Con sus playas doradas y de aguas cristalinas, bellos pueblos y una gran riqueza natural, Cádiz es uno de los destinos más visitados de nuestro país. Esta región no deja indiferente a nadie, pues gracias a todos sus encantos es lo más parecido al paraíso, sobre todo en verano, cuando sus extensos arenales enamoran a cualquier viajero que se acerque. Su litoral, conocido como la Costa de la Luz, es un referente turístico gracias a su amplia variedad, donde destaca la gran oferta hotelera, su rica gastronomía y sus chiringuitos a pie de playa.
Pero esto no es todo, pues la misma ciudad de Cádiz está llena de encantos, pues en ella el viajero queda asombrado con su rica historia, cultura y paisajes costeros. Así, desde sus monumentos históricos hasta su animada vida social y gastronómica, la ciudad se presenta como un destino que cautiva tanto por su belleza natural como por su legado cultural. En este sentido, de todos sus puntos de interés destaca la playa de la Caleta, un arenal que junto a los de la Victoria, Santa María y Cortadura conforman la costa del municipio.
Lo que hace especial a la Caleta es que ha sabido mantener la esencia gaditana a la perfección. Así, situada en el barrio de la Viña, en pleno casco antiguo, el viajero puede contemplar como el sol, cuando cae, se refleja en sus aguas y las pequeñas embarcaciones allí atracadas le confieren una imagen única. Además, refugiada entre dos castillos: el castillo de San Sebastián y el de Santa Catalina, guarda una profunda conexión histórica y cultural con la ciudad.
Un histórico puerto
La playa de la Caleta ha sido un puerto natural utilizado por fenicios, cartagineses y romanos. Esta playa fue, en su tiempo, el puerto principal de la antigua Gadir, lo que la convierte en un lugar de gran relevancia arqueológica. De hecho, durante esa época, el arenal y el actual puerto de Cádiz estaban conectados por un canal que separaba las islas de Erytheia y Kotinoussa, creando un puerto natural entre ambas islas, distantes solo unos pocos cientos de metros.
Con el paso de los siglos, este canal fue colmatándose, dando lugar a la actual configuración geográfica de Cádiz. A pesar de estos cambios, la Caleta continuó siendo un fondeadero para embarcaciones de pequeño y mediano tamaño, algo que se mantiene hasta día de hoy. Por otro lado, es también conocida por su presencia en el cine. La playa y sus alrededores han sido escenario de varias producciones cinematográficas, siendo la más destacada la película de James Bond Muere otro día (2002), en la que la Caleta fue presentada al mundo como una playa cubana.
Pero esto no es todo, pues en ambos flancos de la playa, los castillos de Santa Catalina y San Sebastián, construidos para defender la ciudad de los ataques por mar, custodian la playa, aportando una atmósfera histórica y majestuosa. El castillo de San Sebastián, ubicado en un islote al final de un malecón, es especialmente popular por sus vistas panorámicas y por albergar un faro que se ha convertido en otro de los iconos de Cádiz. Por su parte, el castillo de Santa Catalina, de planta pentagonal, es hoy un espacio cultural donde se celebran exposiciones y eventos artísticos, lo que añade un componente cultural a la visita a la Caleta.
Un lugar de encuentro
Pero más allá de su historia y su relación con el cine, la Caleta es, ante todo, un lugar de encuentro para los gaditanos. Es común ver a los locales disfrutar de un día de playa, especialmente durante las cálidas tardes de verano, cuando la Caleta se llena de vida. Los barcos de pesca anclados en sus aguas calmas, el sonido de las olas, y las puestas de sol que pintan el cielo de colores anaranjados y rosados, son parte del paisaje cotidiano que cautiva tanto a residentes como a visitantes.
Pero no todo es nostalgia y tradición, pues la Caleta cuenta con unas aguas de una calidad excelente, lo que le ha valido en varias ocasiones la distinción de Bandera Azul. A esto se le suman una gran cantidad de servicios y comodidades a lo largo de sus más de 600 metros de longitud. Aunque sí algo llama la atención es el balneario de Nuestra Señora de La Palma y del Real, un antiguo edificio de primera mitad siglo XX, que tras varios años de abandono acoge hoy la sede del Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.