La sencilla ruta familiar por el Monumento Natural de Los Barruecos: lagunas, tumbas y pinturas rupestres en un bonito entorno

Apenas a 30 minutos de la bella ciudad de Cáceres, la piedra propia de la zona se convierte en un oasis donde el agua se vuelve la principal protagonista. Así, el Monumento Natural de Los Barruecos emerge como uno de los rincones más singulares de la zona donde se puede disfrutar de la naturaleza más absoluta. Este enclave fue declarado Espacio Protegido bajo la figura de Monumento Natural en 1996 por la Junta de Extremadura y no es para menos, pues muestra un paisaje que inolvidable.

Esta maravillan natural es conocida por sus enormes bolos graníticos que parecen surgir de la tierra de manera casi mágica, creando un escenario de gran belleza y serenidad. Estos conjuntos rocosos, a menudo descritos como esculturas naturales, están rodeados por charcas y arroyos que añaden al paisaje un atractivo especial, especialmente durante los meses de primavera y otoño, cuando el agua se convierte en protagonista. Pero esto no es todo, pues en sus alrededores se han encontrado restos prehistóricos que evidencian la presencia humana desde tiempos remotos.

Así, de todas las rutas que alberga este espacio, la conocida como ruta Azul o del patrimonio geológico y arqueológico, permite conocer todos estos puntos de una manera sencilla y apta para toda la familia. Se trata de un recorrido circular de aproximadamente 4 kilómetros que ofrece a los visitantes una inmersión profunda en la riqueza natural e histórica de este emblemático paraje cacereño. Este itinerario, cuidadosamente diseñado, no solo permite explorar las formaciones graníticas características de la zona, sino que también conduce a importantes vestigios arqueológicos que narran la historia de las civilizaciones que habitaron el lugar.

La ruta se inicia en el Centro de Interpretación de Los Barruecos, punto de partida donde los visitantes pueden familiarizarse con la biodiversidad, geología y la historia del entorno antes de adentrarse en la ruta. Desde allí, se toma el sendero que lleva al aparcamiento de las Peñas del Tesoro, un lugar que ya en su nombre sugiere la riqueza patrimonial que se esconde en sus inmediaciones. La primera parte del trayecto lleva a los restos de época romana, que incluyen antiguas construcciones hidráulicas utilizadas para el aprovechamiento del agua en tareas cotidianas.

Entre estos vestigios destacan molinos y lavanderías, que ofrecen una visión de la importancia económica y social que tuvo esta área durante el Imperio Romano. A medida que se avanza, el sendero señalizado conduce a un conjunto de tumbas antropomorfas excavadas en la roca. Estas tumbas, de origen medieval, constituyen uno de los elementos más llamativos de la ruta, testimoniando la prolongada ocupación humana en la zona y sus prácticas funerarias. La cercanía de estas tumbas con los vestigios romanos resalta la superposición de culturas que caracterizó a Los Barruecos a lo largo de los siglos.

La ruta continúa a través de un sinuoso recorrido que sortea algunas de las formaciones rocosas más icónicas de Los Barruecos, como la Peña de la Horca y la Peña de la Bomba, para terminar adentrándose en un área de gran interés arqueológico, donde se encuentran varios abrigos con pinturas rupestres. Estos abrigos, escondidos entre las rocas, preservan en sus paredes representaciones que datan de la prehistoria, ofreciendo un vínculo directo con los primeros habitantes de la región. Las pinturas, de estilo esquemático, reflejan escenas de caza y otros aspectos de la vida cotidiana, constituyendo un valioso testimonio del arte rupestre en Extremadura.

A su vez, la ruta azul se solapa en su tramo final con otros dos itinerarios señalizados en Los Barruecos: el verde y el amarillo, ofreciendo a los excursionistas la oportunidad de ampliar su exploración alrededor del embalse de Barrueco de Abajo. Este tramo compartido permite disfrutar de vistas panorámicas sobre el embalse, un lugar frecuentado por aves acuáticas y cigüeñas que anidan en las rocas, haciendo de este paraje un espacio de gran riqueza natural.

Desde Cáceres, el trayecto tiene una duración estimada de 30 minutos por la carretera N-521. Por su parte, desde Mérida el viaje es de alrededor de 1 hora por la vía A-66.