Entre paradisiacas playas y bonitos pueblos marineros, la Costa Dorada emerge como uno de los destinos más impresionantes del Mediterráneo. Este litoral, de más de 80 kilómetros de longitud, recorre algunos de los rincones más mágicos de Tarragona. A su vez, las diferentes villas que salpican este enclave son ideales para conocer las tradiciones y costumbres de la región.
Sin embargo, tal es su espectacularidad que suele recibir muchos turistas a lo largo del año. A pesar de ello, existen lugares poco concurridos que hacen que la experiencia sea inolvidable. Uno de ellos es la bella localidad de L’Ametlla de Mar, una villa marinera que se sitúa apenas a 30 minutos de Tarragona y que es uno de los mayores tesoros de la Costa Dorada.
30 calas y un entorno maravilloso
L’Ametlla de Mar no destaca por sus grandes dimensiones, sino por sus 20 kilómetros de costa que albergan una impresionante variedad de alrededor de 30 playas y calas. De hecho, se le conoce popularmente como ‘La Cala’. Este litoral diverso ofrece desde arenales de arena fina y dorada hasta enclaves de piedra, repartidos entre zonas urbanas y parajes naturales vírgenes rodeados de escarpados acantilados y vegetación frondosa. La diversidad del paisaje costero permite a los visitantes elegir entre playas más accesibles, cerca del casco urbano, o rincones más apartados y salvajes que invitan a la desconexión.
Uno de los lugares más icónicos es la playa del Fangar, conocida por su inmensidad y el faro que se alza sobre un paisaje que parece sacado de otro mundo. Este arenal, rodeado por un entorno natural prácticamente inalterado, ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza. Por otro lado, calas como Pixavaques o Calafató, galardonadas con la bandera azul, brindan aguas cristalinas y una atmósfera idílica ideal para el descanso.
Igualmente, gracias a la amplia oferta de playas en L’Ametlla de Mar se pueden encontrar desde calas nudistas hasta playas aptas para mascotas. Esta diversidad convierte a la localidad en un destino atractivo tanto para quienes buscan relax como para quienes prefieren entornos más naturales y tranquilos. Pero esto no es todo, pues los más aventureros también pueden disfrutar de numerosas actividades acuáticas como el kayak o el buceo, y de impresionantes rutas de senderismo por todo el entorno.
Camino de ronda GR92
Uno de los senderos más destacados que se pueden realizar es el camino de ronda GR92, un itinerario que recorre la costa catalana y que muestra todos sus secretos. Uno de los tramos de esta ruta es el que atraviesa los pueblos de l’Ametlla de Mar, El Perelló y l’Ampolla, que a lo largo de 16 kilómetros descubre uno de los paisajes más vírgenes y salvajes de Tarragona. El recorrido comienza en la playa del Alguer en L’Ametlla de Mar y puede completarse en aproximadamente cuatro horas, ofreciéndoles a los caminantes una vista continua de pequeñas calas solitarias donde la tierra y el mar se encuentran en armonía.
Durante el camino, es posible detenerse a disfrutar del paisaje y del valor natural de cada cala, muchas de las cuales invitan a refrescarse en sus aguas cristalinas. Además, este tramo de costa es, en gran medida, uno de los menos alterados de Catalunya, lo que permite disfrutar de la esencia del paisaje mediterráneo en su estado más puro.
A su vez, este recorrido no solo ofrece un atractivo paisajístico, sino también una ventana a la historia y la cultura local. A lo largo del trayecto, es notable la transición del uso de estos caminos: de ser rutas de trabajo y comercio para los pescadores, a convertirse en espacios recreativos y de esparcimiento que acercan a las personas a la naturaleza y la tranquilidad del mar.
Cómo llegar
Desde Tarragona, el viaje es de alrededor de 35 minutos por la carretera AP-7. Por su parte, desde Castellón de la Plana el trayecto tiene una duración de alrededor de 1 hora y 20 minutos por la misma vía.