El pueblo más bonito de Italia, una joya oculta congelada en el tiempo

Como si de una película de Disney se tratase, el pueblo italiano de Rocca Imperiale crea una estampa que es imposible dejar de contemplar. Esta localidad, ubicada en la provincia de Cosenza, en la región de Calabria, se caracteriza por la disposición de sus casas. Están distribuidas en escalones, a unos 250 metros sobre el nivel del mar, bajo la atenta mirada del impresionante castillo, que corona la colina.

Este pueblo está situado entre el Parque Nacional del Pollino, la llanura de Sibari y la zona de Metapontino, lo que significa que los pueblos pueden acceder a él a través de múltiples rutas. El paisaje y el mar que lo rodea, junto con el patrimonio que alberga, lo convierten en un lugar único para explorar.

El castillo de Rocca Imperiale es un ejemplo de arquitectura militar medieval con una estructura imponente y majestuosa. Su posición estratégica en lo alto de la colina permitía controlar toda el área circundante, incluyendo el golfo de Taranto. La atalaya se construyó por encargo de Federico II de Suabia, uno de los gobernantes más importantes del Sacro Imperio Romano en el siglo XIII.

La edificación de esta fortaleza fue una respuesta a los edictos de Capua, en los que el monarca ordenó la construcción o renovación de numerosos castillos con fines defensivos en el sur italiano. Fueron los obreros dedicados a su levantamiento los que formaron el primer núcleo habitacional de Rocca Imperiale. En el momento en el que la edificación concluyó, la denominación fue reemplaza por el actual nombre: Rocca, como una roca reconstruida en un lugar elevado.

Una amplia red de callejones estrechos y serpenteantes conectan cada nivel de la base con la roca. La imagen que forman tanto las casas como la fortaleza es la de una pirámide que recorre toda la pendiente y desciende con suavidad hasta la llanura.

El castillo ha sido objeto de múltiples ataques, entre ellas, incursiones berberiscas. En 1664, consiguió resistir al ataque de 4.000 piratas sarracenos que arrasaron la localidad, destruyendo la antigua iglesia del siglo XIII situada en el centro histórico. Hoy en día, sólo queda en pie el campanario románico con ventajas ajimezadas y cornisas. Con el paso de los años, han sido muchos los propietarios se han paseado entre los pasillos de la fortaleza. Aunque durante el siglo XIX estuvo en un estado de abandono en condiciones paupérrimas. A principios del siglo XX, la familia Cappa se hizo con él y en el 1989, los últimos herederos de este linaje decidieron donarla al municipio.

Este pueblo se caracteriza por el cultivo de limón, ya que, disfruta de un microclima ideal para la plantación de árboles frutales y limoneros en particular, con inviernos suaves y temperaturas nunca inferiores a 0 °C. Cuenta con la producción de limón más importante de toda la provincia de Cosenza y del alto Jónico. Cultivado durante siglos, es conocido en la zona como el “Antico o Nostrano di Rocca Imperiale”. Su color es de un amarillo intenso y tiene un aroma que lo distingue de otras frutas.