Uno de los pueblos más bonitos de España está en Almería: casas ‘colgadas’, 17 kilómetros de costa y unas increíbles vistas

En la última estribación de la Sierra de Cabrera, sobre la ladera que se extiende al altiplano almeriense, se ubica uno de los pueblos más especiales de la provincia. Sus blancas casas, suspendidas y mezcladas con la montaña, sorprenden al viajero gracias a su trazado urbano único, donde el laberinto de callejuelas descubre una imagen única gracias al colorido de las flores que adornan cada una de las fachadas. Pero esto no es todo, pues alejado un poco del centro urbano que evidencia una influencia árabe, se encuentran un extenso conjunto de playas que no deja indiferente a nadie.

Estamos hablando de Mojácar, una villa que sorprenden en todos los sentidos y que destaca por su vibrante historia y encantos únicos. Tanto es así, que incluso forma parte de la prestigiosa lista de los Pueblos más bonitos de España, una distinción que hace justicia a las maravillas que ofrece. Y es que, esta localidad es una terraza natural al entorno circundante, de hecho, cuenta con numerosos miradores que brindan algunas de las imágenes más impresionantes de Almería.

Mojácar tiene raíces profundas que se remontan a la prehistoria, con evidencias de asentamientos que datan de la Edad de Bronce. Sin embargo, fue durante la dominación musulmana cuando comenzó a tomar la forma que conocemos hoy. El nombre “Mojácar” proviene del árabe “Munsacar”, que significa “castillo”, en referencia a la fortaleza que dominaba la localidad en aquella época. Durante el periodo musulmán, el pueblo fue un importante enclave defensivo, con su castillo en lo alto de la colina, ofreciendo protección contra posibles invasores.

Sin embargo, tras la Reconquista, Mojácar, como muchas otras localidades del sur de España, experimentó un proceso de repoblación. Pero, debido a su aislamiento geográfico y las dificultades económicas, el pueblo sufrió una despoblación considerable en los siglos posteriores, lo que llevó a muchos de sus habitantes a emigrar en busca de mejores oportunidades. Su transformación comenzó a mediados del siglo XX, cuando su arquitectura única, sus vistas panorámicas y su clima favorable empezaron a atraer a artistas, escritores y turistas.

Así, en la década de 1960, el gobierno local, implementó una serie de medidas para revitalizar el municipio. Se ofrecieron incentivos fiscales y facilidades para atraer a nuevos residentes y a quienes quisieran restaurar las casas abandonadas. Estas políticas dieron lugar a un renacimiento de la villa, atrayendo a viajeros de todas partes del mundo.

Uno de los aspectos más destacados de Mojácar es su arquitectura. Las casas, pintadas de blanco y construidas en estrechas calles empedradas, conforman un centro urbano que invita a perderse. Además, esta disposición es un reflejo de la influencia árabe que aún perdura en la región y el cual ha permitido que Mojácar conserve su encanto histórico. En su visita, el portal web del municipio señala como imprescindibles los siguientes monumentos y espacios:

• El mirador del castillo. La fortaleza, de origen musulmán, fue un emplazamiento de vigilancia y de plaza fuerte durante este periodo. Con el paso de los años ha sido restaurada y fue el lugar donde se estableció el antiguo centro de arte. A día de hoy se conserva el antiguo aljibe y es uno de los lugares más visitados del pueblo gracias a sus impresionantes vistas de todo el entorno.
• Casa Museo La Canana. “La casa situada en calle Esteve, n.º 6 de Mojácar pueblo, recibe el nombre de una de las personas que la ocuparon, una mujer bien conocida en el pueblo, por dedicarse entre otras cosas, a la venta de tabaco y productos de primera necesidad”, señalan desde la web.
• La fuente de Mojácar. Se trata de un manantial de doce caños frontales y uno lateral que vierten a tres pilares. Antiguamente, fue un punto de reunión en la localidad gracias a la importancia que tuvo el agua en la zona para la agricultura y la ganadería. A su vez, fue “escenario histórico en 1488 de la embajada enviada por los Reyes Católicos para la rendición pacífica de Mojácar. En ella se puede observar la placa que resume la entrevista entre Garcilaso de la Vega y el alcaide árabe”, explican.

Si por algo destaca Mojácar es por sus playas. Con 17 kilómetros de costa, este litoral, que comienza en la Marina de la Torre, junto al campo de golf y en el límite con el municipio de Garrucha, se despliega hasta la Rambla de la Granatilla, en la pedanía de Sopalmo. Esta última, ubicada en un entorno natural impresionante, está a solo unos kilómetros del inicio del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, una de las joyas ecológicas de Andalucía, y se encuentra junto al término municipal de Carboneras.

La costa de Mojácar ofrece una diversidad de playas que se adaptan a las preferencias de todo tipo de visitantes. Para quienes buscan la tranquilidad y la conexión con la naturaleza, las playas vírgenes de la zona son ideales. Estos rincones, alejados del bullicio, permiten a los visitantes disfrutar de la serenidad del entorno natural, rodeados de un paisaje prácticamente inalterado. Por otro lado, también cuenta con playas más urbanizadas y dotadas de múltiples servicios, que son especialmente apreciadas por las familias y los turistas que prefieren un ambiente más activo. Estas playas ofrecen una amplia gama de actividades de ocio, desde deportes acuáticos hasta áreas de juego para niños.

Tanto es así, que varias de sus playas han sido galardonadas con la Bandera Azul de la Comunidad Europea y han obtenido sellos de calidad del Sistema Integral de Calidad Turística en Destinos (SICTED). Así, de entre todas ellas destacan a Marina de la Torre, El Cantal, La Cueva del Lobo, Las Ventanicas y la Venta del Bancal. Estas playas, con su arena de grano fino, son especialmente populares entre las familias, quienes valoran la combinación de belleza natural y la disponibilidad de servicios esenciales, como duchas, socorristas, accesos para personas con movilidad reducida, chiringuitos y zonas de aparcamiento.

Desde Almería, el viaje es de alrededor de 1 hora por la carretera A-7. Por su parte, desde Cartagena el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 20 minutos por la vía AP-7 (hay peajes).