La ruta a través de pasarelas y puentes colgantes incrustados en la roca que es de las más impresionantes de España

Este sendero permite disfrutar de una de las joyas de nuestro país a través de una experiencia natural inolvidable

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Las pasarelas de Montfalcó, en Lleida (Shutterstock España).
Las pasarelas de Montfalcó, en Lleida (Shutterstock España).

Entre Aragón y Cataluña, se encuentra uno de los desfiladeros más impresionantes de España: el Congost de Mont-Rebei. Este espectacular cañón separa ambas comunidades con sus imponentes paredes verticales y terreno escarpado, dando lugar a uno de los paisajes más singulares de nuestro país. Se trata de un profundo corte que atraviesa de norte a sur la sierra del Montsec, la primera gran formación de los Prepirineos catalanes. Esta majestuosa grieta ha sido esculpida por el río Noguera Ribagorçana, dando lugar a un entorno natural sobrecogedor.

Tanto es así, que sus características únicas ofrecen un desafío para los excursionistas, pero al mismo tiempo, es una experiencia imprescindible para quienes visitan la región. De hecho, la zona ofrece diversas rutas de senderismo, caracterizadas por escaleras vertiginosas, puentes colgantes y caminos entre las rocas, destinados a los más intrépidos. Una de las más destacadas es la conocida como las pasarelas de Montfalcó, un sendero solo apto para los más valientes y que es toda una experiencia para los sentidos.

Este camino discurre a través de pasarelas incrustadas en la roca e imponentes puentes colgantes, que evidencian la majestuosidad del paisaje. Tanto es así, que está considerada como una de las rutas más impresionantes de España. Cuenta con una longitud de algo más de ocho kilómetros y su duración ronda las cuatro horas. Además, es un plan ideal para hacer con la familia y amigos, ya que en todo momento el recorrido se encuentra señalizado y es seguro, aunque siempre hay que ir con precaución.

Una senda vertiginosa

Las pasarelas de Montfalcó, en Lleida (Shutterstock España).
Las pasarelas de Montfalcó, en Lleida (Shutterstock España).

El punto de partida de este itinerario se encuentra en el albergue de Montfalcó, donde el viajero puede estacionar el vehículo gracias a su parking habilitado. Antes de emprender el camino, junto a esta zona se encuentra la ermita de Santa Quiteria, la cual merece la pena visitar, pues se encuentra a solo 10 minutos y permite disfrutar de una arquitectura románica. El camino se inicia en dirección al Congost de Mont Rebei en continua y pronunciada bajada durante unos 600 metros hasta llegar a la fuente de Montfalcó.

Desde aquí, el recorrido conduce al barranco de Tartera a través de un camino de pinos, olivos y madroños hasta llegar a la primera zona de pasarelas. En este punto se asciende hasta llegar a más de 30 metros de altura, zigzagueando por la pared rocosa y disfrutando de unas maravillosas vistas del entorno. Pero esto no es todo, pues una vez en el punto más alto, la senda se adentra en el siguiente tramo, el cual cuenta con una longitud de casi 100 metros y salva un desnivel vertical de 50 metros.

Este es el tramo más espectacular, pues desde aquí se contempla el congost de Siegué y su puente colgante que une las provincias de Huesca y Lleida. Seguidamente, se debe cruzar un puente colgante que conduce al Congost de Mont Rebei, el cual se atraviesa a través de un camino horadado en paredes de roca que en algunos tramos llegan a superar los 500 metros de altura.

Finalmente, se llega al segundo puente colgante, el de Sant Jaume, y más tarde al aparcamiento de la Masieta que indica el final del recorrido. Para volver, se tiene que realizar el mismo camino en sentido inverso o bien se puede contratar un servicio de taxi que lleve de vuelta hasta Montfalcó o bien un servicio de canoas si se desea realizar el camino de vuelta navegando.

Cómo llegar

Desde Lleida el viaje es de alrededor de 1 hora y 30 por la carretera N-230. Por su parte, desde Huesca el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 50 minutos por las vías A-22 y N-123.

La bonita ruta a uno de los lugares más desconocidos de los Pirineos: un arco piedra con una de las mejores vistas del Valle de Tena.
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