El pequeño pueblo situado a los pies de un parque natural que es de los más bonitos de Zaragoza

La localidad se alza como un enclave ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza, pues está rodeado de un entorno con una gran riqueza

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La localidad se alza como un enclave ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza, pues está rodeado de un entorno con una gran riqueza

En el corazón del Moncayo, una imponente montaña situada al oeste de Zaragoza, lindando con Castilla y León, se localiza uno de los pueblos más especiales de la provincia. Esta villa es un ejemplo vivo de la rica herencia cultural y natural que albergan los pueblos de esta comarca, donde la arquitectura y la naturaleza van de la mano. Estamos hablando de Lituénigo, una villa de poco más de 100 habitantes que parece sacada de un cuento de hadas.

Esta pequeña localidad, que pertenece a la comarca de Tarazona y el Moncayo, se alza como uno de los rincones más mágicos de Zaragoza. Sus estrechas y serpenteantes calles dan lugar a un laberíntico casco histórico donde se puede contemplar el trazado propio de los pueblos de esta región. A su vez, su rico conjunto monumental y las diferentes fiestas tradicionales y culturales terminan por completar un patrimonio que no deja indiferente a nadie.

Unas calles llenas de magia

Iglesia de Lituénigo, en Zaragoza
Iglesia de Lituénigo, en Zaragoza (Shutterstock España).

Aunque pequeño en tamaño, Lituénigo cuenta con un patrimonio cultural que refleja su larga historia. El municipio conserva su trazado medieval, con calles estrechas y empedradas que invitan a pasear y descubrir sus rincones llenos de encanto. La arquitectura tradicional de sus casas, muchas de ellas construidas en piedra y madera, se mantiene casi intacta, ofreciendo una imagen fiel de lo que fue la vida en este pueblo durante siglos.

De esta forma, uno de los edificios más destacados de Lituénigo es la iglesia de San Miguel, un templo de origen medieval que ha sido testigo de la historia del pueblo desde hace siglos y que a día de hoy es donde se ubica el Ayuntamiento. Sin embargo, de todo su conjunto monumental, el palacio fortaleza es quizá la construcción más representativa. Este edificio es el reflejo del pasado señorial de la localidad, cuando las tierras pertenecían al señorío de la familia de los Luna y tuvo su momento de mayor importancia en los acontecimientos bélicos de la Guerra de los Pedros (siglo XIV).

A día de hoy, este palacio se ha transformado en viviendas, pero de la estructura original se conserva la puerta de acceso, bajo un arco apuntado y guardada por dos torreones. Por su parte, la iglesia parroquial de la Purificación de la Virgen data de la época medieval y presenta un estilo románico. En su interior se encuentra uno de los retablos y cálices más importantes de la comarca, el de San Miguel. Se trata de una obra del siglo XVIII que procede de la mencionada iglesia de San Miguel.

Un entorno natural privilegiado

Lituénigo, en Zaragoza (Wikimedia).
Lituénigo, en Zaragoza (Wikimedia).

Aunque si por algo destaca Lituénigo es por su entorno natural. El pueblo se incrusta a los pies del Parque Natural del Moncayo, una de las áreas naturales más emblemáticas de Aragón. Este parque, con su pico más alto alcanzando los 2.314 metros, es un lugar de gran valor ecológico y paisajístico, conocido por su biodiversidad y por los contrastes entre los paisajes de sus diferentes vertientes. La proximidad de Lituénigo a este entorno natural lo convierte en un punto de partida ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza.

El Moncayo es famoso por sus bosques de hayas, robles y pinos, que varían según la altitud y la orientación, creando un mosaico de ecosistemas que albergan una rica fauna, incluyendo especies como el águila real, el corzo y el jabalí. Para quienes disfrutan del senderismo, Lituénigo ofrece acceso a diversas rutas que permiten explorar la montaña y sus alrededores. Una de las más populares es la ascensión al Moncayo, una ruta exigente, pero que recompensa a los excursionistas con vistas espectaculares que abarcan desde los Pirineos hasta las llanuras del Valle del Ebro.

Igualmente, durante el otoño, este enclave se viste con sus mejores galas. Los colores dorados, ocres y naranjas tiñen cada rincón, mientras que durante la primavera el paisaje florece en una explosión de vida y color, dando lugar a una imagen inolvidable.

Cómo llegar

Desde Zaragoza, el viaje es de alrededor de 1 hora y 5 minutos por las carreteras AP-68 y N-122. Por su parte, desde Soria el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 10 minutos por la vía N-122.

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