A poco más de ocho kilómetros de Vitoria-Gasteiz, en lo alto de una colina convertida en parque natural, se alza el Santuario de Estíbaliz, una de las joyas más emblemáticas del arte románico en el País Vasco. Este santuario, dedicado a Nuestra Señora de Estíbaliz, patrona de Álava, guarda en su interior una talla medieval del siglo XII que representa a la virgen, constituyéndose en un centro de peregrinación y devoción religiosa de gran relevancia.
Construida a mediados del siglo XII, la iglesia del santuario es un modelo de arquitectura románica, con elementos del gótico inicial. De planta de cruz latina, con una nave única, amplio crucero y tres capillas asimétricas en la cabecera, el edificio presenta una imponente estructura en piedra de la zona de Salvatierra. A pesar de las reformas a lo largo de los siglos, el santuario ha logrado preservar su esencia románica, visible en detalles como los capiteles de decoración vegetal y la impresionante portada sur, conocida como la Puerta “Speciosa”, una de las obras maestras del románico alavés.
Una oportunidad de descubrir los secretos del románico
La iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1931, un reconocimiento a su importancia histórica y artística. A los visitantes les ofrece no solo un encuentro con la espiritualidad, sino también un viaje al pasado a través de la riqueza ornamental y arquitectónica que la rodea. Desde sus capiteles esculpidos con maestría hasta sus tres ábsides desiguales, cada rincón de este santuario invita a descubrir los secretos del románico.
En las proximidades del santuario, el Centro de Interpretación del Románico en Álava permite profundizar en la historia y particularidades de este estilo artístico en el territorio, ofreciendo un punto de partida ideal para explorar otras iglesias románicas de la Llanada Alavesa y Treviño, que florecen en los alrededores.
Unas monjas pioneras
Este Santuario no es único sólo por ser una joya del barroco del País Vasco, las monjas que lo han revitalizado también merece una mención especial. Llegaron en mayo de 2023, cuando el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, le encargó a su comunidad de las Hermanas Peregrinas que se hicieran cargo del templo alavés. También les pidió que recuperasen el antiguo bar. Así es como, las 15 religiosas que llegaron a Estíbaliz desde todas partes del mundo con la misión de resucitar el santuario en el que se encuentra la patrona de Álava, comenzaron a servir cañas, pintxos y cafés a los visitantes.
El nuevo bar-restaurante Amaren (de la madre) se ha convertido en la sensación gastronómica de los fieles que se acercan al santuario. Con la instalación de las peregrinas provenientes de Colombia, Argentina, Polonia y hasta Estados Unidos, llegaron al enclave alavés nuevos aires. Las hermanas, como apunta el diario ABC, han recibido formación de hosteleros de la tierra que se han prestado a ayudarlas de forma desinteresada y voluntaria. Han recibido cursos de cocina y gastronomía de la zona, han aprendido a tirar cañas y hasta se han lanzado con creaciones propias, como los ‘estizitos’, unos dulces de miel.
Cómo llegar
Para llegar al Santuario desde Vitoria, hay que coger la A-132 y circular por ella durante 9,8 kilómetros, un trayecto que no nos llevará más de 14 minutos.