancia amplia con arcos de medio punto cegados. La hospedería incluye un restaurante abierto al público, situado dentro de la propia roca. Desde allí, un estrecho mirador bordea el precipicio y conduce hasta el templo. La iglesia-cueva, de forma irregular, ha sufrido daños a lo largo de los años, particularmente durante la Guerra Civil, cuando los altares originales y la imagen primitiva de la Virgen fueron destruidos. A pesar de ello, la iglesia conserva otros elementos más modernos, entre los que se destaca la artística reja que cierra el camarín, forjada en 1594.
Horario y cómo llegar
Cómo se ha mencionado anteriormente, la entrada al santuario es gratuita, sin embargo, su acceso no es libre, ya que cuenta con un horario. Este es de martes a viernes de 10:00 h a 17:00 h y los fines de semana y festivos de 10:00 h a 19:00 h. Por su parte, para llegar desde Castellón de la Plana, el viaje es de alrededor de 1 hora y 35 minutos por la carretera CV-10. Por su parte, desde Zaragoza el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas por las vías A-222 y A-223.