Desde los romanos hasta la época cristiana, España ha sido un territorio de paso para numerosas civilizaciones. Cada una de ellas ha dejado un legado imborrable en la historia que el tiempo ha mantenido hasta nuestros días, conformando un cóctel multicultural único en el mundo. En toda esta vorágine de pueblos, la comunidad judía es una de las más importantes, pues se trata de una de las más antiguas, ya que llegó a la península hace más de mil años.
Desde su llegada, las diferentes comunidades judías se instalaron en la costa levantina y en el sur peninsular. Así, con el paso de los años no dejó de crecer y convivió principalmente con los musulmanes y más tarde con los cristianos. Durante el periodo musulmán en al-Andalus, la comunidad judía experimentó un significativo desarrollo, especialmente en localidades como Córdoba, Toledo, Lucena y Granada. Su dominio en disciplinas como la agricultura y la medicina les otorgó una creciente relevancia en la sociedad de la época.
Esta influencia se extendió hasta la corte de Alfonso VI de Castilla, donde destacados judíos como el médico Rabí Yoseh ha-Nasí Ferruziel desempeñaron roles clave. Esto se reflejó directamente en las diferentes juderías que se localizan en algunas de las principales ciudades de nuestro país, cómo es el caso de Ávila. En ella, sus imponentes murallas acogen uno de los legados hebreos más importantes de España, constituyendo un patrimonio único, que permite conocer la historia y el legado cultural que dejó la comunidad en la ciudad.
La historia de la judería de Ávila
La primera evidencia documental de la existencia de una comunidad judía en Ávila data de 1144, cuando un documento revela que Alfonso VII cedió a la catedral el diezmo de la renta anual de dicha comunidad. Posteriormente, en 1176, Alfonso VIII otorgó a la ciudad un tercio de las rentas que él mismo recibía en concepto de portazgos y pechos, impuestos entregados a la corona. Sin embargo, se piensa que esto puedo ser anterior, pues tal y como explica la Red de Juderías de España “tras la toma de la ciudad a los musulmanes por el rey castellano Alfonso VI, los primeros contingentes de judíos llegaron alrededor del año 1085 para unirse a la repoblación, que dirigió su yerno, el conde Don Raimundo de Borgoña”.
Sea como fuere, durante los siguientes años Ávila contó con una de las aljamas más importantes de la península, donde la comunidad judía disfrutaba de un trato generalmente más favorable que en otras regiones de España. Documentos históricos indican que muchas disposiciones discriminatorias emitidas en el reino no se aplicaban en la ciudad. Un ejemplo destacado de la relativa tolerancia en Ávila es la figura de Nissim ben Abraham, conocido como el Profeta de Ávila, autor del Libro de las maravillas de la sabiduría.
Este personaje se presentó a sí mismo como profeta y aspiraba a ser proclamado mesías del pueblo judío. Sin embargo, en el momento en que había predicho su aparición mesiánica, lo único que se manifestó en la sinagoga fueron unas cruces, lo que provocó algunas conversiones al cristianismo. No obstante, en la segunda mitad del siglo XIV, el clima de convivencia comenzó a deteriorarse. A pesar de ello, la Aljama de Ávila logró evitar las matanzas que en 1391 afectaron a muchas otras ciudades de Castilla.
Tanto es así, que en la ciudad tuvo lugar el primer caso de habeas corpus aplicado a una comunidad judía en toda Europa, pues los Reyes Católicos dictaron la Carta a favor de los judíos de Ávila, salvaguardando cierto bienestar para la los judíos abulenses. A pesar de ello, el 1 de mayo de 1492, llegó a Ávila el Edicto de Expulsión, por el cual los judíos tuvieron que vender sus propiedades e inmuebles. Además, sus sinagogas, cementerios y propiedades pasaron a manos del Concejo.
Descubre la judería de Ávila
A pesar de haber sido una de las juderías más significativas de Castilla, a día de hoy no se conservan muchos elementos que evidencien de forma correcta el legado que dejó en Ávila. Sin embargo, desde la Red de Juderías de España proponen un itinerario que descubre las principales huellas hebreas en la ciudad, así como un repaso de sus principales monumentos. Este recorrido discurre por espacios tan emblemáticos como sus murallas del siglo XII o la catedral, considerada la primera construida en estilo gótico de España, a la vez que muestra lugares propiamente judíos.
Uno de los más relevantes es la sinagoga de Don Samuel, un templo que data del siglo XV, pero que ahora ha sido transformado en una vivienda particular. Otro de los puntos de interés es la Puerta de Malaventura, un espacio donde los judíos se vieron obligados a concentrarse y que, tras el Edicto de Expulsión de los Reyes Católicos, muchos atravesaron hacia el exilo ante la negativa de convertirse al cristianismo. Junto a ella se ubica el Jardín de Moshé de León, donde se rinde homenaje a su figura.
Igualmente, el cementerio judío se alza como otro de los monumentos imprescindibles en la ciudad. Situado a espaldas del convento de la Encarnación, las investigaciones arqueológicas realizadas en 2012 mostraron un gran número de restos funerarios pertenecientes a la necrópolis judía del siglo XII al XV. Por su parte, las tenerías medievales muestran la labor y el trabajo de la comunidad hebrea, pues hasta su expulsión estuvieron regentadas por los judíos. Por otro lado, donde se ubica la capilla de Nuestra Señora de Las Nieves, anteriormente se situaba la sinagoga de Belforad.