La playa de Málaga situada en uno de los barrios más antiguos de la ciudad: ideal para disfrutar de los mejores espetos

Málaga es una ciudad llena de rincones históricos y con una luz anaranjada que todo lo envuelve. Esta tierra de artistas es una combinación de mar y cultura, de ambiente animado, de tapas servidas en sus infinitos bares y restaurantes, de barrios antiguos y modernos, de músicos animando los paseos y de callejuelas y avenidas.

Basta con dar un paseo por la villa para ir dándose de bruces con los monumentos que alberga en sus serpenteantes rúas, como la Alcazaba, una de las mayores fortalezas árabes de Andalucía, o el Castillo de Gibralfaro, desde donde se obtienen las mejores panorámicas de toda la ciudad. A los pies de esta atalaya se extiende el teatro romano y un casco histórico hecho para pasear, porque así es como se van descubriendo los pequeños rincones de esta ciudad, caminando.

Otra de las paradas obligatorias es su Catedral, conocida como “La Manquita” por su inacabada torre derecha. Pero, hay varios distintivos que le otorgan a Málaga esa aura especial que son sus playas (en total tiene 16) y sus barrios pesqueros.

Pedregalejo es un antiguo barrio de pescadores de la zona este de Málaga que aún mantiene viva esa esencia marinera, tal y como lo muestran sus pequeñas casas de colores. Esta zona ha sido, históricamente, la suma de dos barrios: Pedregalejo y las Acacias, aunque ahora se conozca a toda la zona situada entre los Baños del Carmen y Arroyo Jaboneros como Pedregalejo.

Una de sus curiosidades es que alberga algunas de las más sobresalientes y espectaculares residencias de la burguesía malagueña del siglo XIX y principios del XX. También es peculiar que en esta zona se concentre el mayor número de escuelas y academias de español a nivel nacional, sobre todo, durante la época estival.

Pedregalejo con su bonito paseo marítimo es una de las playas más populares de la ciudad. De arena oscura y con una longitud de unos 1.200 metros, la playa tiene un ambiente joven y desenfadado. Es ideal para acudir con los más pequeños, ya que, a diferencia de la Malagueta, no tiene apenas olas ni corrientes. Está protegida por escolleras de piedras que conforman seis pequeñas calas. Dispone de numerosos servicios como duchas, alquiler de hamacas y sombrillas, aparcamiento y zonas ajardinadas. Además, cuenta con infinitos bares y restaurantes en los que parar a tomar un refrescante tinto de verano.

Se podría tachar casi de pecado visitar Málaga y no descubrir el barrio de Pedregalejo. Igual que es una infracción acudir a esta zona y no probar el plato estrella: el espeto, que consiste en ensartar seis o siete sardinas (atravesando su lomo) y asarlas con leña en una barca junto a los chiringuitos usando la arena de la playa.

En coche se puede llegar fácilmente a Pedregalejo desde Málaga por la autovía N-340 o por la avenida Joaquín Sorolla. Desde el centro de la ciudad, hay unos cuantos autobuses que dejan en paseo marítimo como el 3, el 11 y el 34.