Para muchos el verano es sinónimo de playa, un atardecer al sol o un paseo por algunas de las orillas más impresionantes de España. Por suerte, nuestro país cuenta con multitud de destinos que albergan todas las características, pero si hay que elegir uno, las islas Baleares son uno de los favoritos. Este archipiélago recibe cada año millones de turistas que van en busca de las paradisíacas playas que albergan sus costas. La isla de Mallorca es uno de los principales destinos y no es para menos, pues su carácter salvaje permite disfrutar de parajes naturales que dejan con la boca abierta.
De la sierra de Tramuntana a sus preciosas playas, estos parajes dan lugar a un rico patrimonio natural que convierten a la isla en todo un referente turístico. Uno de los más singulares es la cala de Formentor, un espacio idílico que es uno de los rincones más mágicos de todo el Mediterráneo. Este arenal enclavado en la península del mismo nombre, se ha ganado un lugar destacado entre los destinos más codiciados por turistas y amantes de la naturaleza.
También conocida como playa de Formentor, se caracteriza por su arena fina y blanca, bañada por aguas cristalinas que varían del azul turquesa al verde esmeralda, dependiendo de la luz y el momento del día. Esta playa, de alrededor de un kilómetro de longitud, está rodeada de un denso bosque de pinos y encinas que proporcionan sombra natural, siempre cobijada bajo las montañas de la sierra de Tramuntana. Esto da lugar a un entorno de paz y serenidad que contrasta con el ajetreo de otras zonas turísticas de la isla.
Tanto es así, que ofrece un paisaje de extraordinaria belleza que ha sido fuente de inspiración para artistas, escritores y cineastas a lo largo de los años. A su vez, este espacio parte del Parque Natural de la Península de Formentor, una zona protegida que abarca acantilados vertiginosos, calas escondidas y rutas de senderismo que ofrecen vistas panorámicas del mar y la costa mallorquina. Este parque es un refugio para la flora y fauna autóctonas, incluyendo aves marinas como el halcón peregrino y la gaviota de Audouin, así como especies endémicas de plantas y flores.
El Hotel Formentor
La cala y su entorno no solo son un tesoro natural, sino también un lugar cargado de historia y cultura. La península de Formentor ha sido un punto estratégico durante siglos, utilizado por diferentes civilizaciones que han dejado su huella en la región. Los romanos y árabes fueron algunos de los primeros en reconocer el valor estratégico de este punto de la isla.
A principios del siglo XX, Formentor comenzó a ganar notoriedad internacional gracias al visionario poeta y editor argentino Adán Diehl, quien adquirió terrenos en la península con la intención de crear un refugio cultural. En 1929, Diehl inauguró el Hotel Formentor, un establecimiento de lujo que rápidamente se convirtió en un punto de encuentro para la élite cultural y política de Europa. Figuras como Winston Churchill, Charles Chaplin y Audrey Hepburn, entre otros, se hospedaron en este hotel, atraídos por la belleza natural del lugar y la exclusividad que ofrecía.
El Hotel Formentor sigue siendo un símbolo de elegancia y refinamiento en la isla, y aunque ha evolucionado con el tiempo, mantiene su estatus como uno de los alojamientos más prestigiosos de Mallorca. El hotel, que cuenta con vistas directas a la cala, ofrece una experiencia única que combina lujo, historia y naturaleza.
Aguas turquesas y chiringuitos
Formentor es una playa estrecha y larga, pero que cuenta con numerosos servicios que permiten disfrutar de una experiencia mayor. Situada apenas a 10 kilómetros del Port de Pollença, su acceso es bastante sencillo, pues además, cuenta con una zona de aparcamiento a tan solo 400 metros del arenal. Este parking es de pago y se suele llenar con rapidez en los meses de verano. Igualmente, se puede llegar a bordo de las embarcaciones que realizan el trayecto desde Port de Pollença o Port d’Alcúdia, permitiendo disfrutar de una experiencia inolvidable.
A su vez, durante la época estival hay turnos de socorrista desde las 10:00 h hasta las 18:00 h y en los alrededores se ubican dos restaurantes donde poder degustar los productos locales. A esto se le suma la disponibilidad de alquilar un servicio de hamacas y sombrillas y disfruta de la presencia de un bar con terraza, situado junto a un pequeño embarcadero. Todos estos servicios, junto con a calidad y cuidado de la playa, ha hecho que cuente con la Bandera Azul y sea considerada una de las mejores playas de la isla.