Conservar las reliquias históricas puede llegar a convertirse en una tarea realmente complicada. El paso del tiempo nos afecta a todos, y los edificios no iban a ser menos. De hecho, no tenemos que irnos muy lejos para tener evidencia de ello. En España, hay numerosas construcciones que, por diversas razones, no se han mantenido en el estado que deberían y que, finalmente, han acabado en ruinas.
Es por ello que cuando visitamos este tipo de edificaciones, es de valorar que se preserven en buenas condiciones. Esto mismo sucede en Bath, una ciudad al sur de Inglaterra que cuenta con los vestigios romanos mejor conservados de todo el mundo. Esto le ha permitido ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad, a pesar de no ser del todo conocida por parte de los turistas y visitantes.
Termas romanas en perfectas condiciones
En pleno casco histórico, nos encontramos con, posiblemente, uno de los lugares históricos mejor preservados del mundo. Se trata de unos baños originarios del siglo IX a.C. de grandes dimensiones.
A lo largo de su historia, han tenido diversas funcionalidades, sirviendo desde modo de relajación de la clase más alta de la sociedad hasta como método de sanación de enfermos. Además, cabe destacar que en estas termas el agua puede llegar a alcanzar los 46 grados de temperatura de manera natural, debido a unas lluvias de hace miles de años que se filtraron en la tierra.
A día de hoy, es la mayor atracción turística de la ciudad, donde es posible visitar el Manantial Sagrado, un museo de mosaicos o un salón que, en épocas pasadas, era empleada como sala para tomar té.
Muchos más edificios históricos de Bath
Si bien es cierto que estos baños romanos son lo más destacado, eso no quiere decir que el resto de la ciudad no tenga, incluso, más encanto.
Por ejemplo, en Bath podemos disfrutar del Puente Pulteney, el cual está habitado, siendo uno de los pocos en todo el mundo. A lo largo de su recorrido tiene múltiples tiendas y establecimientos, y goza de una muy característica arquitectura georgiana. Esto mismo sucede en The Royal Crescent, conformada por 30 casas del siglo XVIII en forma de semicírculo. De hecho, es posible alojarse en él, gracias a un hotel de 5 estrellas que lo habita.
Otra de las construcciones más reseñables de Bath es su abadía, caracterizado por su impresionante fachada gótica y sus cristaleras. Además, es posible subir a su elevada torre, desde la cual gozar de vistas generales de toda la ciudad. Por otro lado, su entorno natural también es realmente importante, contando con el Royal Victoria Park o el Prior Park.
Asimismo, el hecho de encontrarse en pleno cauce del río Avon, le otorga a esta población un toque mucho más vistoso y único.
Cómo llegar
La ciudad de Bath se encuentra al oeste de Londres, a algo menos de tres horas de diferencia. Para alcanzar el destino, tendríamos que ir por la M4 casi en su totalidad, hasta que al llegar a la pequeña villa de Tomarton, nos desviamos por la A46. Por último, tomaremos la Gorse Ln, Freezinghill Ln y Lansdown Road para llegar a Bath. Sin embargo, también hay múltiples servicios de trenes y autobuses para ir.
Finalmente, cabe destacar que se halla realmente cerca del municipio de Brístol, a apenas 40 minutos. Únicamente habría que coger la Bath Road, pasando por Keynsham Bypass y por Bristol Road.